𝟗

33 4 0
                                    

+18

(Sadomasoquismo)

Escabulléndose entre las columnas del edificio, lanzándose miradas vagas que les aceleraba mucho más el corazón; un leve descuido del portero, la puerta entreabierta haciendo más fácil que sus cuerpos esbeltos pasen por está sin necesidad de abrirla más y hacer que rechine; corriendo entre el césped para que las rocas no les delaten. 

¿Esto es siente estar vivo? Sentir los latidos retumbar en la garganta, la respiración tan ardiente que quema, la sangre pasar por sus brazos cuan cálido abrazo interno, pupilas dilatadas como si el oxígeno costero tuviera una clase de droga que lo eleva en todos los sentidos, pero en ese instante el único que posee aquella droga que lo eleva es él, Ao'nung. Lo confunde de gran manera su presencia, tan tosca, rebelde y problemática, pero a su vez tan amorosa, cálida, apasionante y misteriosa. 

"El pez león es tan hermoso y mortífero, invasivo en los arrecifes. Ao'nung eres tú mi pez león." 

Subidos en sus bicicletas, pedaleando con rapidez como si alguien les estuviera siguiendo cuando realmente a nadie le importaba su ausencia en las aulas, quizá ninguno de ellos quería perder esa fulminante adrenalina que con agresividad posee sus cuerpos, el aire fresco secando el sudor de sus frentes; de no ser por el tiempo irían hasta Roma, sus cuerpos se cansaron haciéndoles frenar bajo un arbol. 

- Te metí. 

-¿Que?

- Mis padres no tienen una casa cerca al mar, solo quería...que me acompañes. - expresó con su voz entre cortaba por el cansancio y su corazón feroz que no le dejaba respirar. 

- ¿A dónde?

 - Ven. - Ao'nung dejó su bicicleta en el césped para luego adentrarse entre los árboles. - ¿Vienes Neteyam? 

- Si, voy. 

Árboles, más árboles y maleza, maleza tan larga que picaba en la piel, se guiaba por la visible espalda de Ao'nung que se adentraba entre el verde. Sus ojos se encontraron lo que era una pequeña cabaña campestre, abandonada evidentemente por la madera desgastada, la maleza que cubría gran parte del lugar, y una pequeña huerta muerta y otra que había tomado dominio de la vivienda, se veía extraño como la cabaña vieja estaba siendo cubierta por un manto de enredaderas de uvas. 

- ¿Que hacemos aquí?

 - Aquí te voy a asesinar. - comentó Ao'nung con tal frialdad que provocó un cambió en el semblante de Neteyam. - ¡Estoy jugando contigo! Neteyam tranquilo. - musitó entre risas mientras avanzó hacía la vivienda, era tan obvio que no era la primera vez que venía a ese lugar, la facilidad con la que abrió la puerta con dos alambres sorprendió el niño "bueno". - El dueño de esta casa era amigo de mi papá, el tipo toda mi infancia me dijo "Cuando seas mayor te voy a regalar esta cabaña" pero... - abrió la puerta y encendió la luz que estaba algo desgastada y con una pinta de que haría corto circuito en cualquier momento, o era quizá su paranoia. - El tipo cuando descubrió que su esposa falleció, el pobre no aguantó la pena y se quitó la vida...Se colgó, justo donde estás parado. - El muchacho volvió a reírse con fuerza, Ao'nung se acercó a Neteyam entre risas. - Tienes que dejar de creer todo lo que te digo. 

- ¿No es cierto?

- ¿Que parte? 

- ¿Todo?

Ao'nung cerró la puerta haciendo que la luz sea minima en el lugar. - Lo que te dije si es cierto, solo quise molestarte con lo del suicidio. - musitó ladeando su cabeza. 

¿Porque es así? Tonto y tan estúpidamente hipnotizante, podría enojarse con él por jugar con un tema tan serio, pero no lo hizo; ahí estaba él, entontado mirando a Ao'nung pavonearse enfrente de él, dejándose hipnotizar, encantar por Ao'nung. - ¿Y qué hacemos? Me has traído aquí y no...veo mucho que podamos hacer. 

𝑃𝑒𝑠𝑐𝑒 '𝐵𝑎𝑐𝑖𝑜┊𝐴𝑣𝑎𝑡𝑎𝑟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora