Capítulo 10

42 6 2
                                    

Capítulo 10: "El Encargo de los Pastelito"

El señor Miller, un hombre corpulento de rostro surcado por arrugas y canas, era el principal proveedor de carne del pueblo. Su granja, un hervidero de actividad, necesitaba manos adicionales.

A sus años, que bien podrían haber igualado la edad de mi abuelo, le costaba realizar las tareas más pesadas. Con su habitual amabilidad, a pesar de su expresión severa, me ofreció un trabajo: alimentar a los animales. No tenía la fuerza para tareas más exigentes, pero mis dos días libres me permitían ganar algo de dinero.

Tras finalizar mi jornada, regresé a la mansión. Mientras me dirigía a mi habitación, una señora con una bandeja de pastelitos me interceptó en el pasillo. La escena me pareció extraña. Intenté ignorarla, pero ella me sujetó el brazo y, con voz peculiar, me preguntó si podía llevar la bandeja a la última habitación a la izquierda.

Con un toque de duda, pregunté - Usted ya los lleva, ¿por qué me pide a mí que lo haga?.

Ella me miró con una urgencia que me puso alerta - De repente he tenido un dolor de estómago y no aguanto, necesito ir al baño - dijo, sus ojos reflejando la intensidad de su necesidad.

Suspiré - Está bien - resignándome a la situación. La bandeja, adornada con delicados pastelitos de colores, parecía demasiado pesada para una persona con tanto dolor. Asumí que debía ser un encargo urgente, y sin más preguntas, me encaminé a la habitación indicada.

Al llegar, toqué la puerta con mis nudillos, dos veces, con la cautela de quien no está seguro de la bienvenida que le espera. Un "ya voy" un poco apresurado me respondió, y la puerta se abrió.

Una joven de mirada inquisitiva, me recibió. Sus ojos se posaron en mí, luego en la bandeja de pastelitos, y finalmente volvieron a mí, con una ceja ligeramente alzada - ¿Disculpa, hay algo que necesites? - preguntó con una voz suave.

- Traje el pedido - respondí con un tono neutro.

- Pero nosotros... - comenzó a decir, pero su voz fue interrumpida por una nueva presencia. Una voz suave, casi melodiosa, preguntó - ¿Quién es? - Una cabeza se asomó por detrás de la joven, y una sonrisa cálida se dibujó en el rostro de quien la acompañaba - Oh, Edén, eres tú. Hace tiempo que no te había visto.

Me sorprendí. Theodore Butcher, el mismísimo, estaba justo frente a mí.

Desde el principio sentí que algo no estaba bien. La forma en que me recibieron, como si no hubieran pedido nada, y el comportamiento de esa señora, más que extraño, inquietante...

- Oh, esos son pastelitos, se ven deliciosos. Puedo tomar uno, ¿verdad? -

- No espera... - dije, con la voz apenas audible.

Sin pensar, cuando estaba a punto de morderlo, lo tiré al suelo.

- ¡Qué estás haciendo! - gritó la joven, su voz llena de pánico.

- Lo siento, no creo que debas comer eso - mi mirada fija en el plato que sostenía - Sospecho que tienen algo... tal vez estén envenenados.

Lily frunció el ceño, confundida - ¿Envenenados? ¿Por qué dices eso?.

No es una acusación ligera, pero en esta casa, nada es lo que parece. Recuerdo que en la novela se cuentan sobre los intentos de asesinato contra los jóvenes maestros. Theo, siendo el más joven, es el blanco más fácil.

Un escalofrío recorrió mi espalda al sentir una presencia detrás de mí - ¿Veneno? - una voz ronca y peligrosa resonó, llena de amenaza.

~~~~~~~

¿Quien será?

Regresé, ahora sí me enfocaré en esta Historia 🥳.

Los capítulos son muy cortos pero hago lo que puedo 👀.

La Protagonista Rechaza el Harem: ¡Dámelo a Mí!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora