Entre la vida y La Muerte

2 0 0
                                    


El regreso de Lilith y Dereck de su viaje había sido como un sueño. La emoción de su compromiso aún latía en sus corazones mientras se dirigían a sus hogares, cada uno deseando compartir la noticia con sus familias. Sin embargo, la alegría que llenaba sus espíritus pronto se vería ensombrecida por la sombra del pasado.

Lilith no podía dejar de sonreír mientras pensaba en cómo iba a presentar a Dereck a su familia. Era una nueva etapa, un nuevo comienzo. Sin embargo, en lo más profundo de su ser, había un eco de preocupación por Damian, su exnovio, quien nunca había aceptado su ruptura.

Mientras tanto, Damian, consumido por los celos y la ira, no podía soportar la idea de que Lilith hubiera encontrado la felicidad con otro. Su mente, una tormenta de emociones, le llevó a tomar una decisión drástica. No podía dejar que eso sucediera.

Cuando Dereck abrió la puerta de su apartamento, no imaginó que lo que lo esperaba al otro lado sería la manifestación del horror. Damian, con los ojos desorbitados y una expresión de locura, se plantó frente a él.

—¡¿Qué has hecho?! —gritó Damian, la voz temblando de ira y celos. Sin esperar respuesta, sacó una pistola de su chaqueta. Era un acto desesperado, pero en su mente, la lógica había sido reemplazada por un impulso irracional.

Dereck,sorprendido y sin tiempo para reaccionar, sintió el frío del metal en su pecho antes de que el disparo resonara en el aire. El dolor lo atravesó de inmediato, y se desplomó al suelo, sintiendo cómo la vida se desvanecía de su cuerpo. La sangre brotó de la herida, tiñendo el suelo de un rojo intenso.

—¡Dereck!-gritó Danny, que acababa de llegar. Su rostro palideció al ver la escena. Corrió hacia su amigo, intentando evaluar la gravedad de la situación mientras sacaba su teléfono para llamar a emergencias.

—¡Necesito una ambulancia! —exclamó, la voz temblando, mientras la desesperación se apoderaba de él. La vida de Dereck pendía de un hilo, y el tiempo parecía detenerse mientras él trataba de detener la hemorragia con sus manos.

Los minutos se sintieron como horas hasta que finalmente, las sirenas resonaron en la distancia, acercándose rápidamente. Danny no podía dejar de mirar a Dereck,que yacía en el suelo, cada vez más pálido. Había tanta sangre...

Cuando los paramédicos llegaron, trabajaron rápidamente, estabilizando a Derek y preparándolo para su traslado al hospital. Danny se sintió impotente, viendo cómo llevaban a su amigo en una camilla, su cuerpo inerte y lleno de heridas. La angustia lo abrumaba, y no podía dejar de pensar en lo que había sucedido.

El hospital era un torbellino de actividad. Danny se quedó en la sala de espera, las manos temblorosas, mientras el equipo médico luchaba por salvar a Dereck. Pasaron las horas, cada segundo más pesado que el anterior. Finalmente, un doctor apareció, su rostro serio.

—¿Es amigo suyo? —preguntó, y Danny asintió, el corazón en un puño.

—Lamentablemente, ha perdido mucha sangre. Estamos haciendo todo lo posible, pero la situación es crítica. Necesitamos que se prepare para lo peor.

Las palabras del doctor resonaron como un eco en la mente de Danny. El peor escenario era algo que no quería considerar. Derek había encontrado la felicidad con Lilith, y ahora todo estaba en peligro por un ataque de celos irracional.

Mientras tanto, Lilith estaba en casa, preparándose para contarles a sus padres sobre su compromiso. La emoción la llenaba, pero un presentimiento inquietante la hizo detenerse. Sacó su teléfono para llamar a Derek, pero no logró comunicarse. Su corazón se aceleró, y decidió enviarle un mensaje.

"Hola, amor. ¿Cómo estás? No puedo esperar para contarte la noticia. Te quiero."

Sin embargo, la respuesta que obtuvo no fue la que esperaba. Su teléfono sonó, y un mensaje de Danny apareció en la pantalla. "Lilith, necesito que vengas al hospital. Derek ha tenido un accidente."

