Capitulo #1

67 25 30
                                    

~ Vida intranquila ~

Mis padres adoptivos, John y Emma, habían sido un auténtico regalo del cielo. Después de pasar años confinada en un frío y austero orfanato, donde mi infancia se vio empañada por los abusos y la más absoluta indiferencia, ellos me acogieron con los brazos abiertos, brindándome el cálido y protector hogar que tanto había anhelado.

Aún recuerdo el día en que John y Emma llegaron al orfanato, buscando desesperadamente a un niño al que llenar de amor y cuidados. Cuando sus ojos se cruzaron con los míos, fue como si una chispa se encendiera dentro de mí, devolviéndome la esperanza que creía perdida para siempre. Sin embargo, ellos me nombraron Mika. Fue una experiencia horrible la que tuve que vivir en aquel lugar, pero ahora me esfuerzo por mirar hacia adelante y dejar atrás el doloroso pasado.

John es un hombre de rostro amable y una mirada cálida, que siempre tenía una sonrisa y una palabra de aliento para mí. Trabaja incansablemente, realizando largas jornadas en la fábrica, todo con el fin de poder pagar mis estudios y brindarme una vida estable y llena de comodidades. Emma, por su parte, es una madre cariñosa y comprensiva, que se desvivía por hacer que me sintiera querida y segura en mi nuevo hogar, a pesar de los traumas y miedos que aún me atormentaban.

A pesar de que ahora me siento feliz y afortunada por tener a esta maravillosa familia, aún tengo miedo de abrir mi corazón y hablar abiertamente sobre mi oscuro pasado en el orfanato. Es algo que me cuesta mucho enfrentar, pues las heridas emocionales parecen seguir tan frescas como el primer día.

Me he estado esforzando al máximo en la escuela, logrando excelentes calificaciones que llenan de orgullo a mis padres adoptivos. Sin embargo, aún no he logrado encajar completamente y hacer amigos cercanos. Me siento sola, con un vacío en mi corazón que parece no poder llenar, a pesar de los esfuerzos que hago por integrarme. Pero me recuerdo a mí misma que debo enfocarme en mi futuro y en construir la vida que siempre soñé, lejos de las sombras del pasado.

Ya en mi casa, comienzo a leer mi libro favorito, pero no me percaté de la hora. Una mariposa negra revoloteaba cerca del reloj. Cuando apareció, un escalofrío recorrió mi espalda. Miré el reloj y noté que, efectivamente, marcaba las 12 en punto. Algo en mi interior me decía que esa mariposa era un mal presagio.

Dejé el libro a un lado y me puse de pie, sintiendo cómo la ansiedad se apoderaba de mí.Traté de tranquilizarme, recordándome que debía mantener la calma, pero un mal presentimiento me atormentaba. Sin embargo, sentía mis párpados pesados; estaba profundamente cansada. Me fui a la cama y, poco a poco, caí en un estado de inconsciencia que parecía envolverme por completo.

Cuando abrí los ojos, me encontraba en una habitación con cinco camas, todas ellas ocupadas. Miré a mi alrededor, preguntándome quiénes serían los otros jóvenes que compartían este espacio conmigo. Me levanté de la cama y comencé a caminar, observando detenidamente a cada uno de mis compañeros de cuarto, tratando de descubrir quiénes eran y cómo habíamos llegado a este misterioso lugar. Un sentimiento de inquietud se apoderó de mí. Un joven se despertó; pude observar que era alto y delgado, de cabello castaño y ojos verdes. Llamado Sebastián, se incorporó lentamente, con una expresión de confusión en el rostro.

-¿Dónde estamos? ¿Qué está pasando? -murmuró, mirando a su alrededor con inquietud.

Antes de que pudiera responderle, otro de los jóvenes que compartía la habitación se levantó de su cama. Era un chico de aspecto arrogante y privilegiado, que se presentó a sí mismo como Lincon.

-¿Alguien sabe cómo llegamos aquí? -preguntó Lincon, con una nota de irritación en su voz.

Sacudí la cabeza, sintiéndome igual de perdida y confundida que ellos. -No tengo idea. Desperté aquí, igual que ustedes.

En ese momento, la chica de cabello oscuro y ojos tristes también se incorporó. -Yo tampoco recuerdo nada. ¿Cómo es que terminamos en este lugar? -dijo, con una voz temblorosa.

Nos miramos los unos a los otros, tratando de encontrar una respuesta a nuestras preguntas. Un ruido se escuchó detrás de la puerta. La joven de cabello rubio y ojos claros, a quien habíamos identificado como Sarah, se acercó a la puerta con cautela. A pesar del miedo que parecía reflejarse en su rostro, la curiosidad superaba sus temores. Cuando Sarah se acercó a la puerta, una sensación de inquietud se apoderó de nosotros. Observamos con el corazón en la garganta cómo sus dedos se cerraban sobre el pomo, girándolo lentamente.

¿Es una pesadilla o una realidad? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora