|10| Perdido.

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Está bien

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Está bien.

Está bien.

Está bien.

De hecho, ¡es genial! Sakura por fin ha encontrado a alguien que le gusta, y además él también siente lo mismo, y van a salir juntos el viernes. Por fin las cosas se están arreglando para ella; es el inicio de su vida como adulta, lejos de esta casa de locos, de esta familia, de mí. Parece que es feliz, parece emocionada.

Quizá Sasori no es el chico que yo hubiera elegido para Sakura, pero no está mal. Ha tenido un par de novias formales, pero no parece que busque algo serio. Es normal que esté nervioso, pero esto no va a quitarme el sueño. Después de todo, Sakura tiene casi diecisiete años y Sasori sólo es un año mayor. No le va a pasar nada, va a estar bien. Es una persona muy sensata y responsable para su edad; tendrá cuidado y tal vez la cosa funcione. Él no le hará daño, al menos no a propósito. No, estoy
seguro de que no le hará daño, es imposible. Porque ella es una persona
encantadora, es preciosa... Y él lo verá. Tiene que verlo. Sabrá que no
puede romperle el corazón, no puede herirla. No lo hará. Será incapaz. Así
que, bueno, al menos yo podré descansar. No tengo por qué pensar más en esto.

Lo que necesito urgentemente es dormir, o si no me vendré abajo. Voy
a venirme abajo. Me estoy viniendo abajo.

Los primeros rayos de sol comienzan a acariciar el borde de los tejados.
Me siento en la cama y observo cómo la pálida luz diluye la negrura, limpia
tenuemente el color del cielo, poco a poco, y lo difumina por oriente. El aire es frío, se cuela entre las grietas del marco de mi ventana, y trae gotas de lluvia que se esparcen y salpican el cristal, al mismo tiempo que los pájaros despiertan. Un rayo de luz dorada se proyecta en la pared, extendiéndose paulatinamente como una mancha.

¿Qué sentido tiene todo esto? Me
pregunto acerca de este ciclo sin fin.

No he dormido en toda la noche y
tengo los músculos doloridos de estar tanto tiempo sin moverme. Estoy
helado, pero no tengo energía como para que mis brazos reaccionen y tiren de la manta para taparme. En algunos momentos, mi mente parece
apagarse, como si sucumbiera a un narcótico, pero luego cierro los ojos y
los vuelvo a abrir alarmado. A medida que la intensidad de la luz aumenta,
también lo hace mi desgracia, y me pregunto cómo es posible que esté
sufriendo tanto cuando no pasa nada malo. Mi desesperación crece, y
parece presionar desde el centro de mi pecho hacia afuera, amenazando con romperme las costillas. Lleno mis pulmones de aire fresco y luego los
vacío; paso las manos con suavidad sobre las ásperas sábanas de algodón,
como si quisiera aferrarme a esta cama, a esta casa, a esta vida. Es un
intento por olvidar mi absoluta soledad. La herida que hay bajo mi labio late y palpita y me cuesta no mordérmela, no rozarla para destruir la agonía que estoy sintiendo.

(...)

Un solo día abarca mucho. La rutina frenética de la mañana consiste en
asegurarme de que todos se acaban el desayuno y Sakura... Es mejor que no piense en ella, pero quiero seguir haciéndolo. No puedo dejar de pensar que está sola. Igual que ayer durante la cena: está aquí pero no está aquí. Su corazón y su mente han abandonado esta lóbrega casa y sus molestos hermanos pequeños junto al inepto hermano mayor y su madre alcohólica.

Forbidden |Sasusaku| [En curso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora