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Uma cruzó los brazos y nos miró con una expresión pensativa.

—Bueno, ya estamos aquí, ¿no? Quizá Audrey esté en la escuela —dijo, casi como si fuera una sugerencia.

Mal, aún con la preocupación reflejada en su rostro, negó con la cabeza.

—Audrey fue directo a por la corona, así que lo más probable es que ahora vaya por Ben y su castillo —respondió, su voz firme— ahí debemos ir.

Uma levantó una ceja y preguntó con un toque de desafío en su tono:

—¿Y quién lo dice?

—Yo lo digo —respondió Mal, mirándola directamente a los ojos.

Uma soltó una risa suave, una mezcla de diversión y escepticismo.

—¿Y eso debería importarme? —replicó, desafiando a Mal.

—¡Chicas...! —intervino Evie, intentando calmar la tensión que se formaba entre ellas.

Uma nos miró, su sonrisa volviendo a aparecer.

—Al castillo, entonces —dijo Mal, y comenzó a caminar.

Suspiré profundamente y comenzamos a movernos hacia el castillo. El camino estaba lleno de un silencio tenso, roto solo por el sonido de nuestros pasos y el ocasional crujido de las hojas bajo nuestros pies.

Harry se acercó a mí mientras caminábamos, quedando ambos rezagados respecto al resto del grupo. Sus ojos estaban llenos de una chispa de diversión mezclada con cautela mientras miraba hacia adelante.

—Parece que las cosas se están empezando a calentar aquí —dijo en voz baja, con una mirada que reflejaba tanto curiosidad como preparación para lo que pudiera venir.

Sonreí, mirando hacia adelante antes de girar la cabeza para verlo a él.

—Tienes razón —respondí, manteniendo mi tono igual de bajo.

Había algo en la forma en que Harry veía las cosas, siempre buscando lo emocionante en medio del caos. Llegamos al castillo y Mal comenzó a gritar el nombre de Ben, su voz llena de desesperación.

Entramos en una de las salas principales, y cada uno de nosotros se dispersó para inspeccionar diferentes áreas, buscando cualquier rastro de Ben o alguna pista que pudiera llevarnos a él.

Mientras exploraba el lugar, mis pensamientos volvían una y otra vez a Harry. Había algo en él que me intrigaba. No sabía si era su actitud despreocupada o la forma en que siempre parecía tener una respuesta rápida, pero... me caía bien. Sin darme cuenta, una sonrisa se dibujó en mi rostro mientras seguía buscando.

Caminábamos por los pasillos del castillo, las sombras alargadas de las antiguas armaduras reflejándose en las paredes de piedra. El ambiente estaba tenso, y el sonido de nuestros pasos resonaba ominosamente en el silencio. Mal y Uma iban al frente, sus voces se elevaban cada vez más mientras discutían, ambas tratando de imponer su voluntad sobre la otra. Evie, como siempre, intentaba calmar la situación.

—¿No se supone que estamos aceptando nuestras diferencias? —preguntó Uma, su tono cargado de ironía.

Yo me encontraba justo al lado de Uma, mientras que Harry estaba detrás de mí, observando la situación con sus ojos alerta. Entonces, de repente, una de las armaduras al lado nuestro se movió, produciendo un chirrido metálico que me puso en alerta máxima. Instintivamente, llevé mi mano a la empuñadura de mi espada.

—¡Chicas! —exclamó Harry, dirigiéndose a Mal y Uma—. Puede que tengamos un desafío real ahora mismo.

Uma levantó una mano para hacerle callar, concentrada en su discusión con Mal.

Descendientes | Harry Hook Donde viven las historias. Descúbrelo ahora