Capítulo XI: Ella lo sabía

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Punto de vitsa de. TK

Habíamos llegado al hospital hace unos minutos. Le prometí al señor Reyes que estaría esperándolo afuera y él asintió mientras las enfermeras se lo llevaban a la sala de operaciones. Mordí las uñas de mis dedos y reboté mi pierna en un acto de nerviosismo. El capitán me dijo que llamó a la familia de mi novio y que todos se dirigían aquí lo más rápido que podían. Solo cuando me senté en las bancas para esperarlos, me di cuenta del error que había cometido al hablar con él cuando intentaba reanimarlo. Esperaba que el señor Reyes no recordara lo que pasó o estaría en grandes problemas. Aunque, tal vez podía fingir un poco de demencia y hacer como que eso nunca pasó. El otro problema —y el que más me preocupaba— era ese hombre que lo había apuñalado. Mi corazón latía ansioso cada que sus ojos azules venían a mi mente. Este criminal me recordaba al fantasma que ví en la estación el día de ayer; pero no había forma de que sea el mismo.

Las puertas corredizas del hospital se abrieron y entraron Carlos y Andrea. Detrás de ellos había dos mujeres que tenían los ojos rojos e hinchados. Ellas debían ser las hermanas de Carlos. Mi novio fue a la recepción, seguido de su madre. Ambos conversaron con Gissele, la secretaria; y hubo un intercambio de palabras hasta que Gissele señaló hacia donde estaba y todos voltearon a verme. Carlos arrugó el entrecejo, pero sus ojos me escanearon y se abrieron cuando miró mi polera. La sangre se su padre seguía intacta ahí y eso debió asustarlo. Andrea cubrió su rostro con sus manos mientras algunas lágrimas caían de sus ojos. Me paré y toda la familia vino a mi encuentro. Carlos atrapó mi rostro en sus manos y preguntó: "¿Qué te pasó, cariño? ¿Por qué hay sangre en su polera"

Mis mejillas se colorearon cuando me dijo "cariño". Las hermanas de Carlos abrieron sus ojos en sorpresa y sus cejas se alzaron. La única que no tuvo una reacción como tal fue Andrea. No había ningún signo de molestia en su rostro, lo que hizo que mi corazón se tranquilizara. Tal vez Consuelo tenía razón y el sexto sentido que desarrollaban las madres era real: "No es mía... " Le dije. Él tomó una respiración fuerte, luego me trajo en sus brazos y me dio un beso en mi cien: "Tu papá estará bien, Carlos. Es un hombre fuerte."

Andrea sollozó y me quitó de los brazos de su hijo para abrazarme en su lugar: "No sé cómo agradecerte, mijo. Esta familia te estará siempre agradecida." Habló. Su voz salía entrecortaba a causa de su llanto y mi corazón se encogía de solo escucharla. Una vez más, agradecí mi vocación y ese instinto mío que me permitía salvar vidas. Salvé la vida del papá de Carlos sin saber que lo era. Y entendí ese

"No te preocupes, Andrea. No hay nada que pagar." Le susurré. Ella no se había soltado y sus brazos seguían envolviendo mi espalda. Andrea negó mientras más lágrimas mojaban mi polera. A estas alturas no debía importarme más el trozo de tela que tenía puesta, aunque deseé llevar alguna camisa debajo para poder quitármela. Llevé mis manos a sus hombros y la separé en contra de su voluntad. Sus ojos hinchados fueron lo primero que percibí de todo su rostro. Sequé una lágrima que caía de su mejilla izquierda: "Aunque no me quejaría si recibiera una porción gratis de tu torta de arroz con leche."

Ella se rió y asintió: "Ten por seguro que te esperará una siempre."

"Nosotras también agradecemos lo que hiciste por nuestro padre." Una de las mujeres, la que tenía rulos tan parecidos a los de Carlos; dijo: "Mi nombre es Luisa y ella es mi hermana Ana." Señaló a la chica de pelo lacio y ojos grandes. Ana movió sus manos de forma ansiosa. Luego de un fuerte debate, me abrazó. Me sorprendió la fuerza de su agarre, aunque la abracé de todas formas: "No queríamos conocer al novio de nuestro hermano en estas circunstancias, aunque... bueno." Llevó su mano a su rostro y masajeó su frente: "Carlos nunca nos dijo que estaba viendo a alguien."

Carlos miró a su hermana con el ceño fruncido y sus brazos cruzados: "Recién nos estamos conociendo. Iba a hacerlo en la fiesta de la tía Lucy." Suspiró. Andrea llevó su mano al antebrazo de mi novio. Carlos bajó la mirada y movió su pierna derecha con ansias: "Lo iba a hacer, mamá. No estoy mintiendo."

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⏰ Última actualización: Sep 07 ⏰

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