Voy a presentarme, mi nombre es Euribor Winston. Aunque mi nombre cause gracia, así es como me llamo, y sí, en la escuela se burlan de ello. Pero lo he llegado a tomar con gracia, porque no hay de otra.
Continuando, soy un chico común de 17 años, no sobresalgo en algo específico, hago lo necesario para sobrevivir en la escuela. Me conocen por el hecho de que me alegra cualquier cosa que vea u oiga, me gusta hacer reír a mi familia con cosas incoherentes que se me ocurran decir en el momento indicado. Considero que lo importante en la vida es hacer reír a las personas que uno tiene cerca, ya me parezco a Scott con sus entrevistas de trabajo por teléfono.
Continuo con el relato, vivo con mis padres y con mis tres hermanos, Scott, a quien mencione, Douglas, y la pequeña Lily, en una granja alejada de la ciudad. Como se lo prometí a Lily diré que tenemos vacas, gallinas que cacarean, patos que hacen cuac cuac, y conejos que mueven su narices (no sé qué sonido emitirán o cuál será la función que tengan, lo que sé es que son muy tiernos, eso es obvio), y otros animales, con eso es suficiente.
No escribo para comentar como es mi casa, sino para hablar sobre cosas que me sucedieron desde que comencé mi último año en la escuela, y para explicarles bien que fue lo que sucedió cuando ya todo se perdió. Antes de seguir, pido disculpas porque suelo desvariar cuando hago el relato de la historia.
¡Bien! Empecemos.
Las vacaciones se acercan a su fin, y con esto puedo decir que el campeonato "mundial" de FIFA en la Play ha llegado a las finales con mi hermano Douglas fuera de competencia, la final se disputaba con Scott.
-Douglas, porqué no traes refrescos mientras nosotros precalentamos para la final- eso dijo Scott burlándose de Douglas tras ganarle a él 3 a 1.
Cuando trajo las bebidas me reí muchísimo al ver que Douglas le había batido el refresco a Scott. Eso demoró el juego unos 20 minutos.
¡Al fin!, era el momento de empezar el partido, mi equipo era Inglaterra y el de Scott, Estados Unidos.. Al cabo de unos cinco minutos ya había un campeón con un resultado increíble y en el que no había forma de cambiarlo. El resultado final fue 5 a 1 y con un expulsado de parte del equipo perdedor.
El festejo fue increíble había papelitos de colores volando por el aire, obviamente los papeles que volaban, no eran en mi casa sino que eran de la animación del festejo del equipo (nuestra madre nos hubiera asesinado si ensuciábamos), mi hermano Douglas hacía chistes al perdedor.
Ahora se estarán preguntando quién fue realmente él que ganó, y sí, el que ganó fue mi hermano Scott. Fue una gran humillación perder con Scott y más que Douglas se burlaba de mí hasta que le hice recordar que él también había perdido.
Luego de la humillación decidí salir con Albur un rato para que jugara. Albur es mi perro, con un pelaje suave y sedoso de color beige brilloso con una mancha más oscura en su lomo, que lo hace incapaz de camuflarse ante las cabras, y con un tamaño intermedio; no tendrá un pedigree que destaque, pero les puedo asegurar que él es el mejor perro que podría tener.
Jugamos con su pelota azul, su preferida, digamos que solo tiene esa pelota y sus respectivos repuestos. Todo iba bien, hasta que sin querer la tiré muy fuerte al aire y tuvimos que buscarla, corrijo tuve que buscar a Albur, por ende la pelota. Llegamos hasta la orilla del río y ahí estaba, enganchada entre dos rocas cubiertas de musgo, cuando fuimos por ella encontré en las cercanías una roca muy extraña, presentaba un color violeta, pero ésta cambiaba de color al cabo de unos 10 minutos (lo tuve que corroborar con un cronómetro, después en mi casa, no es que lleve a todos lados un cronómetro no soy un Scout). Con Albur la tomamos para observarla mejor en casa.
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La Odisea de Winston
Ciencia FicciónCuando un planeta está en problemas, cuando un pueblo no tiene salida... todos llaman a... Winston. Este ser extraño es capaz de identificar los problemas que enfrentan sus amos en toda la galaxia, aunque no se tiene mucha información sobre él. No t...