Estábamos caminando por el sendero oscuro, la tensión en el aire se podía cortar con un cuchillo. Harry iba a mi lado, su mano en mi espalda, ofreciéndome un apoyo silencioso pero reconfortante. Estaba perdida en mis pensamientos, preocupada por lo que podría pasar a continuación, cuando de repente algo captó nuestra atención.
—¡Mira! —exclamé, señalando hacia el cielo.
Mal estaba allí, pero ya no era la chica decidida que conocíamos. Se había transformado en un dragón, sus enormes alas batiendo en el aire. La imagen era aterradora, y sentí un nudo en el estómago. Harry, siempre tan protector, puso su mano sobre mi brazo, acercándome un poco más a él, como si quisiera protegerme de lo que estábamos presenciando.
—Tranquila, princesa —murmuró cerca de mi oído, su tono suave y reconfortante—. Estoy aquí contigo.
Mal estaba intentando usar la brasa de Hades, pero algo no estaba funcionando. Podía ver la frustración en cada uno de sus movimientos mientras luchaba por encenderla. En ese momento, Uma nos miró, con una determinación renovada en su expresión.
—Mal no logrará nada sin la brasa —dijo Uma, y al escucharla, una chispa de esperanza se encendió en mi interior.
Le devolví la mirada, asintiendo con una sonrisa esperanzada. Sabía que Uma era la clave para que todo saliera bien. Desde donde estábamos, podíamos ver que Audrey estaba en lo alto de la torre, y junto a ella, Celia, retenida como rehén. El miedo me atravesó como un rayo. Sabía que Audrey no se detendría ante nada para conseguir lo que quería.
Y entonces, sucedió. Audrey golpeó a Mal con el poder del cetro, enviando al dragón hacia el suelo. Por un segundo, mi corazón se detuvo. Pero antes de que pudiera preocuparme más, Uma tomó una decisión.
—¡Es ahora! —gritó, y la seguimos corriendo hacia Mal, que seguía volando pero más bajo, debilitada por el ataque.
—Debemos hacer esto juntas, Mal —gritó Uma, su voz resonando con fuerza—. Así seremos más fuertes. ¡Que tu poder despierte, enciéndete! Yo te acompaño.
Mal, visiblemente agotada, esbozó una pequeña sonrisa al escuchar a Uma. Aún en su forma de dragón, pude ver la gratitud en sus ojos. Y entonces, como si respondiera a las palabras de Uma, la brasa de Hades se encendió, ardiendo con una intensidad renovada.
—¡Sí! —exclamó Harry, su voz llena de emoción mientras me apretaba la mano.
Uma, al ver que lo habían logrado, soltó una risa de alivio y alegría. Desde abajo, observamos cómo Mal, ahora fortalecida por la brasa, se enfrentó a Audrey. Fue una batalla épica, pero al final, con un último y poderoso ataque, Mal venció a Audrey.
Desde donde estábamos, podía ver cómo Audrey caía al suelo, derrotada. Todos soltamos un suspiro de alivio, y el ambiente se llenó de una euforia contagiosa. Harry soltó su garfio, y junto a Uma, exclamaron victoriosos.
No pude evitar la emoción que sentía. Harry y yo nos giramos hacia el otro, nuestras sonrisas reflejando la alegría del momento. Sin pensarlo, nos abrazamos, y en su entusiasmo, Harry me levantó en el aire, dándome vueltas. Reí, sintiendo cómo mi corazón se llenaba de felicidad.
Cuando me dejó de nuevo en el suelo, Harry abrazó a Uma, compartiendo la victoria con ella. Todos estábamos felices, riendo, celebrando el hecho de que, juntos, habíamos vencido a la oscuridad. En ese momento, me di cuenta de lo fuertes que éramos cuando estábamos unidos, y de lo mucho que significaba tener a Harry a mi lado.
Mientras la euforia continuaba, miré a Harry, y él me devolvió la mirada, sus ojos azules brillando con una intensidad que me dejó sin aliento. En ese instante supe que, sin importar lo que viniera, mientras estuviera con él, todo estaría bien.
Cuando Uma corrió hacia la habitación, Harry me tomó de la mano y corrimos detrás de ella. Audrey había caído en un sueño profundo, y la llevaron de vuelta a su habitación en la cabaña. El ambiente en la habitación era tenso, cada uno de nosotros estaba sumido en sus propios pensamientos mientras mirábamos a Audrey, que yacía inerte en la cama. Mal estaba sentada al lado de la cama, con Evie junto a ella. Yo me senté en un pequeño sillón cercano, observando la situación con preocupación.
—Está empeorando —murmuró Evie, rompiendo el silencio mientras miraba a Audrey con tristeza.
Mal soltó un suspiro profundo, su expresión estaba llena de una determinación inquietante.
—Hay una sola persona en el mundo que podría hacer algo —dijo Mal con la voz cargada de incertidumbre—. Y es Hades.
Ben, que estaba de pie cerca de la puerta, frunció el ceño.
—¿Hades? —repitió, su tono lleno de escepticismo—. No lo haría, Mal. Además, sería un riesgo muy grande.
Mal levantó la mirada hacia él, con una expresión que combinaba firmeza y vulnerabilidad.
—Tal vez lo haga por mí... después de todo, es mi padre.
Hubo un momento de silencio en la habitación. Todos estábamos asimilando esa revelación. Ben finalmente asintió, soltando un suspiro pesado.
—Está bien —concedió—. Enviaré a unos guardias a buscarlo.
Todos nos levantamos de nuestros lugares, moviéndonos lentamente hacia el centro de la habitación. Uma, con una expresión seria pero decidida, dio un paso adelante.
—Yo podría llevarlos —dijo, captando la atención de todos.
Giramos para mirarla, sorprendidos. Uma se cruzó de brazos y continuó hablando, su voz firme y segura.
—La Isla es mi hogar, y alguien tendrá que protegerla.
Yo estaba a su lado, y no pude evitar sonreírle. Admiraba su valentía y determinación. Harry se acercó más a mí, y puso sus manos en mis hombros, abrazándome desde atrás de una manera protectora y reconfortante.
—Entonces aquí tienes a tu primer oficial —dijo Harry con un tono firme pero suave, mientras me abrazaba con más fuerza.
Le devolví la sonrisa, sintiendo una calidez que me llenaba por dentro. Harry siempre lograba hacerme sentir segura, incluso en los momentos más inciertos. Mal observó la escena y asintió, reconociendo la fortaleza en nuestra unidad.
—Entonces la Isla estará en buenas manos —dijo Mal, su tono más tranquilo, como si una parte de su carga se hubiera aligerado.
Celia, que había estado escuchando en silencio, dio un paso adelante.
—Yo también iré —dijo con una mezcla de determinación y desafío—. Quisiera estar en ambos lados.
Mal se levantó de su asiento, caminando hacia Uma. Sus ojos reflejaban un respeto recién descubierto.
—Evie tenía razón —dijo Mal—. Podríamos haber sido amigas. Lamento haberte mentido a ti, y a todos ustedes. Se merecen algo mejor.
Jay, que había estado callado hasta ahora, dio un paso adelante.
—Mal solo hacía lo que creía correcto —dijo, con una mirada de comprensión.
Mientras todos asimilaban las palabras de Mal, me di cuenta de lo mucho que había cambiado en tan poco tiempo. Miré a Mal, con Harry aún detrás de mí, sus manos firmes en mis hombros.
—Entiendo... —le dije, mi voz suave pero llena de empatía.
Harry apretó ligeramente mis hombros, como un recordatorio silencioso de que no estaba sola en esto. Mal me miró y asintió con una pequeña sonrisa, agradecida por el apoyo que sentía de todos nosotros. Sabíamos que el camino por delante sería difícil, pero mientras estuviéramos juntos, podríamos enfrentarlo.
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Descendientes | Harry Hook
RomanceCuando el amor desafía las barreras y el destino se entrelaza con la magia, dos corazones deberán enfrentarse a las sombras para encontrar su 'felices para siempre'. Una historia de valentía, traición y promesas que trascienden mundos.