La chica de gafas

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POV Levi
Lunes, de nuevo a la escuela y al frío y aburrido salón de clases. Ingresé sin ver a nadie y me senté en uno de los sitios de atrás como de costumbre.

Luego de unos minutos de haberme sentado llegó la chica de gafas, que al parecer se veía muy apurada. Llegaba tarde —como siempre—. He visto a esa chica en la escuela hace ya varios años y siempre ha sido una tardona de mierda. Ella solo se sentó en el lugar ubicado delante del mío, y todas las miradas —incluyendo la mía— se centraron en ella como si hubiera cometido algún crimen. Se puso muy nerviosa y no sabía hacia donde mirar.

El maestro de matemáticas ya empezaba a explicar la clase, así me dediqué únicamente a prestar atención. Me gustan mucho las matemáticas, porque son exactas y poco sentimentales, a diferencia de la literatura y sus estúpidos poemas. Estuve ignorando todo lo que ocurría a mi alrededor, pero por alguna extraña razón se me ocurrió echar un pequeño vistazo al aula fijándome en la chica de las gafas, al parecer la tardona se había dormido en plena clase.

Tocó la campana que indicaba el cambio de clases, así que los chirridos de las sillas se comenzaban a hacer presentes en el salón. Los demás ya se habían retirado a sus otras clases mientras que yo terminaba de guardar todas mis cosas en la mochila. Al terminar estaba dispuesto a salir, pero casualmente me tuve que topar con aquella castaña de gafas en medio del camino, la cual seguía acomodando sus cosas.

—Tsk, muévete.

—¿Ah? —la castaña solo le limitó a mirarme extraño.

—Que te muevas, ¿Oíste? —dije sacado de quicio.

La chica siguió viéndome con confusión, pero no hacía nada por darme permiso.

—Muévete, o yo tendré que hacerlo —le dije ya harto.

—Se dice per-mi-so —contestó levantando el dedo índice y haciendo énfasis en aquella palabra, yo me sorprendí un poco.

—No lo diré, es para idiotas.

—Es para gente amable —contestó— No me moveré, no tiene nada de malo ser un poco educado y no estaría mal que intentes serlo —añadió viéndome fijamente con una expresión un poco más seria.

—Bueno... permiso —dije con un tono sorprendentemente amable solo para que se moviera.

—Ok, está bien, ¿Lo ves? No fue tan malo —dijo mientras sonreía y me dejaba pasar.

No me cayó tan mal la tardona de las gafas, me pareció amable y adorable. Salí rápidamente del salón y me dirigí a mi siguiente clase, todo transcurrió con normalidad, la gente viéndome con miedo como siempre, murmurando estupidez y media y otros corriendo por los pasillos como idiotas. Hasta ahora no podría elegir quién es el que menos me agrada de esta escuela, la lista no tendría fin. Así está todo, ellos me odian y yo los odio a ellos, no tengo ningún problema en ofenderlos.

Tenía clases de química así que fui en camino al salón, mientras caminaba me crucé con la castaña de las gafas.

—¡Hola! Nos volvemos a ver —me saludó alegremente.

—Voy a llegar tarde —contesté ignorando su saludo.

—¡Espera! —me tomó del brazo evitando que siga caminando.

—¿¡Qué!? —exclamé "un poco" estresado.

—¿Tienes química?

—Sí, ¿Por?

—Bueno, yo también —me dijo sonriendo nerviosamente— ¿Quieres sentarte conmigo?

No sabía que decirle, no estoy acostumbrado a hablar con los idiotas de la escuela así que solo decidí alejarla como a todos los demás.

—Ni muerto, cuatro ojos —le contesté con un tono lo suficientemente ofensivo, siendo consciente de que luego de esto ella me odiaría al igual que todos aquí, aunque siendo sincero me daba lo mismo.

—Bueno... —dijo con algo de tristeza y mirando al suelo mientras que todos en el pasillo se nos quedaron viendo atentamente— No importa —añadió para luego alejarse por el pasillo e irse a su clase.

Admito que me sentí un poco mal por ella y un cargo de conciencia enorme se apodero de mí, es raro, pues nunca me ha afectado hacer sentir mal a alguien.

Llegué al aula y la vi sentada en la última fila completamente dormida, se me revolvió el estómago con solo verla, sentí que aquel cargo de conciencia volvía. De todos modos esa chica no tenía la culpa de mi sufrimiento y de lo que tuve que pasar, además el sitio a su lado se hallaba libre así que me acerqué y me senté ahí, luego intenté despertarla.

—Oye, ¡Despierta! —exclamé moviendo su brazo para que reaccionara.

—¿Ah?... ah, hola —contestó mientras se frotaba los ojos— Con que... al final decidiste sentarte conmigo —añadió aún sin ponerse las gafas, admito que no se veía mal sin ellas.

—Sí —dije con cierta incomodidad, sabía perfectamente cuál era la razón por la que no se las quería poner.

Todas las miradas se centraron en nosotros dos, hasta ahora no entiendo por que la gente hace eso cada vez que hablo.

—Oye... —le dije a la chica llamando un poco su atención.

—¿Si? ¿Qué pasa? —preguntó mirándome fijamente.

—Perdón por haberte dicho eso en el pasillo... no tienes porque quitarte las gafas.

—No importa, estás perdonado —dijo con una sonrisa mientras se las ponía— De todos modos es cierto lo que dijiste —añadió bajando la mirada, me sentí incluso peor que antes— ¿Almorzamos juntos luego? —preguntó como si nada hubiese pasado.

—Está bien —contesté para quitarme aquel peso de encima— Y por cierto, ¿Cómo te llamas? Te he visto por muchos años aquí pero nunca supe tu nombre.

—Hanji, Hanji Zoe, ¿Y tú?

—Levi Ackerman.

—¡Un gusto conocerte, Levi! —exclamó feliz y con una gran sonrisa, yo no pude evitar devolverle una sonrisa casi inexistente.

El maestro comenzó a decir las calificaciones que obtuvimos en el examen anterior, la mía como casi siempre fue la más alta.

—Al parecer eres bueno en química, felicitaciones —dijo la castaña dándome algunas palmaditas en el hombro— ¿Podrías ayudarme con química y matemáticas? Me encanta todo lo relacionado a ciencias, pero soy muy mala con los números.

—Bueno —le contesté— A mí se me facilitan todas las áreas.

—Presumido... jaja —dijo divertida, yo de nuevo sonreí levemente.

—Tsk, silencio tardona.

—¡Jajaja! —rió exageradamente fuerte haciendo que todos voltearan a verla, luego me sacó la lengua como si se tratara de una niña pequeña.

La chica no me pareció una mala persona, desde que mis amigos se fueron he cambiado mucho y para mal, pero al parecer no todos en esta escuela son unos idiotas, por lo menos Hanji es agradable... algo torpe pero agradable.

Conociéndonos [Levihan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora