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Los días pasaron y Sunghoon trataba de acostumbrarse a interactuar con su cachorro, perdiendo poco a poco el miedo mientras se sentaba a un lado de él y le hablaba, tomando con su mano los dedos del bebé, fascinado por la diferencia entre ambos y ...

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Los días pasaron y Sunghoon trataba de acostumbrarse a interactuar con su cachorro, perdiendo poco a poco el miedo mientras se sentaba a un lado de él y le hablaba, tomando con su mano los dedos del bebé, fascinado por la diferencia entre ambos y al mismo tiempo saber que se trataba de su hijo.

Sunoo había sido de gran ayuda para ir perdiendo el miedo a tocarlo, asegurándole siempre que su cachorro sabía que no le haría daño y que buscaba de su calor, consolidando cada día su conexión especial. Pero conforme el primer tiempo sucedió, había uno de los detalles más importantes que, aunque no lo olvidaba, no sabía cómo lidiar con ello.

Y el omega parecía saber de ello, porque después de una semana y media, le preguntó al respecto. —¿Sabe cuál será el nombre del cachorro?

La pregunta no lo tomó desprevenido, era consciente que necesitaba un nombre para su cachorro, pero había estado tan enfocado en el papeleo, la despedida de su omega y permanecer a un lado de su hijo, todo al mismo tiempo.

La despedida había sido más complicada de lo que creyó, su lobo pedía por tenerlo a su lado y seguir aferrado a la idea de pasar una vida a su lado, pero tan pronto como cruzó por la puerta y terminó de firmar los papeles, entendió que había sido la última vez que lo vería en su vida. No contaban con un lazo, pero Sunghoon no podía imaginar como sería experimentar el dolor y la agonía que atravesaría a causa de una unión con su omega, había escuchado un sinfín de historias donde ninguno de los dos sobrevivía ante la pérdida de uno, y de imaginar también morir por el dolor que le produciría a su lobo, le aterraba la idea de dejar solo a su cachorro.

En otros casos, muy poco comunes, el padre sobrevivía y buscaba la manera de llevar el dolor al aferrarse a una razón, entre ellos a sus hijos. El único amor y sufrimiento equivalente al tener la propia pareja, era comparativa al de sus cachorros, pero si el lobo no disponía de ninguna de las dos, ¿Por qué sobrevivir? No tenía a quién aferrarse.

—Cuando Jake me dio la noticia que se encontraba concibiendo, lo primero que pensé fue en los nombres que podríamos darle. Cuando se lo comenté, solo se rió y dijo que era muy apresurado aún, que ni siquiera sabíamos el sexo del bebé, por lo que íbamos a esperar. El tiempo pasó muy rápido, y cuando menos imaginamos, Jake ya estaba en labor de parto y yo no pude estar a su lado, lo último que pudimos haber imaginado era que el parto se adelantaría y que al final solo seríamos nosotros dos.

—Si me lo permite, puede ponerle al cachorro un nombre que recuerde lo que sintió al verlo por primera vez, algo significativo. —sonriendo, señaló uno de los cuneros. —Ha-Eun, es la pequeña de allá. Su nombre significa "gracias a Dios" porque sus padres la consideran un milagro, sin esperanza de poder concebir, surgió repentinamente, y cuando les dieron la noticia no había posibilidad de que sobreviviera, sin embargo aquí está mejorando su salud cada día más, es muy fuerte. —señalando el siguiente cachorro, soltó una carcajada. —Areum, es un cachorro que representa la alegría y por ello lo llamaron de esa manera, cuando nació no lloró, sino que mostraba una gran sonrisa como si supiera al mundo al que estaba viniendo. También hubo hace tiempo un cachorro llamado HaRu, porque nació en el día más soleado del año y porque cada que lo veías sentías que iluminaba tu día, era un niño muy tierno y le gustaba mucho estar bien abrigado, así que el nombre le llegó muy bien.

𝐅𝐎𝐑 𝐔𝐒 › sungsun ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora