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P R O M E S A S

Mal se acercó rápidamente al charco donde la brasa de Hades yacía, su luz ya desvanecida. Con manos temblorosas, la sacó del agua, su expresión llenándose de desesperación cuando notó que se había apagado.

—No... —susurró, y con un tono de súplica, comenzó a recitar un hechizo, tratando de reavivar el poder de la brasa—. "Que tu poder despierte... enciéndete..."

Pero la brasa permaneció inerte en su mano. Mal levantó la vista hacia Uma, su mirada llena de una mezcla de esperanza y desesperación, esperando que Uma la ayudara.

Pero Uma, con una expresión de molestia y desilusión, negó con la cabeza.

—Qué pena... —respondió, su voz dura como el acero.

Uma se volvió hacia Harry, con voz firme.

—Vamos a buscar a Gil y nos vamos de aquí —ordenó, pasando por delante de Mal sin mirar atrás.

Sentí un nudo en la garganta al ver la situación. No podía dejar que todo se desmoronara así. Antes de que Harry se alejara, grité su nombre, pero él continuó caminando. Sin embargo, en lugar de seguirlo inmediatamente, me acerqué a Mal, colocando una mano en su hombro.

—Mal, por favor, piénsalo —dije con urgencia—. Uma te ayudó, no puedes simplemente dejar que esto se termine así... Habla con Ben, todavía podemos encontrar una solución.

Mal me miró con los ojos llenos de incertidumbre, y yo apreté suavemente su hombro antes de dar media vuelta para ir tras Uma y Harry.

Alcancé a Uma justo cuando ella estaba por cruzar la línea de árboles que bordeaba el claro.

—¿Por qué no te quedas con Mal? —me espetó Uma, sin detenerse.

—Yo... sabía sobre la decisión de Ben —admití, con la voz llena de frustración—. Pero no sabía que Mal no cumpliría su palabra. Al final del día, ella es quien tiene el poder para cambiar las cosas, no yo... Yo solo soy una sucesora, por eso estoy en las reuniones. Yo también confié en Mal.... Confío

Uma se detuvo, volviéndose hacia mí con una expresión más suave.

—Después de todo, me caes bien —dijo, con un tono menos brusco—. Confío en ti...

Su aprobación me llenó de una pequeña chispa de esperanza.

—No se vayan, por favor —supliqué—. Haré lo posible por cumplir la promesa.

Harry, que hasta entonces había estado en silencio, me miró con una sonrisa traviesa, esa que siempre lograba hacerme sentir un cosquilleo en el estómago. Uma nos observó por un momento, luego asintió brevemente.

—Voy a adelantarme a buscar a Gil —dijo, dándonos un poco de privacidad antes de desaparecer entre los árboles.

Una vez solos, Harry se acercó, su sonrisa transformándose en esa mezcla encantadora de coquetería que me hacía sentir que mis mejillas se encendían.

—¿Lo sientes? —preguntó, su voz suave pero cargada de un tono juguetón—. No tienes que disculparte por nada, princesa.

Mi corazón dio un pequeño salto ante el apodo que siempre usaba conmigo. Intenté mantener la compostura, pero su cercanía y esa sonrisa traviesa hacían que me resultara difícil pensar con claridad.

—Es que... me hubiera gustado que todo fuera diferente —dije, mi voz apenas un susurro.

Harry inclinó la cabeza, sus ojos azules fijos en los míos, profundos e irresistibles.

Descendientes | Harry Hook Donde viven las historias. Descúbrelo ahora