El sábado al mediodía, la luz suave del sol se colaba entre las cortinas, iluminando la habitación en tonos cálidos. Marta fue la primera en despertar. Giró la cabeza sobre la almohada y allí estaba Fina, profundamente dormida. Con el cabello desordenado y la respiración pausada, parecía una visión de paz y serenidad. Marta se quedó mirándola en silencio, hipnotizada por la belleza de aquella mujer que, de alguna manera, había entrado en su vida y revolucionado su mundo. Sin poder resistirlo, dejó que sus dedos acariciaran suavemente el rostro de Fina, trazando con ternura los contornos de su mandíbula, sus labios y sus mejillas.
Fina despertó poco a poco, sintiendo las caricias de Marta. Abrió los ojos despacio y al ver que Marta la observaba con tanto cariño, no pudo evitar sonrojarse. No recordaba la última vez que había vivido un momento tan íntimo, tan puro. Marta le sonrió, y Fina respondió con una tímida sonrisa de vuelta, mientras la calidez se expandía por su pecho.
—Buenos días... —susurró Marta, con la voz suave.
—Buenos días —respondió Fina, aún un poco avergonzada por lo cerca que Marta estaba, acariciándola con esa ternura.
Después de unos momentos en silencio, Marta se levantó de la cama.
—Voy a ducharme —anunció, mientras se estiraba perezosamente.
Fina, sintiendo un impulso juguetón en su interior, la siguió con la mirada.
El vapor pronto llenó el pequeño espacio del baño mientras el agua caliente caía en cascada sobre Marta, creando una atmósfera íntima y envolvente. La rubia dejó que el agua recorriera su piel, cerrando los ojos mientras la sensación la relajaba. Pero, justo cuando comenzaba a perderse en la calidez del agua, sintió un suave roce detrás de ella. Eran las manos de Fina, que la envolvían en un gesto de deseo contenido. Las yemas de sus dedos trazaban líneas suaves por el torso de Marta, dibujando pequeños círculos sobre su vientre mojado.
Marta dejó escapar un suspiro entrecortado cuando las manos de Fina subieron por sus costados, acariciando su cuerpo con una mezcla de devoción y deseo. Fina, incapaz de resistir la cercanía de la mujer que la volvía loca, la giró lentamente hasta que quedaron frente a frente, con los cuerpos húmedos rozándose bajo el agua que seguía fluyendo incesante.
Sus ojos se encontraron, y sin mediar palabra, Fina acercó sus labios a los de Marta en un beso lento y profundo. El contacto fue suave al principio, una caricia delicada, pero pronto se tornó en algo más apasionado, más urgente. Los labios de Fina se movieron con hambre sobre los de Marta, mientras sus manos no dejaban de explorar cada rincón de su piel, con un cariño palpable en cada gesto.
Marta gimió suavemente, su cuerpo respondiendo con naturalidad al toque de Fina. Esta, con destreza y una necesidad latente, deslizó sus manos hacia los muslos de Marta, acariciando lentamente antes de adentrarse entre sus piernas con una habilidad que denotaba la conexión profunda que ambas ya compartían. El sonido del agua, mezclado con sus respiraciones aceleradas, creaba una sinfonía íntima que resonaba entre las paredes del baño.
Marta dejó caer la cabeza hacia atrás, cerrando los ojos mientras se entregaba por completo al placer que Fina le proporcionaba. Las manos de Fina se movían con una precisión casi instintiva, sabiendo exactamente dónde tocar para llevar a Marta al límite. Sus movimientos eran lentos al principio, una tortura deliciosa, pero fueron ganando intensidad a medida que el deseo de ambas crecía.
El orgasmo de Marta llegó con una explosión de sensaciones tan intensa que sus piernas temblaron bajo el peso del éxtasis. Un gemido profundo escapó de sus labios, mientras su cuerpo se derrumbaba ligeramente contra la pared de la ducha. Fina la sostuvo, manteniéndola en su abrazo, saboreando cada segundo del momento.
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El Orgullo #Mafin
FanficBarcelona, 2024. En el vibrante telón de fondo del Orgullo, Fina y Marta se cruzan en un momento de efervescencia y cambio. Mientras la ciudad se llena de colores y celebraciones, sus vidas se entrelazan de manera inesperada. Marta, con su eleganci...