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.Rivendel, conocido entre los elfos como Imladris, era un lugar de refugio y sabiduría, oculto en las profundidades del valle entre las montañas. Amarïe, hija del señor de Rivendel, había vivido ahí, toda su vida. Sus ojos, profundos y oscuros como la noche misma, observaban el paisaje que la rodeaba con una mezcla de devoción y melancolía. Cada hoja, cada roca. Cada rincón de aquel valle sagrado, resonaba con la historia de su gente y los ecos de una edad antigua, una época en la que los elfos aún caminaban libremente por la tierra media, sin el peso de la sombra que ahora se extendía desde Dol Guldur.
Amarïe, caminaba descalza por los jardines, dejando que la tierra y la hierba fresca acariciaran sus pies. Sentía una conexión profunda con la naturaleza, un vínculo que la unía a la tierra misma, como si cada hija y cada brisa estuvieran entretejidos con los hilos de su propia alma.
—Estel nîn— Susurraba al viento, un recordatorio constante, de la promesa de paz y equilibrio que tanto anhelaba.
El amanecer iluminaba los picos de las montañas circundantes. Bañándolos con una luz dorada que se filtraba a través de los árboles, el sonido de un riachuelo cercano, acompañado por el canto de los pájaros, creaba una sinfonía natural que llenaba de serenidad su corazón. Sin embargo, bajo esta paz, Amarïe sentía una inquietud creciente, como si el mismo bosque murmurara advertencias en un lenguaje que solo ella podía entender.
En ese preciso momento, llegaba Elrond, el Señor de Rivendel, con su andar tranquilo y majestuoso. Su presencia era imponente, pero su rostro, aunque sereno, llevaba consigo la sombra de la preocupación. Sus ojos, que habían visto las edades pasar, revelaban una sabiduría insondable y un pesar por los tiempos oscuros que se avecinaban.
-Amarïe,- dijo Elrond suavemente, su voz resonando con un eco de melancolía y firmeza, -tenemos una tarea importante que realizar. Los tiempos son oscuros y la sombra de Dol Guldur se extiende cada vez más. Los antiguos escritos que se conservan en los archivos de Rivendel contienen conocimientos que podrían ser vitales para enfrentar esta amenaza. Te encomiendo la tarea de llevar estos documentos al Bosque Negro, donde Thranduil y su gente los custodiarán.
Amarïe sintió un nudo en su pecho al escuchar estas palabras. Sabía que era un honor recibir una misión tan importante, pero también era consciente de los peligros que acechaban en su camino.
-Hir nîn-respondió con respeto, inclinándose ligeramente ante la figura que tenía presente frente a ella -Perdóname, mi señor, por mis temores, pero aceptaré esta tarea con todo mi corazón.
Elrond colocó una mano sobre su hombro, un gesto de consuelo y confianza.
-Confío en ti, Amarïe. Tienes la fuerza y la sabiduría necesarias para esta misión. Sin embargo, no puedo ocultarte los peligros- aquella mano que se mantenía en el hombro de la joven, se añadió una segunda en un toque de preocupación- El camino hacia el Bosque Negro está plagado de sombras y acechanzas. Pero sé que la luz de Rivendel te acompañará.
Ella asintió, aunque en su interior sentía una mezcla de ansiedad y determinación.
Melin Imladris pensó para sí misma,y en esa devoción encontró la fortaleza para aceptar su destino.
Mientras se dirigían hacia los grandes salones de Rivendel, Amarïe tomó un último vistazo a los jardines y los árboles que habían sido su hogar durante tanto tiempo. La naturaleza en Rivendel no era solo un paisaje; era una extensión de sí misma, un reflejo de su alma. Sabía que este viaje la cambiaría para siempre, pero también sabía que lo hacía por el bien de su gente y su hogar.
Al entrar en el gran salón donde se guardaban los escritos antiguos, Amarïe fue recibida por su hermana Arwen, la Estrella de la Tarde. Arwen la observó con una mezcla de tristeza y orgullo. Sabía que su hermana estaba a punto de embarcarse en un viaje peligroso, pero también entendía que era necesario.
-Amarïe,- dijo Arwen, con una voz suave que reflejaba la calma y el amor que sentía por su hermana, -neldor nîn, vive una vida donde el ocaso brille por siempre.
Amarïe sonrió, aunque su corazón se sentía cada vez más pesado.
-Hannon le-respondió, sabiendo que estas podrían ser las últimas palabras que compartieran por un tiempo - Será un largo viaje Arwen.
-No te preocupes por eso, Amarïe-continuó Arwen, transmitiendole que llevaba consigo un sentido de esperanza y deseo de un reencuentro futuro. -Cuida de ti misma y recuerda que Rivendel siempre será tu hogar, dondequiera que vayas.
Con un abrazo final, Amarïe se despidió de Arwen, sintiendo en sus brazos el calor y el consuelo que solo su familia podía darle. Este viaje no solo la alejaba físicamente de Rivendel, sino que también la llevaba hacia una confrontación con las fuerzas que amenazaban su mundo.
Amarïe sabía que la sombra de Dol Guldur era poderosa, pero también sabía que el conocimiento que llevaba consigo podría ser la clave para derrotarla. Se ajustó su capa de viaje, tomó los documentos que Elrond le había confiado y se dirigió a las puertas de Rivendel, donde su montura la esperaba.
Antes de partir, Elrond la detuvo una vez más.
- Amarïe, Lúme mára- dijo solemnemente.
-Lúme mára- repitió Amarïe, sintiendo nuevamente el peso de la misión sobre sus hombros y la responsabilidad que le había sido otorgada. Con una última mirada hacia Rivendel, montó su caballo y emprendió el camino hacia el Bosque Negro, dejando atrás todo lo que había conocido, con el viento en su rostro y una determinación creciente en su corazón.
El camino hacia el Bosque Negro sería largo y peligroso, lleno de desafíos que pondrían a prueba su valentía y su fe. Pero Amarïe sabía que no estaba sola; llevaba consigo la luz de Rivendel, el amor de su familia, y la esperanza de que, al final, podría regresar a su hogar con la misión cumplida y el corazón intacto.
-Estel nîn- murmuró nuevamente mientras desaparecía en el horizonte, recordando que, incluso en los tiempos más oscuros, la esperanza aún brillaba en el corazón de aquellos que no la abandonaban.
Traducciones elficas.
Estel nîn — Mi esperanza.
Hir nîn — Mi señor.
Melin Imladris — Amo Rivendel.
Neldor nîn — Mi hermana.
Hannon le- Gracias.
Lunes Mara— Que tu hora sea buena.Nota al final del capítulo.
¡Hola!
Sientanse totalmente bienvenidos a esta historia, de la cual realmente no podía dejar pasar.
Espero que si llegaron aquí, la historia sea de su agrado y les guste tanto leerla como a mí escribirla.Sientanse libres de dejar comentarios, eso me anima a escribir más y más.
Nos leemos en el próximo capítulo corazones, manténgase saludables!
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AMARÏE- LEGOLAS
FanfictionAmarïe, hija de Elrond es enviada al Bosque Negro, para llevar antiguos escritos, que podrían ser clave en la batalla que se avecina.