Capítulo 1

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Un dia nublado era hoy, Amethyst caminaba por un sendero junto con Calix (el dientes de sable) y priel (el tigre blanco). Los tres buscaban algo que cazar ya que su ración de la semana se había acabado.

Calix saltaba sigilosamente sobre unas rocas cubiertas con musgo, Amethyst miraba hacia los árboles y priel caminaba sobre una pendiente para ver mejor el perímetro. Todos estaban en silencio cuando vieron a un grupo de ciervos, era raro que haya tantos en un grupo, más con la caza de los simios. Amethyst saco cuidadosamente una fecha y la tensó en su arco. Ella miró a ambos tigres y luego solto un gritó de águila.

Ambos tigres atacaron y ella disparó a un ciervo, luego se acercó a este.

Gracias, hermano por servir pata alimentarnos, tu vida será de mucha ayuda y ahora irás con la madre -la morena susurró mientras le sacaba la flecha a el ciervo, ella miro al cielo y suspiro- Gracias madre -ella volvio a susurrar y se levantó. La morena miro a los tigres, los cuales tenían sus hocicos con sangre y había cuatro ciervos muertos, ella les sonrio un poco- será suficiente para unos días, vamos a casa.

Luego de tomar a los ciervos y armar con hojas grandes algo para arrastrarlos, comenzaron a caminar al otro lado del bosque, donde estaba su cueva.

Mientras caminaban escucharon el ulular de unos simios, lo cual los alertó, priel comenzó a gruñir por lo bajo pero Amethyst puso su mano en su hocico y lo calmo, luego, con curiosidad, se acercó a la pendiente y la escalo para ver donde estaban los simios. Los vio en un tipo de hueco, siendo atacados por un oso. Amethyst abrió los ojos y por instinto corrio hacia ellos.

Cuando llegó, se paro frente a los dos simios en el suelo, miró al oso y levanto sus manos, mirandolo a los ojos, el oso comenzó a calmarse de alguna forma y Amethyst comenzó a tararear una melodía, el oso calló al suelo dormido.

Amethyst volteo a ver a los dos simios los cuales parecían sorprendidos, parecían padre e hijo por la diferencia en los pelajes, altura y facciones. La morena notó que el más joven tenía unos grandes rasguños hechos por el oso. Antes de que pudiera acercarse para ayudarlo, escucho el ulular de más simios, por lo que volteo a sus espaldas y vio simios acercandose, ella volvió a mirar a los dos que habia salvado y luego salió corriendo.

Ambos simios miraron a la chica alejarse, cuando uno de muchas cicatrices se acerco a el mayor de los dos y le hizo unas señas, el mayor negó con la cabeza y volvio su vista a su hijo, quien miraba hacia donde se había ido la chica de pelo blanco.

Al llegar con Calix y Priel, Amethyst  chasqueo fuertemente la lengua y se subio en el lomo de Priel mientras Calix arrastraba sus cazas, luego salieron corriendo de el lugar hacia su cueva.

...

En la noche, Amethyst encendió un fuego y se sentó frente este, ambos tigres se recortaron en sus costados luego de comer, cada uno con sus cabezas recostada en una de las piernas de Amethyst. Calix gruño en voz baja y Amethyst negó.

No, no me hicieron daño, ya te lo dije -ella susurró hacia el tigre de dientes grandes. Luego fue Priel quien solto un gruñido y ella rodo los ojos- sabes que aveces no puedo contenerme y tengo que salvar a los animales de otros. -ambos tigres gruñeron y ella acarició sus cabezas para que durmieran. Ella sonrio y cuando se quedaron dormidos ella también se recostó y cerró sus ojos-.

Mientras dormia la chica volvió a su sueño de todas las noches, con su madre la cual solo conocía en sueños.

Mi niña -dijo su madre y la abrazó, acariciando su cabeza- vi que salvaste a dos simios hoy, que valiente mi pequeña -dijo su madre en voz suave. Amethyst sonrio y la miro- siempre sigue tu instinto de ayudar a otros, Ame, eres un regalo de la madre naturaleza y la luna, te amo mi vida -dijo la mujer rubia de ojos verdes. Amethyst sonrio-.

También te amo, ma -ella susurró y sonrio, la abrazó por última vez antes de que todo se volviera oscuro-.

La morena sintió una lamida en la cara e hizo un sonido de asco. Abrió los ojos y vio a Priel, ella se rio entre dientes y acaricio a el tigre blanco, ella se sentó y noto el sol casi en la entrada de la cueva, ella bostezo y se levantó. Luego junto con ambos tigres fueron al río para "ducharse".

Mientras la chica se duchaba se sentía observada, sabía que no era por los tigres, ya que ellos siempre estaban alli  ella frunció el ceño pero ignoró su sentido y siguio dentro de el agua, mientras los otros dos jugueteaban en el agua, ella rió feliz, para ser dos gatos grandes, les gustaba mucho el agua.

The Girl With White Hair/ Ojos Azules Donde viven las historias. Descúbrelo ahora