El Orgullo #Mafin

7 - Viernes

Léanlo con calma, es un capítulo el doble de largo de lo habitual, más de 6000 palabras frente a los anteriores que rondan las 3000 palabras. Tomen asiento, relájense y... a disfrutar.

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El viernes finalmente llegó. Fina había mantenido su promesa desde aquella noche del miércoles, controlando el impulso de seguir jugando con la rubia a través de las redes sociales. Había evitado subir cualquier cosa a su Instagram, resistiendo la tentación de provocar a Marta. Quería respetar el espacio que ella le había pedido, aunque cada hora que pasaba sin contacto se hacía interminable.

Las puertas del local abrirían a las 11, esperando a los primeros asistentes, pero eran solo las 7 de la tarde y Fina ya sentía un nudo en el estómago que parecía imposible de deshacer. Tenía unas horas para relajarse y prepararse, pero la ansiedad se apoderaba de ella. Sabía, en lo más profundo, que Marta estaría allí. Aunque no lo habían hablado directamente, las indirectas que se lanzaron y el hecho de que Luz y Begoña eran clientas habituales la convencían de que Marta no faltaría. O al menos, eso era lo que se repetía a sí misma, tratando de calmar la inquietud que la consumía.

"Vamos, ¿qué me pasa? Como si fuera la primera vez que me gusta alguien... joder, con estos nervios parezco una cría...". Fina intentó evadirse escuchando un podcast de actualidad, 'Saldremos Mejores'. Adoraba a aquellas dos mujeres y sus conversaciones siempre lograban captar su atención. Mientras lo escuchaba, iba mirando sus atuendos, buscando el conjunto perfecto para la ocasión.

Finalmente, lo tuvo claro: una falda corta de un color verde lima que destacaba su bronceado, combinada con un corsé blanco de encaje que realzaba su figura y aportaba un toque de sensualidad. Por encima, una chaqueta blanca tipo blazer de mangas cortas, que añadía un aire elegante. Optó por unas sandalias con plataforma, cómodas para poder bailar toda la noche si se daba la ocasión, y un bolso pequeño para llevar solo lo esencial, que dejaría guardado nada más llegara al local.

Se dispuso a maquillarse con cuidado. Aplicó un labial de tono suave, ligeramente más intenso que su color natural, y una sombra de ojos verde que combinaba perfectamente con la falda, realzando sus ojos. Un poco de rímel para darle intensidad a la mirada y listo. Para el pelo, decidió dejarlo suelto, con ondas naturales que caían sobre sus hombros, era un peinado básico pero eficaz.

Cada detalle estaba pensado para impresionar, pero sobre todo para sentirse segura. Mientras se miraba en el espejo, ajustando la chaqueta y repasando los labios, no podía evitar que los nervios volvieran a aparecer. Imaginaba el momento en que viera a Marta y un cosquilleo le recorría la espalda.

Respiró hondo, tratando de calmarse. Sabía que tenía que mantener la compostura, pero la posibilidad de ver a Marta hacía que fuera casi imposible. "Vamos Fina, que no es para tanto", se dijo a sí misma, recogiendo el bolso y preparándose para salir.

Al dar el último vistazo en el espejo, sonrió. Estaba lista, y aunque los nervios seguían presentes, también lo estaba la determinación. Hoy podía llegar a ser una noche diferente, y si así era estaba decidida a disfrutar cada momento.

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En el otro lado de la ciudad, Marta también estaba nerviosa. Sus amigas llevaban días invitando a gente para ir en grupo a ver a Marlena esa noche y habían quedado todos a las 12 en la entrada del local.

—Marta, ¿aún aquí? —miró el reloj Luz; eran las 7 de la tarde.

—Quería dejar todo lo de mañana atado. No quiero levantarme el sábado y que haya sorpresas que requieran de mi presencia —dijo Marta mientras se apartaba del ordenador.