El mundo de Lilith se detuvo en seco. Su corazón se hundió, y la angustia la invadió. Sin pensarlo dos veces, salió corriendo de casa, el miedo apoderándose de ella. ¿Qué había pasado? ¿Él estaba bien?

Cuando Lilith llegó al hospital, vio a Danny sentado en la sala de espera, con la cabeza entre las manos y los ojos llenos de lágrimas. Al verla, se levantó de un salto, su rostro pálido reflejando la desesperación.

—Lilith... —susurró, su voz quebrada—. No sé cómo decirte esto. Dereck... él...

Lilith sintió que su corazón se detenía. La palabra "accidente" resonó en su mente, aunque sabía que había algo más oscuro detrás de las circunstancias.

—¿Qué le pasó? —preguntó, su voz temblando mientras se acercaba a Danny, buscando respuestas en su mirada.

—Fue Damian... —dijo Danny, la rabia y el dolor entrelazados en su voz—. Llegó a casa y... disparó. No sé cómo pudo hacer algo así.

La incredulidad se apoderó de Lilith. Damian, su exnovio, había cruzado una línea que no podía imaginar. La ira, el miedo y la tristeza la invadieron a la vez.

—¿Está... está vivo? —preguntó con la voz entrecortada, sintiendo que cada palabra era un esfuerzo.

Danny asintió lentamente, pero su expresión no ofrecía consuelo.

—Lo llevaron a cirugía. Ha perdido mucha sangre. Los doctores están haciendo todo lo posible, pero... no sabemos.

Lilith sintió que el mundo se desmoronaba a su alrededor. La felicidad que había sentido por su compromiso con Dereck se había convertido en una pesadilla. Se sentó junto a Danny, las lágrimas brotando de sus ojos, incapaz de contener el dolor.

—No puedo creer que esto esté pasando... —murmuró, sintiendo que las palabras apenas podían describir la angustia que la consumía.

Pasaron las horas, cada segundo parecía eterno. La sala de espera estaba llena de un silencio pesado, interrumpido ocasionalmente por el sonido de un teléfono o los pasos de los médicos. Finalmente, un doctor apareció, con una expresión grave en el rostro.

—¿Familia de Dereck? —preguntó. Lilith y Danny se pusieron de pie al instante, el corazón latiendo con fuerza.

—Soy su prometida —respondió Lilith, tratando de mantener la voz firme a pesar de la tormenta de emociones que la abrumaba.

—Lo hemos estabilizado, pero su situación aún es crítica. Ha perdido una gran cantidad de sangre y tuvo una herida de bala en el pecho. Necesitamos que se prepare para lo peor.

La declaración del médico fue como un golpe en el estómago. Lilith sintió que le faltaba el aire. Se aferró a la silla, sintiendo que el mundo a su alrededor se desvanecía.

—¿Puedo verlo? —preguntó, la desesperación en su voz.

El doctor asintió con la cabeza.

—Pueden entrar, pero solo por un momento. Hay que mantenerlo en observación.

Lilith y Danny siguieron al médico a través de los pasillos del hospital, cada paso más pesado que el anterior. Cuando finalmente llegaron a la habitación, Lilith sintió un nudo en el estómago al ver a Dereck tendido en la cama, con tubos y monitores conectados a su cuerpo. Su piel estaba pálida, y parecía tan frágil.

Se acercó lentamente, sintiendo que las lágrimas caían por su rostro. Tomó su mano, sintiendo el frío de su piel.

—Dereck, por favor... lucha —susurró, la voz llena de emoción—. Te necesito. No puedes dejarnos así.

Danny se quedó un paso atrás, observando la escena con tristeza. Sabía cuánto significaba Dereck para Lilith, y la idea de perderlo era abrumadora.

—Te amo, Dereck —continuó Lilith, acariciando su mano—. No dejes que esto termine aquí.

Mientras se aferraba a su mano, el monitor comenzó a emitir un pitido constante, pero en el fondo de su ser, Lilith sintió que había una chispa de esperanza. Era un momento de vulnerabilidad, un momento para aferrarse a la vida y al amor que compartían.

Pero la sombra de Damian aún acechaba, y las repercusiones de esa noche fatídica apenas comenzaban a desdoblarse. La lucha por salvar a Dereck no solo sería una batalla por su vida, sino también un enfrentamiento con los demonios del pasado que amenazaban con destruirlo todo.

UN AMOR ENTRE NOTAS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora