Rosa

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El viento había amenazado con mayor furia lo que se esperaba que ocurriere. Mabel finalmente había sido encerrada en una burbuja luego de haber entregado aquella fisura. Tal como había previsto Bill, Stanford no parecía más inmerso en su propia imagen de debilidad reflejada en Dipper que pensó que su maniatica presencia requiría del menor, lo cual a corto plazo dejó en un estado de abandono a Mabel, siendo precisamente su objetivo directo. 

Durante cada noche que había pasado Dipper siendo animado por el mayor. Mabel solo se había encontrado en la soledad tardía de esa temible realidad para una menor como ella; miedo, esa era una de las reacciones favoritas de Bill. 

Ahora, que su plan finalmente se llevaba a cabo solo debía esperar que Stanford intentara atacar por la espalda, como solía hacerlo en sus momentos de desesperanza.

No obstante, la suerte de paciencia que lo acompañaba constantemente parecía llegar al cansancio, en estos cortos periodos de horas Bill no solo había aterrorizado a los habitantes de aquel pueblo, vuelto a sus conocidos en piedra, desfigurado personas. Todas aquellas actuaciones tenían dos grandes motivaciones; mostrar que tenía el control frente a sus amigos, y atraer la aparición de su antiguo compañero de laboratorio. 

En aquel castillo de lugubres paredes, se encontraba sentado, en una mirada fija hacia las murallas, la música sonaba con fuerza, logrando retumbar aquel lugar. Mientras aquellos sujetos que bailaban en un actuar improvisto de mayor temor, ignoraban como Bill parecía estar sumido en sus propios pensamientos, como si un agudo pitido sonara en su mente, acentuandose por cada segundo que pasaba. Sus manos, antes relajadas, ahora sujetaban con fuerza parte de su extraño trono opaco, sintiendo el relieve de las figuras petrificadas. 

Una voz, casi lejana interrumpió finalmente su trance profundo. 

- ¡Bill! -Gritó Krypto quien forcejeaba junto a un sujeto. 

El contrario quien había mirado el vacio por un largo periodo, finalmente había dirigido la mirada hacia él. 

- Este niño lleva tiempo gritando que te conoce y le debes un favor 

- ¡Bill, tu me debes un favor! -finalmente gritó el contrario soltandose de Krypto quien lo observaba con desgano. Sin embargo, Bill solo rió a carcajadas 

- ¿Un favor como tal? -desvió la mirada con burla- Yo ya lo pagué ¿no? -se encogió de hombros 

- Tu no has hecho nada, dijiste...

- Si, si. Yo dije -se levantó transportandose hacia él- Yo me encargo -observó a 
Krypto quien se alejó rapidamente.

Bill tomó distancia de sus compañeros, transportandose con Gideon hacia el puesto de autos usados de su padre. 

- Ahí esta tu deseo, Gideon -la mirada era directa hacia aquella esfera rosa flotante. 

El albino que antes se había mostrado molesto por la falta de reconocimiento del contrario ahora se veía ensimismado en aquella esfera cruzada con cadenas oscuras. 

- Pero ¿Cómo puedo llegar a ella ahí? -murmuró casi inaudible 

- De eso no te preocupes, ya es tuya -unas llaves aparecieron frente a él amarradas a un cortel delgado- Yo cumplo con mi parte, tu cumple con la tuya 

- Alejar a los Pines de allí... 

- Muy listo, niño. Toma lo que quieras, se el guardían de esa corona y si me sirves bien recibiras grandes cosas, no puedo decir lo mismo para tu familia, pero 

- Ellos no me importan, vendería a mi padre a un zoologico si eso me ayuda a tener existo -mencionó con una sonrisa enorgullecida en su rostro. Bill en su mente solo recordó a su familia pasando por una situación similar ¿Quien es uno para juzgar? pensó en su mente antes de reir con delicadeza 

El dolor de la melodía (BillFord) (Gravity Falls) (segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora