La Protagonista Rechaza el Harem: ¡Dámelo a Mí!

Capítulo 9

Capítulo 9: "Un día libre en el pueblo"

- Todo ya está listo - dijo, sosteniendo su maleta y volteando a mirarme - ¿Y tú?, ¿vas a quedarte en la mansión? - preguntó con curiosidad.

- Si no, ¿entonces dónde? - respondí con normalidad.

Su mirada se llenó de culpa - Lo siento, no quería decirlo de esa manera. Me refiero a si vas a bajar al pueblo, o a pasear.

- No tengo planes por el momento. Supongo que leeré algún libro o buscaré una forma de distraerme.

- Quisiera que vinieras conmigo a visitar a mi familia, pero... - Su rostro se descompuso un momento, negando con la cabeza siguió - No creo que sea una buena idea.

Puse una mano en su hombro para tranquilizarla - No importa, igual no hubiera ido. Para ser sincero, no tengo ánimos de viajar tanto.

Cada dos meses, los empleados tienen dos días libres y pueden elegir un día de la última semana. La mayoría prefería irse entre viernes y sábado. Como no se podía dejar la mansión sola, se turnaban.

Pero había quienes simplemente se quedaban, ya sea por no tener familia o porque sus hogares estaban muy lejos. En mi caso, o mejor dicho, el del cuerpo original, era huérfano. Me enteré de eso debido a que Sophia lo había mencionado en una ocasión.

- Ya me tengo que ir - dijo Sophia con un tono de apuro - nos vemos en unos días - Se despidió rápidamente, como si no quisiera prolongar la despedida.

Para viajar de un pueblo a otro, había que recurrir a los carruajes tirados por caballos. No era un viaje rápido.

La mansión se volvió más silenciosa después de que se fueron, como si la propia casa respirara un suspiro de alivio. Caminé a mi habitación, cambié el uniforme por ropa normal y me preparé para bajar al pueblo. No se lo había dicho a nadie, pero esperaba encontrar un trabajo en mis días libres. Aunque la paga es buena, hay algo que no me dijeron: debido a que me contrataron a través de una empresa, el dinero se divide en dos, una parte para ellos y otra para mí. Eso fue un gran golpe a mi corazón, así que decidí ganar dinero extra.

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El pueblo era un remanso de paz, ajeno al ritmo acelerado del mundo moderno. No había internet, ni teléfonos, y los carros eran una rareza. Parecía un lugar perdido en el tiempo, alejado de la civilización.

Recorrí varias tiendas preguntando si necesitaban empleados, pero no tuve suerte. Me dijeron que no estaban contratando, que no tenía suficiente experiencia o que era demasiado joven.

Hasta que llegué a una tienda de comida, igual que las demás, hecha de madera. El letrero, descolorido por el sol, estaba justo arriba de la puerta. Llamé varias veces, pero nadie me contestó. Entré y, después de un momento, un hombre alto y corpulento apareció - Lo siento, está cerrado.

- Oh, perdón, no lo sabía. Pero no vine a comprar, estoy buscando empleo.

El hombre me miró detenidamente, su expresión era de duda - ¿Eres de aquí? No te había visto. Además, ¿cuántos años tienes?.

Callé, porque ni yo lo sabía. Pero debo tener unos ¿15?.

- Tengo 16 años, y necesito trabajo. Puedo hacer lo que sea - respondí con determinación.

- No estoy contratando, mucho menos a menores de edad - con un tono seco.

- Soy lo suficientemente mayor mentalmente y físicamente. No tengo ningún impedimento.

- ¿Estás seguro? ¿No eres una niña? no me lo tomes personal, pero parece que solo tienes diez años - dijo con una mueca.

- Soy un hombre, señor, solo que estoy desnutrido - respondí con una sonrisa amarga.

El hombre se quedó callado, mirándome de arriba abajo - Ah, por eso eres enano.

- No soy enano. Soy un hombre joven que necesita trabajo - repliqué con firmeza.

- No estoy contratando.

- Entiendo, pero ¿podría por favor decirme si conoce a alguien que necesite ayuda? Estoy dispuesto a trabajar duro y aprender - insistí.

El hombre se quedó en silencio, pensativo - Ve a la granja de al lado y habla con el viejo Miller. Él siempre está buscando ayuda.

- Muchas gracias, señor...

- Choi

- Muchas gracias señor Choi. Le agradezco su tiempo.