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"Cómplices"

En algún lugar de Japón
Actualmente

AARON.

Me acomodo la gorra de béisbol para poder cubrir mejor mi rostro con el gorro de la sudadera. En cuanto termino, introduzco las manos dentro de los bolsillos de esta, no por darles un refugio del frío, más bien para asegurar mi vida. Acaricio el arma mientras me adentro en el camino rocoso, y un poco lodoso por la pequeña brisa húmeda que envuelve el lugar, que envía a los turistas a uno de los bosques más hermosos.

Las luces que cuelgan de los altos árboles acompañan el solitario y oscuro ambiente de esta noche. Hasta ahora, el único ruido que se alcanza a percibir es el de las hojas moviéndose lentamente hasta el punto de chocar entre sí.

Intensifico el agarre hacia el arma, aferrandome al gatillo cuando sé que estoy llegando a mi destino en cuanto el sonido del agua cayendo se vuelve parte del ambiente misterioso.

A lo lejos, justo cuando estoy por bajar las escaleras para llegar al punto de encuentro, veo una silueta femenina. Una silueta que reconocería a kilómetros una y mil veces. Una silueta que conozco a la perfección y la misma que me hace retroceder un poco ante la confusión que me invade este encuentro.

No esperaba su presencia. Esperaba encontrarme con cualquier persona menos ella. Definitivamente, cualquiera menos ella.

Saco el arma lentamente, sin dejar de poner atención a cada uno de sus movimientos. No creo que se dé cuenta de mi presencia, está demasiado atenta viendo la caída del agua formar una enorme cascada, lo cual haría más fácil mi trabajo. Es una facilidad que me permite esfumar todos mis problemas y mis tormentas de un solo acto.

Podría considerar que esta sería la única solución para detener mis pesadillas.

—Si yo fuera tú, definitivamente lo haría —dice una peculiar voz detrás de mí. Aprieto los ojos levemente a la vez que caigo en cuenta de mi error al precipitarme en mi teoría. ¿Qué probabilidad había de que ella fuera la causante de que yo estuviera aquí?—. Pero también, contemplaría todas mis posibilidades de hacer sufrir a mi hermana de una manera más atroz.

—¿Qué haces aquí? —inquiero, guardando el arma.

No dejo de mantenerla a mi alcance, sigo sin sentirme fuera de peligro.

—Yo te traje aquí hace muchos años, ¿no lo recuerdas? Me hiere que ya hayas olvidado tan rápido nuestros buenos tiempos de cómplices. —Se posa a mi lado e hinca su codo en la barandilla de madera, de tal manera que le permite recargar su mentón en su mano—. Pero si tu cabeza no te lo está permitiendo procesar aún... Yo te envíe la nota, no ella. Que conmovedor que aún guardes la esperanza de que Claire anhele buscarte.

El tono lleno de hastío que utiliza para referirse a Claire me comprueba una de mis sospechas. En estos tres años en los que pudieron estar juntas y unir sus fuerzas para ir contra quien fuera... Sydney simplemente desistió de la idea. No se dejó engañar y el odio por su hermana, al parecer, incrementó.

Por eso ella está aquí, puedo notarlo sin que me diga aún la razón.

Tal cual lo acaba de mencionar, he venido aquí arriesgando mi vida para encontrarme con un posible portador de información valiosa. Mañana mismo tengo una reunión en Londres para empezar a mover las piezas a mi favor. Si Nikolai quiere jugar, lo haremos. Y lo haré caer sin importar a quien me tenga que llevar en el proceso.

—¿Qué quieres, Sydney? —inquiero, entredientes.

La veo sonreír extensamente cuando se gira para encararme. Y esa acción me irrita a tal punto que estoy contemplado borrarla ahora mismo.

ALIANZAS Y VERDADES(#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora