FINAL

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7 meses después

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7 meses después...

Sunoo carcajeó al ver como Sunghoon era asaltado por las olas, mojando su cabello y rostro hasta la camisa blanca que llevaba consigo, retrocediendo con lentitud mientras trataba de limpiarse los ojos con el dorso de sus manos.

Dongmin parecía inclusive divertido, alzando sus bracitos cuando vio al alfa acercarse fingiendo un puchero de tristeza por estar empapado sin siquiera quererlo. Su idea simplemente era acercarse hasta la orilla de la playa, lo suficiente para que sus pies se cubrieran con la marea, pero no esperaba que varias olas se precipitaban con fuerza, haciendo que salpicara hasta su parte superior del cuerpo.

El omega tuvo que retener la carcajada que aún burbujeaba en su pecho, bajando la mirada al cachorro para simular que saludaba a su padre con un gesto de mano.

—Divertido, ¿No es así? —la voz del alfa lo hizo levantar su mirada nuevamente, viendo como se dejaba caer a su costado.

—¿Cómo creíste que sería una buena idea acercarse tanto y no querer mojarte? —cuestionó divertido, pasándole una toalla para que se secara.

—Si no estuviera Min aquí, ya te hubiera llevado al mar por reírte.

—Ow, una verdadera lástima no poder seguir tu juego, no podemos poner en juego la integridad de nuestro hijo. —levantó al cachorro entre sus brazos, pegando sus mejillas para hacerle un puchero en dirección al alfa.

Sunghoon sonrió por la imagen, dejando la toalla en su regazo para inclinarse y pellizcar sus mejillas a cada uno. En ocasiones, cuando Sunoo le salía tan natural decir "nuestro hijo", lo dislocaba de su lugar porque aún le sorprendía la poca resistencia de reconocerlo como suyo, a pesar de las circunstancias. Y tan pronto como tenía ese pensamiento, también se contestaba a sí mismo que era por el tiempo en el que han convivido los tres, ¿Había pasado tanto? El omega conocía a su cachorro desde su nacimiento, no podría no sorprenderse ante eso.

Las cosas estaban marchando de maravilla para los dos como pareja, y como familia eran excepcionales padres juntos. Entre los conocimientos de Sunoo y el instinto paternal de Sunghoon, lograban darle la mejor vida posible al pequeño Dongmin en su crecimiento. En cuanto al tema de su relación, no había duda que sus días habían mejorado considerablemente al tenerse el uno al otro, con sus lobos contentos por estar en los brazos de su destinado, nada podía hacerlos sentir mal si estaban juntos.

Los fines de semana se dedicaban exclusivamente a su familia, paseando a los alrededores o estando en casa cuando se sentían demasiados perezosos después de una extensa semana de trabajo. Trataban de mantener el límite del tiempo que se encontraban fuera de casa, los dos estaban muy comprometidos en no quitarle más tiempo del necesario para el desarrollo de su cachorro y queriendo darle todas las atenciones posibles. Sunoo constantemente le repetía a Sunghoon que los primeros meses eran los más agobiantes por lo rápido que parecía pasar todo, por lo que trataban de aprovechar el máximo que tuvieran siempre que estuviera en sus manos.

La vida comenzaba a brillar para ellos, sintiéndose cálidos en todo momento al saber que tenían un hogar al cual acudir, nada les hacía falta a esas alturas.

—Está comenzando a sentirse fresco, creo que deberíamos de comenzar a empacar. —la voz del omega sacó al azabache de sus pensamientos, asintiendo.

—Déjame guardar esto, iré subiendo la canasta al auto y volveré para ayudarte con el cachorro. —recogiendo las toallas y la canasta, se alejó hasta el automóvil mientras el castaño se aseguraba de abrigar mejor al cachorro.

Terminaron de recoger todo en un tiempo récord, admirando una última vez el mar antes de subir al interior del auto para emprender su camino de regreso a casa. Mientras se alejaban por la carretera, pudieron observar por el espejo retrovisor la puesta de sol detrás suyo, admirados por la imagen. El castaño observó con una sonrisa adornando su rostro, recargando su cabeza contra el espejo conforme se iba arrullando con el movimiento del auto, sintiéndose cansado.

—¿Vamos hacer algo por el primer año de Min? Está muy próximo a celebrarse. —cuestionó, recordando la fecha.

Sunghoon pareció pensarlo, hasta que terminó asintiendo. —Quiero hacerle algo en casa, invitar a algunos familiares y amigos. Claro, por parte de los dos.

—¿También yo? —Sunoo abrió los ojos ligeramente, sorprendido.

—Por supuesto, ¿Por qué no? Eres también su padre, omega.

La respuesta fue inesperada, dejándolo sin habla. Al igual que Sunghoon, Sunoo solía tener aquellos episodios de sorpresa al ver la forma en que el alfa lo hacía ver como el padre del cachorro. No debería de sorprenderse a esas alturas, solo era un poco despistado en ocasiones, tomándolo en curva con esas respuestas.

—Comenzaré hacer una lista de posibles invitados, de esa manera sabremos qué hacer, por ejemplo la comida, si habrá más niños incluidos, si podríamos hacerlo dentro de la casa o a lo mejor en el patio... —el omega comenzó a enumerar las cosas que debían de ver para llevar a cabo su celebración, haciendo que el alfa escuchara atentamente.

Siguieron su camino hasta su hogar con los próximos planes por celebrar, demasiados centrados en ellos. Al final del día, despejaron su mente para arropar a su cachorro en su habitación, contando con una nueva decoración porque se habían propuesto en hacer una respectiva remodelación cuando vieron su gran crecimiento en el transcurso de los meses, necesitando una nueva cuna y, con el cambio de ello, decidieron remodelar lo demás.

Una vez que se aseguraron de que durmiera cómodamente, se dirigieron a su habitación. La anterior habitación, la que correspondía al omega meses atrás, había sido remodelada como una habitación de huéspedes para cuando algún familiar del alfa los visitaba de imprevisto. Con una idea en mente, Sunghoon se había puesto manos a la obra para hacer un nuevo espacio que pudiera compartir con su omega, así que mientras Sunoo estaba ocupado con los detalles del cachorro, el azabache se encargaba para darle una sorpresa.

Sunoo había estado muy feliz y llorando todo el tiempo por el detalle del azabache, agradeciendo por el detalle de tener su propio espacio, uno donde comenzarían desde cero como pareja. Por lo que, abrazados al cuerpo del otro cada noche, los dos caían en un sueño profundo estando conformes con la vida que llevaban juntos.

La vida parecía sonreírles, y no podían estar más agradecidos con ellos.

La vida parecía sonreírles, y no podían estar más agradecidos con ellos

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¿Les subo el epílogo hoy? 👀

𝐅𝐎𝐑 𝐔𝐒 › sungsun ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora