Parte V

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Esteban y Sabrina se sentaron en el sofá, mirándose el uno al otro con una expresión de duda. Habían estado cuidando a Ana durante meses, y habían llegado a amarla como si fuera su propia hija. Pero ahora, se estaban cuestionando si realmente estaban listos para quedarse con ella para siempre.

"Somos demasiado jóvenes", dijo Sabrina, frunciendo el ceño. "Todavía estamos estudiando, no tenemos casa propia... ¿Cómo vamos a cuidar a Ana?"

Esteban asintió, compartiendo las mismas dudas. "Y somos dependientes de nuestros padres. No tenemos estabilidad financiera. ¿Cómo vamos a proporcionarle a Ana la vida que se merece?"

Sabrina suspiró. "Me encanta Ana, pero no quiero que sufra por nuestra inexperiencia. Quiero que tenga la mejor vida posible."

Esteban se levantó del sofá y se acercó a la ventana. "Tal vez deberíamos buscar ayuda", dijo. "Hablar con un trabajador social o un consejero. Alguien que pueda guiarnos en esto."

Sabrina asintió. "Sí, eso es una buena idea. Necesitamos saber si estamos haciendo lo correcto para Ana."

En ese momento, Ana entró en la habitación, sonriendo. "¿Qué pasa, manito? ¿Qué pasa, Sabrina?"

Esteban y Sabrina se miraron el uno al otro, sin saber qué decir. No querían preocupar a Ana, pero tampoco querían ocultarle la verdad. ¿Qué les deparaba el futuro? ¿Podrían realmente cuidar a Ana para siempre?

AnaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora