Capítulo 11

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Capítulo 11: "El segundo joven amo"

- ¿Veneno?.

"Mierda" pensé, un nudo de hielo se instaló en mi estómago, oprimiendo con una fuerza que me robó el aliento. Esta situación era un desastre, una bomba de tiempo a punto de explotar. Nunca imaginé que él aparecería justo en este momento, justo cuando yo...

Matthew Butcher, el segundo joven maestro, con su sonrisa angelical que tanto encantaba a las damas, era una máscara. Sus ojos, brillantes y pícaros, ocultaban un cálculo despiadado, una mente fría que no dudaría en apuñalar por la espalda. En ambas novelas, era el típico galán, el que conquistaba con facilidad y abandonaba con la misma indiferencia. Por esta razón, la protagonista nunca pudo creer en la sinceridad de sus palabras y cortejo, siempre sospechando de sus intenciones.

Yo sabía que él era el segundo mejor asesino de la familia, un arma letal con una sonrisa. Si tan solo sospechaba de ti... era mejor morir que caer en sus manos.

Y ahora, mis propias palabras me condenaron, hicieron que pareciera sospechoso. No era un temblor de nervios, era un escalofrío de puro terror que recorría mi cuerpo. La sangre se me heló en las venas, un sudor frío me empapó la piel.

La bandeja de plata se desplomó sobre el suelo con un golpe seco, como un trueno en miniatura. El silencio que siguió fue ensordecedor, amplificando el latido frenético de mi corazón. Era como si el mundo se hubiera detenido, esperando mi respuesta.

-Yo... yo...- Mi voz se ahogó en un susurro, un hilo de aire que apenas podía sostenerse. Las imágenes de Matthew, los gritos, la sangre, la satisfacción perversa que sentía al infligir dolor a otros... se agolpaban en mi mente, una pesadilla que se negaba a desaparecer.

Alzó la ceja mientras me inspecciona - ¿Tú no qué?

- No es lo que parece - dije, con un tono que pretendía ser casual, pero mi voz temblaba ligeramente.

- Qué casualidad que dices eso cuando eres tú quien los lleva - respondió con una sonrisa irónica, sus ojos brillando con una mezcla de diversión y picardía.

Con esfuerzo intento defenderme - Una mujer me pidió traer este pedido, me dijo que se sentía mal e iba al baño, solo le hice un favor.

- Bien, digamos que te creo. Pero dime, ¿qué te hace creer que está envenenado?.

Miro alrededor - La situación es muy extraña desde el principio y cuando llegue parecía que no habían pedido nada, por ello simplemente pensé lo peor.

Me miró con curiosidad - Así que así es la situación.

Caminando hacia mí, su aura es intimidante y siendo centímetros más alto la sensación es más grande - ¿Cómo era ella?

Parpadee, confundido - ¿Cómo era esa mujer?

- Sí, ¿cómo era ella? - repitió, su sonrisa se ensanchó un poco. Su mirada era penetrante, como si intentara leer mi mente.

- Su cabello era castaño, corto como por los hombros, su cara era redonda y... sus ojos eran café, parecía de mediana edad, arrugas en los bordes de sus ojos, rostro demacrado y ojeras debajo de los ojos, de estatura pequeña.

- ¿Y qué más? ¿Algo más que recuerdes? - su voz se volvió un poco más grave.

- Anm... - negué - No, es todo lo que recuerdo. Solo la vi por primera vez hoy y solo me habló rápidamente.

- Pero aún así puedes recordarla a detalle - dijo, sus ojos fijos en los míos, como si estuviera buscando alguna señal de mentira.

Era algo normal para mí, como un policía debíamos recordar cada característica de sospechosos, incluso si estoy en un cuerpo diferente mi mente sigue siendo la misma.

Chasqueó la lengua, una mueca de desaprobación se dibujó en sus labios.

- Casi me convences, pero creo que olvidaste algo. En estos momentos, en la segunda mansión solo estamos los que se encuentran en esta habitación. Todos los sirvientes ya se fueron. Y mientras venía no vi a nadie. ¿Acaso piensas que soy un tonto? - su voz era un susurro amenazante.

La Protagonista Rechaza el Harem: ¡Dámelo a Mí!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora