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Mientras un ambiente pesado rodeaba a los hermanos Hargreeves, la radio era el único apoyo que estos tenían para no sentir el trayecto tan incómodo de lo que ya estaba. Sin embargo, el transcurso del viaje comenzaba a provocarle a la joven una ansiedad lenta y tortuosa, causando que su pierna se moviera de arriba abajo inconscientemente. Comenzaba a detestar las repentinas desapariciones de Cinco. Sabía que se encontraba bien, no por nada había sobrevivido largos años al apocalipsis. No obstante, en ese momento, lo único que le interesaba era encontrarlo para saber quiénes eran aquellos desgraciados que habían secuestrado a Klaus y, si es que había un milagro, saber su ubicación.

- Llegamos – avisó Diego, mientras apagaba el auto.

Sin esperar un segundo más, Antheia bajó del transporte para caminar apresuradamente a la furgoneta que su mellizo había robado. Podía sentir como su corazón comenzaba a acelerarse debido a la ansiedad, pero, al ver que este se encontraba vacía, una gran punzada en el pecho la atacó.

- No está – musitó débilmente. Palabras que no fueron escuchadas por sus acompañantes.

- Es la furgoneta de Cinco – anunció Luther al moreno, ubicándose a lado de la castaña.

- Ve.

Siguiendo la orden de Número Dos, el rubio trató de abrir las puertas de la camioneta; sin embargo, estos no cedían, pues estaban cerrados por dentro. Mirando con obviedad a su hermano, el pelinegro sacó uno de sus cuchillos para forzar la puerta y cuando este se abrió, los dos hombres chocaron de hombros al tratar de pasar primero. Al ver lo que había sucedido, se miraron inquisitoriamente y sin esperar respuesta por parte del otro avanzaron al mismo tiempo para ingresar a la furgoneta, volviendo a chocar hombros. Harta de las acciones infantiles de estos, Número Seis utilizó su manipulación mental, haciendo que estos se enderezaran cual soldados y, con un rápido movimiento, se hicieran a un lado para permitir que esta entrara. Luego de haber subido y acomodado en el asiento, retiró su poder de los hombres. Confusos de lo que había sucedido, pues lo último que recordaban era estar discutiendo de quién tenía el derecho de ingresar primero y, de un momento a otro, su hermana estaba ya dentro del auto.

- Atrás. Los dos – ordenó, apuntando con el pulgar la parte trasera de la camioneta.

Sin opción alguna, Número Uno y Número Dos se introdujeron en la sección donde se encontraban las herramientas y, sin que estos vieran, una burlona sonrisa escapaba de sus rosados labios. Después de aquel humillante momento, los tres jóvenes empezaron a buscar por cualquier rincón que sus ojos les permitiesen alguna pista del paradero de su hermano. Cada uno tenía una sección: Antheia en la parte delantera de la furgoneta, Luther entre las variadas cajas que guardaban las herramientas de su original dueño, y Diego en los diversos objetos que se encontraban tirados.

Un suave silbido proveniente del moreno sacó de su concentración a la castaña y al rubio, observando que sostenía un libro con variadas ecuaciones anotadas, pudieron captar el característico sello de la biblioteca pública de la ciudad.

SORCERESS ║ KLAUS HARGREEVES ║Donde viven las historias. Descúbrelo ahora