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Era un día típico en la vida de Felix, con el ajetreo habitual de entrevistas, sesiones de fotos y encuentros con fans. Al final de la tarde, había una pequeña reunión con algunos afortunados fans que habían ganado un sorteo. Todo iba bien hasta que, en un arrebato de emoción, Felix decidió ignorar las normas de seguridad y permitió que un fan cruzara la barrera para tomarse una foto. Mientras el fan lo abrazaba y le pedía autógrafos adicionales, Felix sonreía, contento de hacer feliz a alguien. Pero en la esquina del lugar, Minho observaba con una expresión cada vez más endurecida.
De regreso a casa, apenas cruzaron la puerta, Minho soltó lo que había estado conteniendo.
—¿Estás loco o qué? —espetó, cruzando los brazos mientras lo miraba fijamente.
Felix, confundido por el tono, se giró para mirarlo. —¿Qué te pasa ahora?
Minho bufó, exasperado. —¿Qué me pasa? ¡Eres tú quien no piensa! —levantó la voz. —¿Cómo se te ocurre dejar que un fan cualquiera se te acerque así? No sabes quién podría ser ni qué intenciones tiene. ¡Estabas completamente desprotegido!
Felix rodó los ojos, visiblemente molesto. —¿En serio te estás enojando por eso? Solo era un fan emocionado, no era para tanto. No voy a vivir encerrado y aterrorizado solo porque podrías pensar en el peor de los casos.
—¡No es paranoia, es precaución! —replicó Minho, levantando la voz aún más. —¿Tienes idea de cuántas cosas pueden salir mal en situaciones así? Mi trabajo es asegurarme de que estés a salvo y no me ayudas si sigues comportándote de esta forma tan imprudente.
—¡Siempre haces esto! —exclamó Felix, tirando su bolso sobre el sofá con frustración. —Actúas como si fueras mi niñera en lugar de mi guardaespaldas. No soy un niño, Minho. Puedo cuidarme solo.
Minho soltó una risa sarcástica. —¿Cuidarte solo? Claro, porque dejar que desconocidos te abracen y se acerquen a ti sin ningún control es "cuidarte solo". Eres un ídolo, Felix, y eso implica un riesgo. ¡La seguridad no es un capricho!
—¡No voy a vivir mi vida en una burbuja solo porque tú eres un obsesivo con el control! —gritó Felix, dando un paso hacia él. —No puedes controlarme solo porque tienes un complejo de héroe o lo que sea que te pasa.
Minho lo miró con los ojos entrecerrados, herido por la acusación. —No se trata de controlarte, Felix. Se trata de hacer mi trabajo y asegurarme de que estés bien. Me importa tu seguridad, aunque tú no parezcas valorar eso.
Felix, enojado, se cruzó de brazos y se giró, dándole la espalda. —No necesito que te preocupes tanto. Estoy acostumbrado a manejar a los fans, sé lo que estoy haciendo. No siempre tienes que meterte en mis decisiones.
—Pero esta no es una de esas decisiones que puedes tomar a la ligera. Hay cosas que no controlas, Felix, y eso es lo que me preocupa —replicó Minho, con un tono más bajo pero aún firme. —No entiendes lo que puede pasar en un instante.
