2|•Encuentros y sombras•

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—¡Es hora de despertar, bella durmiente!— Exclama una voz familiar mientras salta en mi cama, sacándome de mi sueño.

Abro los ojos para encontrarme con la belleza de Helen. Es una mujer de mi edad, con cabello oscuro que cae sobre su rostro ligeramente despeinado por saltar en mi cama. Su piel es pálida, lo que hace resaltar el rojo intenso de sus labios y esos ojos grises que caracterizan a los Hoorpes.

—Nellie. ¿Qué haces aquí? —Pregunto levantándome de la cama para darle un fuerte abrazo.

—Ya regresamos de ese largo viaje. Te extrañe mucho Geli— Dice sin soltarme. Había olvidado lo cariñosa que puede llegar a ser.

—Yo también Nellie— Respondo cuando finalmente me suelta.

—Esos cuatro años se me hicieron eternos— Expresa con exageración y toma asiento en mi cama.

—¿Como te fue en Madrid? — Pregunto mientras me dirijo a mi armario para cambiarme.

—Pues no tan bien como estar aquí en Nueva York— La escucho decir. Salgo del armario y le hago unas señas para que me deje tender la cama.

—¿Como? ¿No se supone que tus padres querían darte una mejor experiencia? — Pregunto con el ceño fruncido.

—Sí. Al inicio era lindo, pero después de unos meses ya quería salir corriendo de allí. Primero resultó que mis padres quisieron viajar a España porque tenían que resolver unos asuntos de sus trabajos; salían todo el día. Si quería conocer Madrid, tenía que ir con los dos tarados de mis hermanos, pero los egoístas se iban y me dejaban sola. Tuve que explorar Madrid por mi cuenta. Creí que en este viaje conviviría con mi familia, pero me equivoqué, otra vez. Un año después, en el instituto donde estudié, conocí a un chico guapo; en unos meses nos volvimos novios. Pero sorpresa, dos años de relación se terminaron porque descubrí que me engañaba con otra chica. La otra chica no sabía de mi existencia y estuvo con él casi al mismo tiempo que yo. Al final, lo echamos de nuestras vidas y ella y yo nos hicimos amigas. Se llama Rhea, muy linda, por cierto. Mis padres ya habían comprado la casa donde vivíamos, con la idea de quedarnos en Madrid para siempre. Claramente, me opuse e insistí en que me regresaran a Nueva York y si me dejaron, con la condición de que uno de mis hermanos viniera conmigo. Afortunadamente, Theron quiso volver también a Nueva York, pero será una tortura vivir con él— Hizo una pausa soltando un suspiro —. Lo que tengo que hacer para venir a quedarme con mi mejor amiga.

—¡Guau! Si que tu vida en España resulto ser más desastrosa que en Estados Unidos— Comenté con tono burlón.

Algo que olvidé comentar de Helen es que ella es muy transparente; si le preguntas algo, no deja de hablar hasta contarte el más mínimo detalle.

—Sí. Por eso decidí regresar a Nueva York. Tal vez salga a viajar, pero cuando quiera y con quien quiera. Si vuelvo a Madrid, sería para ver a Rhea. Ella fue lo único bueno que me paso en todos estos años. Pero no te ofendas, tú eres como la hermana que no tengo y la única de mi familia que realmente me quiere.

—No digas eso. Todos te quieren, Helen. Eres la única mujer de los Hoorpes y la más bonita, amable y educada de Nueva York. ¿Quién no te va a querer? — Intento cambiar su perspectiva.

—Exactamente por eso. Mis padres planearon tener a dos varones para que el apellido Hoorpe perdurara. Pero mis padres no están muy contentos con mi existencia. De mis hermanos ni se diga, les caigo mal porque soy una chillona y delicada, además porque no soy un hombre —Dice con una molestia evidente.

—Bueno. No hay que arruinar este grandioso día contando lo malo de tu vida ¿Vale? Mejor vamos al parque, escalamos los árboles, comemos los deliciosos postres de mamá y simplemente disfrutamos sin que tus padres estén cuidándote hasta en cómo caminas — Respondo, tomando sus brazos y llevándola abajo.

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