After Us - 32

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—¡Lisa!—

La pelinegra cubrió la boca de Roseanne con una de sus manos sin dejar de embestirla. 

—Bebé... tienes que ser silenciosa o van oírnos—

La rubia cerró los ojos con fuerza intentando obedecer a la pelinegra pero cada vez era más difícil de conseguir. Lisa continuaba embistiéndola contra la pared y la idea de que en cualquier momento alguien pudiese entrar al vestuario era más excitante de lo que pensó posible. 

—Joder... Lisa, voy a correrme—jadeó Roseanne.

Lisa apretó los dientes intentando controlarse pero era imposible. No había manera de conseguirlo cuando estaba dentro de Roseanne y sus paredes se apretaban alrededor de su polla. 

—Córrete bebé. Córrete para mí—dijo Lisa apretando sus muslos con fuerza mientras mantenía un ritmo que volvía completamente loca a la rubia. Moviendo sus caderas, frotó el centro de Roseanne llevándola por completo a la perdición. 

Lisa unió sus labios para ahogar el gemido que escapó de Roseanne cuando alcanzó su liberación y sus espasmos gatillaron el propio orgasmo de la pelinegra, por lo que unas embestidas después Lisa se derramó dentro de la rubia. 

Ambas se quedaron quietas, incapaz de moverse mientras recuperaban el aliento. Lisa tenía apoyada su frente en el hombro de Roseanne y esta acariciaba su cabello con delicadeza. 

—Joder... eso fue increíble—susurró Lisa. 

—No puedo creer que hayamos hecho esto en el vestuario del equipo—dijo Roseanne consternada. Seguía de pie manteniendo su peso en un solo pie mientras el otro seguía rodeando la cintura de la pelinegra, quien seguía dentro suyo. 

—Es tu culpa—se quejó Lisa mirándola con una sonrisa traviesa—Tenías que venir al juego usando este maldito vestido que apenas oculta tus piernas ¿no?— 

—Yo no...—

Roseanne no pudo defenderse ya que Lisa se movió para salir lentamente de ella, pero aún así el movimiento fue suficiente para encenderla de nuevo. 

—No me mires así, bebe. Tengo que regresar al juego y si continúas mirándome de esa manera, volveré a follarte y no saldremos nunca de aquí— 

Roseanne se tragó su decepción y se tomó unos segundos antes de tomar sus bragas descartadas en el suelo. Sentía la mirada de Lisa sobre ella mientras se acomodaba el uniforme. No podía creer que hubiesen tenido un rapidito en mitad de un juego. 

—Deberías ir primero—aconsejó Roseanne—Me limpiaré primero y luego volveré a las gradas— 

Lisa arrugó el entrecejo y se mordió un labio. 

—¿Qué sucede?—preguntó la rubia al notar que algo no estaba bien con la pelinegra. 

—No lo hagas—murmuró la pelinegra y Roseanne la miró confundida—Me gusta la idea de que estés llena de mí mientras miras el juego—

Roseanne levantó las cejas con sorpresa. Eso era realmente posesivo... 

—¿Por qué?—

—Eres mi mujer—respondió Lisa como si eso fuese suficiente explicación. 

Y lo cierto es que en realidad Roseanne no necesitaba ninguna explicación. 

Habían pasado tres meses desde la operación y desde el momento en que el doctor le dijo que su herida estaba cicatrizando perfectamente y le dio luz verde para realizar ejercicio, Lisa no perdió el tiempo en tomarla de cada forma posible. Al principio fue muy delicada y era evidente que tenía miedo de lastimarla, pero poco a poco fue perdiendo aquel temor y cada vez que hacían el amor, Lisa se descontrolaba aún más. Lo que era algo que le encantaba a la rubia.

After Us (Chaelisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora