Capítulo 2.

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Puedo ver que piensa que él es la última creación, y parece creer que cada mujer aquí es su Eva, creada de su costilla para que él la disfrute. Estoy igual de excitada que de furiosa, y este es el sentimiento más confuso que he sentido en mi vida.


Sus labios se curvan, se da la vuelta cuando su oponente es anunciado con las palabras—: Kirk Dirkwood, El Martillo, ¡aquí para todos ustedes esta noche!


—¡Tú pequeña puta, Mel! —Grito cuando me recupero, empujándola juguetonamente—. ¿Por qué tenías que gritar así? Él piensa que soy la loca ahora.


—¡Oh dios mío! Él no te acaba de guiñar el ojo —dice Melanie, visiblemente aturdida.


Oh Dios mío, él lo hizo. ¿Cierto? Lo hizo.


Estoy tan sorprendida cuando revivo el guiño en mi cabeza, y voy a torturar completamente a Melanie porque se lo merece, pequeña perra.


—Lo hizo —admití finalmente, frunciéndole el ceño—. Nos comunicamos telepáticamente, y dice que quiere llevarme a casa para ser la madre de sus bebés sexys.


—Como si tú fueras a tener sexo con alguien como él. ¡Tú y tu trastorno obsesivo compulsivo! —dice, riéndose demasiado mientras el oponente de Justin se quita la bata. El hombre es todo músculo fornido, pero ni una onza de él puede competir visualmente con la delicia de macho puro de "Riptide".


Justin flexiona sus brazos a los lados, estira sus dedos y forma puños, luego rebota en las pantorrillas. Es un hombre grande y muscular pero sorprendentemente liviano sobre sus pies, que sé —porque solía competir en pista— que significa que es increíblemente fuerte para ser capaz de mantener su cuerpo alto en el aire con un toque menor de sus pies.


El Martillo lanza el primer golpe. Justin lo evade y vuelve con un golpe completo que se conecta y noquea a Martillo a un lado de la cara. Me estremezco interiormente ante el poder de su golpe; mi cuerpo se aprieta ante la vista de sus músculos contrayéndose y tensándose, trabajando y soltándose, con cada golpe que da.


La multitud mira, extasiados, mientras la pelea continúa, esos horribles crujidos me ponen la piel de gallina. Pero hay algo más molestándome. El hecho de gotas de sudor aparecen en mi frente, y en mi escote. Mientras la pelea avanza, mis pezones se endurecen, aún más levantados y apretados, contra mi blusa, empujando ansiosamente contra la seda de la tela. De alguna manera mirar a Justin Bieber golpear a un hombre al que llaman "Martillo" me hace retorcerme en mi falda de una manera que no me gusta, mucho menos que esperaba.


La manera en que golpea, se mueve, gruñe...


De pronto, un coro comienza—: JUSTIN... JUSTIN... JUSTIN.


Me vuelvo y veo a Melanie saltando arriba y abajo diciendo—: ¡Oh dios mío, golpéalo, Justin! ¡Sólo noquéalo a muerte, sexy bestia! —Grita cuando su oponente cae al suelo con un fuerte golpe.


Mis bragas están mojadas, y mi pulso se ha vuelto loco. Nunca he tolerado la violencia. Esta no soy yo, y parpadeo con estupefacción ante las sensaciones que azotan a través de mi sistema. Lujuria, pura, lujuria al rojo vivo, revolotea a través de mis terminaciones nerviosas.

Eres mía (Miley Cyrus & Justin Bieber) JileyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora