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Pasamos por la casa de Estela para que se arreglara un poco, que en mi opinión se veía perfecta como iba vestida. Pero ella insistió que le diera tiempo para cambiarse.
Al llegar a mi casa solo estaba Juan, mis padres habían salido a comprar unas cosas ya que mañana por la noche me festejarían ellos.
—Sabía que mi hermanita sería incapaz de hacer algo así.—Dice y abro la boca indignada. Era el que más me ignoraba hace unas horas.— Entonces, ¿ya son novias?
Veo que Estela se pone nerviosa y me rio interviniendo.
—Queti, chismoso ¿no tienes que estar maquillándote o algo? Nos iremos en cuanto lleguen mis papás.—Tomo a Estela de la mano y la llevo a mi habitación con Juan caminando detrás de nosotras.
—¡Ey, ey! Te recuerdo que Estela es MI mejor amiga, no puedes robártela así cómo así.
Lo miro sobre mi hombro mientras abro la puerta para dejar pasar a Estela.
–Lo siento hermanito , pero no me puedo robar algo que ya es mío.—Le guiño un ojo y antes de que pueda decir algo más cierro la puerta.—Hay mucho desorden, no eh tenido tiempo de limpiar.—Digo mientras pateo unos tenis a mitad del cuarto.
—¿Tiempo o ganas? .—Se burla sentándose sobre la cama.
La veo recorrer la habitación con su mirada, como si fuera la primera vez que está aquí. Tal vez siente lo mismo que yo, cómo si esto fuera un nuevo comienzo entre ambas, todo se siente diferente aunque sean los mismos lugares.
Junto mis labios conteniendo mi sonrisa al verla tan tímida ahí sentada. Cómo si hace unas horas no me hubiera follado en su habitación.
—Deja de verme así.—Pide desviando su mirada nerviosa y me rio. Es tan tierna.—¿No ibas a cambiarte? Se nos hará tarde y Juan se desespera cuando el está listo primero. ¿Quieres que te ayude?
No digo nada mientras me acerco a ella y la tomó del brazo poniéndola de pie. ¿En que momento comencé a sentirme así por ella? Ni siquiera se porque la puse de pie, pero me gusta tenerla cerca y poder hacer lo que yo quiera con ella.
—Ayúdame quitándome la ropa.—Rodeo su cuello con mi mano solo para obligarla a verme y poder besar sus labios un par de veces.
—¡No!.—Se rie y me empuja suavemente.— Voy a ayudar a Juan a maquillarse, tú encárgate de vestirte porfavor.
—Beso.—Le pido cuando esta cerca de la puerta y se devuelve solo para dejar un corto beso en mis labios antes de salir de mi habitación dejándome sola.
Suspiro enamorada y cubro mi rostro con mis manos cómo si alguien pudiera verme. Me da pena lo mucho que me gusta sentirme así.
La quiero más de lo que me puedo admitir y no me da miedo sentirme así por ella.
