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"Resistir"

En algún lugar de Japón
Actualmente

CLAIRE.

Un sutil golpe al otro lado de la habitación me hace sobresaltar, me advierte que es hora de bajar. Observo el tomo de la puerta como lo he estado haciendo desde que llegamos a Japón. No he dejado de pensar en ese corto viaje a Las Vegas y en todo lo que pudo pasar si tan solo él hubiera seguido caminando un poco más.

Tan solo un poco más y nos encontrábamos.

Tan solo un poco más y él lo sabría.

No pude dormir durante el vuelo. No pude ni comer.

Como todos los demás, creí que ese viaje sería nuestra salvación o al menos, el inicio de ello. Pero no lo fue. Y después, unas horas más tarde comprendí el porqué. Nadie espera tanto tiempo por alguien. A pesar de que sé que eso sería egoísta, tenía la esperanza de que así sucediera. Sin embargo, tres años fueron suficientes para que todos retomaran el rumbo de sus vidas como si nosotros no importaramos más.

Entonces, mi coraje creció junto a la sed de venganza y heme aquí.

Una mano se posa sobre mi hombro, lo cual hace que eleve mi mirada y me encuentre con esos ojos verdes que me han dado tanto apoyo en estos días de terror. Dasha me sonríe y me anima a levantar mi trasero del sofá para salir de una vez por todas.

—Es hora —dice, arrastrando las palabras en ese acento ruso. Asiento lentamente y procedo a encaminarme a la puerta. Giro el pomo, pero aun no salgo porque mi amiga me detiene antes de hacerlo—. ¿Claire?

—¿Si? —Me giro en cuanto me llama.

—Si tienes la oportunidad de salvarte, hazlo. —Sonríe un poco—. No lo dudes. De verdad, tómala. Lo comprenderemos.

Suelto un suspiro y niego lentamente con mi cabeza.

—No me iré, no sin antes ponerlos a salvo a todos. Hicimos una promesa, Dash, y soy experta en cumplirlas. No importa cuanto demore en hacerlo, pero voy a liberarnos, aunque tenga que ir en contra de mis seres queridos y sus ideales.

—Maxwell lo entenderá...

—Maxwell ya eligió un bando y eso lo dejó claro al estar con Nadine Wilde —afirmo, apretando el pomo—. Solo nos tenemos a nosotros, por ahora no podemos confiar en nadie más.

—Te verán como una traidora, como una mentirosa y no lo eres.

—Después de enterarme de toda la red de mentiras en la que viví por años, ya no me interesa cómo me perciban quienes decían amarme. Sé quien soy y con eso basta, nadie puede derrumbar esa creencia.

Retomo mi camino sin prisa. Salgo de la pequeña habitación que nos asignaron para esperar mientras los líderes de la mafia se tomaban el tiempo de llegar. Al bajar las escaleras me encuentro con Elyde, Thiago y Andrei, listos para acatar las órdenes de Nikolai.

Los tres me miran y yo intento mostrarme lo menos afectada posible. 

No los juzgo por ver esa compasión reflejada en sus miradas. Lo entiendo.  Es difícil volver a ver a una persona que fue muy importante para ti en el pasado, una en la que confiaste ciegamente y aquella que fue quien te destrozó el corazón como nadie lo había hecho.

—Veamos a mi prometido —les digo, siendo quien lidera el camino hacia la sala.

Un par de gritos enloquecidos se escuchan en una de las habitaciones de la primera planta, esa habitación que Nikolai eligió para recibir a sus múltiples invitados.

ALIANZAS Y VERDADES(#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora