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El día en los príncipes se irían todos estaba ahí, Jace y Baela se despidieron de Rhaenyra y Daeron se despidió de su madre y hermanos, Helaena miraba a su esposo con ojos llenos de preocupación y abrazo a su hermano menor, Daemon beso la mano de su esposa y asintió a la reina antes de partir, los mas jóvenes lo siguieron sin mirar atras pues sabían que si lo hacían ellos también llorarían por lo que estaban dejando atrás

La reina miraba como su hijo se alejaba con su dragona hasta ser solo pequeños puntos a los lejos, poco a poco todos volvieron a su deberes, Aegon y Aemond volvieron con sus hijos pero Alicent no fue capaz de entrar, de repente escucho unos pasos detrás de ella pero no volteó sabía perfectamente quién era

—Alicent— Rhaenyra hablo mirando a su antigua amiga con simpatía pero al reina al devolverle la mirada lo hizo con frialdad y al hablar sus palabras apuñalaron el corazón de la heredera

—Solo te diré que si le sucede algo a algunos de mis hijos tu seras la culpable — la voz Alicent temblaba — espero que puedas vivir con eso princesa— Rhaenyra retorcedio como si la hubieran golpeado y se quedó sin palabras al ver como Alicent se giraba y entraba de nuevo a la fortaleza

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Aemond veía con inquietud el cielo oscuro desde su ventana, su hermano había partido hace varios días y no tenían muchas noticias, Alicent se lastimaba cada vez mas sus manos, lo que llevo a que un Maestre las vendrá, Rhaenyra no estaba mejor, la princesa a veces parecía un fantasma vagando por lo pasillos aunque casi siempre lo hacia de noche para que nadie la viera, Helaena rezaba por la salud de su esposo y aún más al saber que estaba embarazada a todos les gustaría decir que fue una ocasión especial en el castillo, pero el ambiente era sombrío, a pesar de eso la reina y la princesa Rhaenyra hicieron una pequeña reunión por el anuncio

Viserys se perdía cada día más y todo el consejo temia que el rey pereciera en este momento cuando el reino estaba conflicto, sin duda la sucesión desestabilizaria aún mas a todos

La fé seguía con las rebeliónes pero hasta ahora los ejercitos de la corona y de las casas fieles estaban deteniendo su avance, por lo que por ahora no había que alarmarse por eso, así que todos se concentraron aún mas en la guerra con la triarquia

Aemond temia por su hermano y mucho, si algo le pasará a Daeron el Omega jamás se lo perdonaría, pero aún peor el Omega temia por su esposo, según el maestre ya estaba casi completamente recuperado y en el momento en que dieran el permiso el principe se uniría a su hermano y tío a la guerra con su dragón, al pensar en eso el pulso de Aemond se aceleraba por el terror, con cuidado el Omega giro y vio a sus hijos y esposo dormidos, los bebés iban creciendo, cada uno siendo un pequeño dragón, sus huevos ya presentaba signos de que pueden eclosionar, lo que lleno de felicidad a sus padres, pero esas felicidad se vio empañada por su actual situación, el oemga miro a sus gemelos con una sonrisa antes de acercarse a la cama por el lado donde Aegon dormia y con cuidado de no hacer ruido el omega se arrodillo y junto sus manos

—Por favor— el Omega susurro —por favor dioses míos protejan a mi esposo, al padre de mis hijos, que salga victorioso e ileso de esta sangrienta guerra, por favor escuchen la súplica de este Omega que solo quiere que sus hijos crezcan con su padre— Aemond se trago sus lágrimas —por favor también protejan a mi hermano, que al igual que mi esposo salga victorioso e ileso de esta guerra— el Omega se quedó arrodillando sin saber muy bien a qué dioses le habia rezado, pero en este punto eso no importaba, Aemond tomaría la misericordia de cualquier deidad que lo escuchará y lo ayudara

Cuando el Omega alzo la cabeza miro que los primeros rayos del sol salían y con el, el miedo del Omega aumento al saber que su esposo pronto partiría dejandolo solo a él y a sus bebés













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