Capítulo III - ¿Salvar el Universo?

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-Para citar a un personaje de una película: la decepción hermano, la traición. ¿Cómo pudiste hacerme eso a mí, a tu hermano de armas, a tu compadre, a tu hermano de la misma sangre?

-Espera un momento Scott, yo no hice nada malo solo mencioné que habías pisado uno de los conos. Además no es la gran cosa.

-¿Qué?, ¡Es una broma! Por tu culpa no pasé el examen y no pude conseguir mi licencia, mmm... ya veo, con que es eso verdad, sigues enfadado porque saqué una mayor puntuación en el Call of Duty.

-No es cierto..... bueno, tal vez, jajajaja, debiste ver tu cara cuando te dijo que no pasaste el examen- le contestó Douglas a carcajadas.

-Sabes qué, ya no importa lo que hiciste, busquemos al inútil de Euribor- pronunció Scott mientras giraba la perilla de la puerta.

Nos habíamos acomodado en un rincón de la habitación de Lily y desde ahí se podía escuchar los pasos que se acercaban, decidí colocar a Lily detrás mío para protegerla, y Orbea estaba preparado para batallar sin ningún arma a la vista.

La puerta se abre rápidamente, mi corazón se aceleró al ver una sombra ingresar, cuando pude distinguir bien quien entraba ví que era mi madre (me salvé que fueran mis hermanos, mi madre los mandó al ático a buscar no se que cosa). Ya dentro mi madre pronunció mi nombre y Orbea se disponía a atacar, rápidamente le grité para detenerlo (mi grito fue como en esa película que están los guerreros todos musculosos y gritan ¡Por Esparta! y se dirigen corriendo tras los enemigos, pero al final de la película los guerreros se mueren, bueno entendieron como fue mi grito)....

-¿Por qué gritas Euribor Winston?- decía mi madre malhumorada por el grito recibido.

Manteniendo en brazos a Orbea, pronuncié:

-Ehhh... Lily corre, los dueños de la casa llegaron, toma a Fifi y huye de aquí, yo me quedaré y los detendré- mi hermana recibió a Orbea, y se fue corriendo, en realidad era una caminata tambaleada -¡Oh madre! Veo que ya han regresado de su travesía.

-Así que gritaste porque estaban jugando- me miraba alzando una de sus cejas, era muy mala señal -mmm.... creo que lo dejaré pasar esta vez. Aunque dime una cosa qué era lo que tenía Lily cuando se fue de la habitación- abrí mis ojos par en par, tenía que pensar algo rápido.

-¡Madre! Cómo osas preguntar eso- fingí estar ofendido -¿cómo no vas a saber quién es?, él es Fifi, guardián de los sueños de Lily. Ahora dejando el teatro a un lado, es el peluche parlante que se lo regalé hace como dos años, ¿no te acuerdas? Tú estabas de acuerdo con el regalo- con esa mentira pude salvar a Orbea, mi madre no sospecharía nada, Lily tiene decenas y decenas de juguetes.

Ya dichas las mentiras, busqué a Lily y a Orbea, y los llevé a mi alcoba. Albur ya me estaba esperando en ella. Tras acomodar a Lily en mi cama, le entregué a Orbea la piedra, yo la tenía escondida en el cajón de las medias, ese cajón estaba destinado a guardar cosas y perderse por varios meses y ser encontrados cuando ya no los necesitas (un clásico entre mis cajones).

Al acercarme me miró con asombro y me dijo casi preocupado:

-¿Cómo es que puedes agarrarlo? ¡Es imposible! Esto no puede estar sucediendo. Debo de estar en un sueño.

-Oye, no te preocupes, solo es una piedra que cambia de color. Además, si fuera tóxico ya me hubiera muerto.

-¡Ignorante! No me refiero a que puede ser tóxico al tocarlo, me refiero a que... mmmm... ¿cuál era tu nombre?

-Euribor, Euribor Winston- le contesté.

-Mmmm.... E.W. ..... ¿será posible?, soy un tonto, un ignorante, claro que no es él, porque si fuera él, su nombre sería Tánger Ayn, pero él no es él- hablaba solo mientras me señalaba.

La Odisea de WinstonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora