ALIANZAS Y VERDADES(#2)

6

"Sorpresas"

Actualmente
Londres, Inglaterra

AARON.

Cierro y abro la caja de terciopelo, una acción que demuestra lo inquieto que me siento en este momento. Ya no sé cuántas veces lo he estado haciendo, he perdido la cuenta. Pero, sinceramente, no puedo parar de hacerlo. O quizá, no quiero parar de hacerlo. Porque parar de hacerlo significa decirlo en voz alta y hacerlo real. Significa llevar a la realidad mi compromiso.

Cierro y abro la caja, llega un pensamiento lleno de peligro.

Cierro y abro la caja, llega un pensamiento lleno de venganza.

Cierro y abro la caja, llega un pensamiento lleno de nostalgia.

Cierro y abro la caja, llegan a mi los recuerdos de unos ojos mieles llenos de maldad y mentiras.

Es un pequeño bucle que inicié desde que me encerré en mi despacho. Y en cada pensamiento siempre está una sola persona.

Suelto un suspiro y me digo a mi mismo que esto lo hago porque es necesario. No le debo nada a nadie y no me debe de importar en lo más mínimo lo que opinen los demás sobre mi vida. Mucho menos lo que ella opine.

He tomado una decisión y se acabó, que pase lo que tenga que pasar.

Y que sea bienvenida la destrucción, otra vez. La única definición que se asocia con todos esos pensamientos.

Anunciaré mi compromiso esta noche, frente a mis posibles aliados y en dos días será la fiesta oficial. Una fiesta que alterara al mundo entero y que volverá a cambiar el rumbo de mi vida.

Cierro el cofre de terciopelo y sin dudarlo, lo arrojo hacia la puerta, lleno de coraje.

Esto no debería ser así. Maldita sea.

La puerta se abre y yo simplemente dejo caer la cabeza en la silla cuando veo a Dave asomar su cabeza por ella. Arquea la ceja cuando ve el objeto brillante que ocasionó el golpe.

Chasquea la lengua y luego las comisuras de sus labios se van alzando poco a poco, formando una sonrisa llena de diversión.

—¿Qué está pasando por tu cabeza, primito? —inquiere, burlón—. O mejor dicho, ¿quién? ¿Quién está atormentando al poderoso Aaron Maxwell? Es difícil olvidarla, ¿verdad?

—Cállate. O mejor dicho, lárgate de aquí.

Eso lo hace sonreír aún más.

—¿Sigues llorando por esa traidora?

—Lárgate, Dave —insisto. No tengo las ganas suficientes para discutir con él.

—Mira, aunque no me agrada la maldita castaña mentirosa... —Se agacha para recoger la sortija y el cofre. Analiza la joya y después opta por limpiarla—. Este objeto no deberías dárselo a cualquiera. En especial ahora que los rumores se han esparcido por todos lados y que hay tantos hombres desesperados por darte la mano de sus hijas.

—Ya tengo una prometida en mente.

Si supieras quien es...

—Lo sé, pero ellos no saben eso. Y son capaces de darte todo porque aceptes formalizar con sus herederas.

—No me importa, soy un hombre de palabra.

—Cuando quieres... —dice, sin pudor. Guarda el anillo en el cofre y luego lo deja sobre el escritorio, aún sonriente, solo que esta vez lo hace de manera nostálgica—. Piensa bien lo que estás haciendo, no tengo idea de a quién planees poner a tu lado por estos meses, pero por más despechado que te encuentres no creo que sea prudente involucrarte con Nadine Wilde.