veintidós - Final

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Gracias por leer 🫂 .

—with love, Jass. xo

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Minho se despertó con un sobresalto al sonido insistente de su teléfono, pero esta vez no hubo sobresalto ni el dolor punzante de una resaca que lo acompañara. El martilleo de su cráneo había quedado atrás, reemplazado por la calma de la mañana que apenas se filtraba a través de las cortinas de su pequeño apartamento. El aire cálido de la primavera comenzaba a colarse, llenando el espacio con un aroma fresco que, de alguna manera, le recordaba que todo había cambiado.

Con un movimiento lento y cuidadoso, se giró hacia el costado, donde Felix yacía dormido en su cama, con la respiración profunda y acompasada. El rastro de una sonrisa se dibujó en los labios de Minho mientras lo observaba. Las sábanas cubrían parcialmente el cuerpo de Felix, dejando ver su cabello rubio esparcido en un caos hermoso sobre la almohada, su rostro relajado, sereno. Era la primera vez en mucho tiempo que Minho veía a alguien dormir así, tan despreocupado, tan en paz. Y el hecho de que ese alguien fuera Felix, la persona que amaba, hacía que su corazón latiera con un ritmo lento pero firme.

El sonido del teléfono volvió a resonar, sacándolo de sus pensamientos. Minho suspiró, se pasó una mano por el rostro, sintiendo la barba más cuidada que había decidido mantener. Se incorporó con cuidado, procurando no despertar a Felix, y caminó hacia el borde de la cama para alcanzar su teléfono.

El nombre de Jisung parpadeaba en la pantalla, y Minho, con un gesto que ahora le resultaba casi instintivo, deslizó el dedo para contestar.

—¿Qué pasa, Jisung? —preguntó, pero esta vez su voz no era la de un hombre derrotado. Era la voz de alguien que estaba aprendiendo a vivir de nuevo.

—¡Minho! —La voz de Jisung sonaba emocionada—. Lo atraparon. Tienen al acosador.

Hubo un silencio en el que Minho sintió que todo su cuerpo se relajaba. Como si, de repente, el peso que llevaba cargando por tanto tiempo se desvaneciera. Había soñado con ese momento tantas veces, imaginando cómo se sentiría escuchar esas palabras, y ahora que finalmente habían llegado, todo se sentía irreal.

—¿Lo atraparon? —repitió, como si necesitara asegurarse de que no estaba soñando.

—Sí, es oficial. Está bajo custodia, y parece que no habrá más problemas. Felix está a salvo, Minho. Ya no tienes que preocuparte por él.

Minho cerró los ojos y dejó escapar un suspiro largo y aliviado. Al colgar el teléfono, se quedó mirando la pantalla un instante antes de dejarlo a un lado y girar la cabeza para mirar a Felix. A pesar de la noticia, no hubo un estallido de alegría ni un arrebato de emoción. Solo una calma profunda, una tranquilidad que no había sentido en años.

  𝗣𝗲𝗿𝘀𝗼𝗻𝗮𝗹 𝗚𝘂𝗮𝗿𝗱⇉minlix ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora