Toma y bebe de mí, aún te amo.

¿Por qué lloras, Maxie?

El pequeño había vivido con traumas desde que su madre murió. Un monstruo lo acompañaba todos los días, y a ese monstruo tenía que llamarlo "Papá".

Hubiera deseado tener una infancia normal, como todos los niños, pero él no podía, ninguno de los dos pudo.
En ocasiones sentía que todo era su culpa, sentía que su hermana, no podía vivir como lo merecía, pero ella nunca se quejó, era muy inteligente, podía darse cuenta de todo. Tal vez, porque ella ya había madurado, demasiado temprano, para su edad.

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Una pequeña niña, trataba de consolar a su "hermanito"

— ¿Por qué lloras, Maxie? — La voz de su pequeña hermana lo hacía sentir bien

— Porque te tengo, por eso lloro — La menor no comprendía

— Perdón... — La pequeña bajo la mirada

— No, es algo malo, al contrario, me haces sentir bien — Max tomo las manos de su pequeña hermana

— Carola... ¿Tú quieres a papá? — Carola miro a su hermano

— No... Él es malo, tú lo dijiste — Max sintió un poco de paz

— Ya lo sabes, cuando estemos frente a papá, finge que lo amas — La pequeña asintió

— Sí, sabes muy bien que no puedo amar a alguien como él — La pequeña sonrío

Max, en el fondo sentía que estaba haciendo algo mal — Carola... ¿Me quieres? — Max tenía miedo, sentía que su hermana también lo odiaba

— No, no importa si haces algo malo, yo siempre te voy a querer, por lo que eres y por que siempre has buscado protegerme — Carola abrazo a su hermano — No importa lo que pase, eres mi hermano...

— ¿Y si te dijera que no soy tu hermano? — La pequeña se apartó de Max

— Aunque no lo fueras, te seguiría queriendo, te voy a querer sin importar qué. Pero por favor, no seas igual a papá, no le hagas daño a nadie.— Max no pasaba de los 18 años, pero Carola sabía de lo que era capaz.

— No le haré daño a nadie, te lo prometo — Max acarició la mejilla de su hermana — ¿Quieres que te cuente una historia?

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— ¡Max, levanta tus calzones! — Un pequeño mexicano alzaba la voz, para su amado, mientras que otra chica se reía de la situación

— ¡Eso león! Déjate domar — Carola moría de risa

— ¡Sergio! Ese no es tu trabajo, deja que los sirvientes lo hagan — Max estaba apenado

— No, no, no, imagina lo perturbador que es, ver tus calzones feos — El rostro de Max estaba rojo

— ¡Hey! Yo se los regale — Carola fingió ofenderse ante el comentario

— ¡Ay perdón! — Checo y Carola no paraban de burlarse de Max

— Que graciosos son... — A Max no le hacía gracia

— No seas así, Max — Checo se acercó y dejo un pequeño beso en los labios del rubio

— Creo que debo irme, siento que estoy interrumpiendo algo... — Antes de que Carola pudiera terminar, Jos entro en la habitación

— ¡Max! ¿Qué estás haciendo? — Jos miro de mala manera a Checo

— Papá... — Carola hablo — Él es Sergio, es un... Sirviente — Carola tuvo que mentir

— No lo había visto antes — Jos sentia que en realidad lo conocía...

— No, señor, solo tengo unos meses aquí — Sergio sabía perfectamente quién era, y no. No lo conocia por Max, si no por la razón del por que estaba ahí.

Jos sentia una vibra extraña al ver a Sergio, pero por otro lado, el mexicano lo conocía muy bien y desde hace demasiado tiempo, solo por eso acepto "trabajar" con los Verstappen.

Carola sabía que solo era cuestión de tiempo, para que Jos dejara de ser un problema para todos, y obviamente, Max no sería quien lo provocaría.

Continuará...