7|°Pesadillas°

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Lentamente abro los ojos, sin pensar el porque, me levando de la cama, los rayos del sol entran por mi ventana, pareceré ser normal pero al poner los pies en el suelo todo cambia drásticamente, ya no me encuentro en mi habitación

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Lentamente abro los ojos, sin pensar el porque, me levando de la cama, los rayos del sol entran por mi ventana, pareceré ser normal pero al poner los pies en el suelo todo cambia drásticamente, ya no me encuentro en mi habitación. Ahora me encuentro en un bosque de otoño. Las hojas revolotean a causa de una fuerte brisa pero no emiten ningún tipo de sonido, un impulsó me lleva a adentrarme al bosque, me incita a perderme entre los colores naranjas y rojos del paisaje.

Mientras más me adentro en el bosque la tranquilidad y felicidad desaparecen para ser remplazados por angustia y miedo que llegan sin algún sentido. Aun con el miedo continúo recorriendo el bosque. Con cada paso el bosque cambia.

Los altos árboles ahora desnudos parecen observarme en el silencio opresivo. La neblina densa y fría se desliza entre los troncos, dándole al lugar un aire de misterio. Una puerta blanca, deteriorada por el tiempo y con marcas de desgaste, se yergue en medio de la espesura, incongruente y solitaria. Un cuervo, oscuro y vigilante, se posa sobre su borde superior, añadiendo un toque siniestro a la escena. En uno de los árboles cercanos, hay un símbolo rojo que gotea como si fuera sangre, contrastando violentamente con los tonos apagados del entorno. Me acerco lentamente, mi curiosidad superando al miedo, preguntándome qué secretos esconde esa puerta en este lugar tan extraño.

Pero algo me llama la atención y giro a mi lado, encontrándome con una figura luminosa en medio del bosque. Su silueta brilla intensamente en un azul neón, destacándose entre los árboles altos y desnudos del bosque. La figura, etérea y radiante, parece estar hecha de pura energía, contrastando con la oscuridad opresiva del entorno. La luz que emana es casi cegadora, pero no puedo apartar la vista. Los troncos de los árboles, grises y silenciosos, parecen más siniestros en comparación con el resplandor de la figura.

Mi corazón late con fuerza, lleno de una mezcla de temor y fascinación.

—¡No entres! ¡Corre! ¡Corre lo más rápido que puedas Gela! ¡No dejes de correr, solo corre! ¡CORRE! — Una voz desconocida aparece por todos lados. El cuervo negro que parecía tranquilo se ha marchado con desesperación, lo que provoca que mi corazón bombé mucho más fuerte la sangre de mi cuerpo.

En tan solo unos pocos segundos el miedo toma control sobre mí y sin pensarlo dos veces corro sin parar.

Me alejo de ese lugar sin mirar atrás hacia él lado opuesto de la figura brillante. El sudor ya ha empezado a escurrir por mi frente pero aun así no dejo de correr hasta cansarme.

Con el corazón aún latiendo a mil por hora y el sudor resbalando por mi frente, me detengo a recuperar el aliento. El bosque, ahora envuelto nuevamente en los cálidos tonos de otoño, parece haber vuelto a la calma. Las hojas naranjas y rojas vuelven a revolotear emitiendo un sonido relajante con la brisa, como si nada hubiera pasado.

Sé que no es real, todo esto tiene que ser un sueño. Cierro los ojos con fuerza, deseando despertar. Intento recordar los detalles: la figura luminosa, la voz desesperada que me gritaba que corriera, la puerta blanca y el cuervo. Todo parece tan vívido y real.

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