Capítulo 10.

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· Becky ·


Solo habían pasado dos días desde que había visto a Freen, sin embargo, aún no podía sacarla de mi mente. Al parecer, no era la única.

―Lindo. ―Jisoo saludó con desánimo al chico al otro extremo de la barra que inclinó su copa en nuestra dirección. Suspiró mientras se llevaba su copa de Martini a la boca―. Pero no es Freen Sarocha.

―¿Podríamos no ir allí de nuevo? Tu interés está rozando el acoso.

―Bueno, supongo que siempre hay de ese tipo. ―Inclinó su vaso en dirección a un hombre mayor que se parecía seriamente al doctor Hannibal Lecter de El silencio de los corderos. Estaba de pie en un rincón, mirando lascivamente en nuestra dirección, y cuando nos atrapó mirándolo, su sonrisa de dientes raquíticos creció ridículamente amplia. Me habría sentido más segura si Hannibal hubiera tenido la máscara de cuero envuelta alrededor de su rostro―. Estoy segura que él estaría feliz de romper el sello de tu revirginizada vagina... antes de comerse la mitad de tu rostro.

―Creo que pasaré. Tengo otras oportunidades, sabes. William Jakrapatr me envió un mensaje hoy.

―Oh, sí. ¿Y aceptaste salir con él?

―Estaba ocupada. No he tenido tiempo para responderle todavía.

―Lo estás evadiendo porque deseas a Freen, lo sabes.

―No lo estoy.

―Eres demasiado. No estás ocupada ahora. ―Hizo señas al camarero, señalando su vaso vacío―. Adelante. Esperaré. Escríbele y dile que vas a salir con él. Si no estás esperando por Freen Sarocha, entonces no hay nada que te detenga. Tu limpieza está a punto de terminar de todos modos.

―Lo haré.

―Estoy esperando. ―Jisoo tamborileó sus dedos sobre la barra.

Necesitaba probar que se equivocaba. Saqué mi teléfono y mandé una rápida respuesta a William.

―¿Feliz? ―Le mostré mi teléfono para que pudiera ver la palabra enviado en la pantalla. Lo arrebató de mi mano y leyó mi respuesta.

Gracias. Sin embargo, tengo otra semana de locura. Prometo ponerme al día contigo la próxima semana.

―No le estás diciendo que saldrás con él. Lo estás atrasando otra semana.

―Pero estoy ocupada. ¿Cómo querías que respondiera?

Golpeteó en mi teclado y giró el teléfono en mi dirección. Por suerte, no había presionado enviar. Su mensaje decía:

Pensándolo bien. No creo que pueda esperar una semana más, ¿cena el sábado por la noche?

―No soy tan atrevida. ―Intenté alcanzar mi teléfono. Lo alejó hacia atrás, fuera de mi alcance.

Con una gran sonrisa, dijo:

―Lo eres ahora. ―Presionó Enviar.

Mis ojos se agrandaron.

―¡No puedo creer que hayas hecho eso!

Ignorándome, nos ordenó dos tragos cuando el camarero volvió con su tercer Martini. No era una gran bebedora, dos vasos de vino era el límite en nuestro habitual viernes por la noche durante la Hora Feliz. Si soy sincera, vine por la empresa y los aperitivos gratis, la mitad de las personas solteras en los bares de Nueva York hacían lo mismo. Ninguno quería cocinar en nuestras pequeñas cocinas si no teníamos que hacerlo.

Todavía estaba molesta cuando mi teléfono vibró en la barra. El nombre de William se mostró en la pantalla. Volviendo a Jisoo, levanté el trago que me había ordenado y me lo bebí, luego me bebí el suyo también. Después de quitarme la sensación de hormigueo que el alcohol dejó, invoqué el coraje suficiente para leer.

𝐋𝐄 𝐁𝐀𝐋𝐋𝐄𝐔𝐑 || 𝐅𝐑𝐄𝐄𝐍𝐁𝐄𝐂𝐊𝐘 (𝐆!𝐏)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora