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Me sentía destrozada, la persona por la que moría de amor había jugado conmigo para humillarme delante todos, ¿porque tengo tan mala suerte en el amor?
¿Porque tengo que pasar por este tipo de cosas ? ¿No puedo solo encontrar a alguien que me corresponda y me ame de la misma forma que yo se hacerlo ?
Pides mucho, reyna.
Al llegar a mi casa no logré esquivar a mi mamá, lo primero que hizo fue iniciar una conversación con sus típicos comentarios pasivo-agresivos.
No puedo mas. Ya he tenido demasiado.
—Y no es por presionarte, pero, ¿Cuando me vas a traer algún noviecito? Yo y tú padre queremos que tengas una relación bonita y que sepas cómo cuidarte.—Habla detrás de mi mientras subo las escaleras.— Si hay alguien por ahí necesito que me lo cuentes, no me gustaría que te andes con cualquier muchachito, primero tengo que aprobarlo...
Sigue hablando pero mi mente ya no está aquí. Estoy hecha mierda y mi mamá solo habla de chicos y cosas que no me interesan. ¿Porqué está tan obsesionada con eso?
Solo quiero que me escuche, tener con quien desahogarme, quien me de consejos y no me juzgue. Solo quiero una mamá.
No se quien está frente a mí, no la conozco. No me conoce.
—Los hombres son lindos, claro, pero hay que saber hasta donde ponerles un alto. El hombre llaga hasta donde la mujer quiere.
Y eso fue todo, exploté.
—¿De verdad, mamá?.—La detengo y por primera vez desde que llegué, la miro a los ojos.—¿El hombre llega hasta donde la mujer quiere? ¿De verdad eso es lo que tú crees? ¡Porque yo te juro que no quise llegar hasta ese punto!.—Alzo la voz al borde del llanto.— ¡Nunca quise que me tocara de esa forma! ¡Le pedí que se detuviera miles de veces! ¡¿Crees que lo hizo?! ¡¿Aún crees que llegó hasta donde yo quise?!.—Su vista se desvía pero no pierde su postura firme.—¡No mamá! ¡No! ¡El hombre llega hasta donde se le da la puta gana por gente que piensa cómo tú! ¡Que los defienden y culpan de todo a la mujer, como si ella hubiera querido ser humillada y acosada!
—Ese es otro tema.—Dice con lágrimas en sus ojos, me rio incrédula, ¿quien es esta mujer? ¿Esta es la misma que me ayudaba con mi tarea cuando era pequeña? ¿La que decía dar la vida por mí? Creo que no, no lo es.— Nunca pasó a mayores, ¿porque sigues sacándolo al tema? No fue mi culpa, yo no te mandé a estar a solas con él, te dije que debías cuidarte y no...
—¡Ese es el puto problema mamá! ¡No fue tu culpa pero tampoco la mía!.—Suelto con la mirada nublada por mis propias lagrimas.—¡No fue mi culpa! ¡Deja de justificarlo a él! ¡Yo soy tu hija! ¡Yo fui la agredida!
—¿Y porque aceptaste salir con él? Si tú me hubieras dicho desde un principio que salías con él yo no te hubiera dejado, las madres sabemos cuando los hombres no son adecuados. Yo te hubiera protegido.
