Capítulo 36.

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· Becky ·

Jisoo se hubiera reído de mí. Era tarde en la noche y estaba esperando en la fila del supermercado de la calle de Regency, con un surtido de pasteles de la panadería a punto de cerrar. Cuando me dijo que llevara un postre para Freen, cannolis habría sido lo último que pasara por su mente.

Sabía que lo estaba evitando completamente. Después de Mike, nunca pensé que sentiría algo como esto por otra persona. Cuando el nombre de Freen destellaba en mi pantalla, me hacía sonreír. Verle en persona hacía mi corazón latir más rápido. A veces, simplemente leía uno de sus textos una docena de veces.

La cosa era que con Mike, fue diferente. Podría hacer una lista de un millón de cosas que me gustaban de él. Pensé que eso era de lo que trataba el amor verdadero. Lógico. Práctico. El amor era una lista de cosas tangibles que definían cómo era el hombre correcto.

Pero con Freen… no podía encontrar las palabras para describir lo que sentía. Probablemente podría hacer una lista con un millón de razones por las que debería permanecer lejos. Sin embargo, en mi corazón sabía que era él. Mi alma lo había elegido, no mi mente.

La fila de la caja estaba rodeada por estantes con artículos de temporada. Borradores rosados con un pavo estampado en ellos, pequeñas calabazas pintadas, paquetes de tarjetas coleccionables de la NFL. Acerqué el borrador a mi nariz, el olor me recordaba a la escuela primaria. Lancé unos cuantos en mi cesta, junto con un puñado de paquetes de tarjetas. En el momento que llegué al cajero, el impulso me costó treinta y tres dólares.

El ascensor vacío compensó el tiempo perdido. Llegué al piso de Freen muy rápido, me sentí un poco mareada cuando me bajé. Una mezcla de emoción y nerviosismo me golpeó cuando levanté la mano hacia la puerta.

Mi golpe fue suave, pero hizo eco a través del tranquilo pasillo.

Esperé. Mi ritmo cardiaco aceleraba mientras los segundos pasaban.

¿Tal vez ya estaba durmiendo?

Golpeé de nuevo. Esta vez más fuerte.

Pasos vibraron en el suelo mientras se acercaban.

Cuando se abrió la puerta, levanté los cannolis meciendo la cuerda roja y blanca de la caja de la pastelería.

―¿Te apetece un postre?

Freen todavía estaba vestida con la ropa que había llevado al servicio. Bueno, en realidad, parecía como si hubiera sido interrumpido al desvestirse. Su camisa blanca desabrochada, el cinturón de su pantalón colgaba suelto, y sus pies ya estaban al descubierto. Lo primero que pensé cuando la vi fue: qué desperdicio fue comprar cannolis cuando había mejores cosas para comer.

Sonreí. Pero algo en sus ojos hizo que mi corazón se encogiera antes de que pronunciara una palabra.

Se dio la vuelta, mirando hacia el interior de la suite del hotel. Cuando me miró, su expresión lo decía todo.

―No te esperaba.

―¿Debería irme?

―No. Es solo… Rosé vino hace unos minutos y…

―¿Rosé está contigo en la habitación de hotel?

Pasó la mano por su cabello.

―No es lo que parece. Lo juro.

―Entonces dime. ¿Qué es? ―Miré dentro de la suite de Freen y vi a Rosé de pie en la sala de estar. Estaba descalza, y nos observaba desde la distancia.

―Necesitaba una amiga. Ha sido duro estos días.

―¿Y tú la ibas a consolar estando a medio vestir… en tu habitación de hotel?

𝐋𝐄 𝐁𝐀𝐋𝐋𝐄𝐔𝐑 || 𝐅𝐑𝐄𝐄𝐍𝐁𝐄𝐂𝐊𝐘 (𝐆!𝐏)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora