Capitulo #17

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~La verdad~

Mika y Sebastián salieron del orfanato, con la mente llena de preguntas y el corazón lleno de miedo. La verdad se había revelado, pero aún quedaba mucho por descubrir. Tenían que ver el video, ese era el siguiente paso.

Caminaron en silencio por las calles, la ciudad dormía bajo la luna llena. Llegaron a la biblioteca, un edificio antiguo con un aura de misterio. Entraron con cautela y se dirigieron al mostrador de préstamo.

Buenas noches— dijo Mika, tratando de mantener la calma. —Necesitamos una computadora vieja, una que pueda reproducir cintas de video.

La bibliotecaria, una mujer de cabello gris y ojos penetrantes, los miró con curiosidad.

¿Para qué necesitan una computadora tan antigua?— preguntó, confundida.

Es para un proyecto escolar—respondió Sebastián, improvisando una excusa.

La bibliotecaria, con una mirada escéptica, les señaló un rincón oscuro de la biblioteca. —Tienen una computadora vieja en el sótano, pero no se garantiza que funcione.

Mika y Sebastián agradecieron y se dirigieron al sótano. Las escaleras crujían bajo sus pies y el aire olía a humedad y polvo. Encontraron la computadora en un rincón polvoriento. Era una vieja máquina con una pantalla verde y un teclado desgastado.

Con cuidado, conectaron la cinta de video a la computadora. La pantalla parpadeó y luego se iluminó con una imagen borrosa. 

En la pantalla, apareció el director del orfanato. Su rostro, que en las fotos parecía severo, ahora mostraba una expresión de locura. 

Estos niños son especiales—dijo el director, con voz ronca.  —Tienen un poder que no se puede controlar. Un poder que puede destruir el mundo.

Mika y Sebastián se miraron, sintiendo que la sangre se les congelaba en las venas. 

El director continuó hablando, explicando sus experimentos. Los niños eran sometidos a torturas horribles, sus mentes eran manipuladas, sus cuerpos eran utilizados para crear una fuerza oscura. 

La masa oscura— dijo el director, con una sonrisa siniestra. —Es el arma definitiva. Con ella, podré controlar el mundo o más bien los sueños de todas las personas.

Las imágenes del video eran horribles. Mika y Sebastián vieron a los niños sufriendo, a sus cuerpos deformándose, a sus mentes siendo corrompidas. 

De repente, una alarma sonó en el video, un sonido agudo y penetrante que llenó la habitación. Un hombre corrió hacia el director, gritando algo que no se podía entender. En ese momento, la imagen se volvió borrosa y solo se veían sombras corriendo por el pasillo. 

La imagen se estabilizó y se veían cinco niños corriendo por un bosque. Eran niños pequeños, con rostros llenos de miedo. Mika y Sebastián se quedaron mirando la pantalla, sintiendo que la piel se les erizaba. 

Los niños corrían sin parar, hasta que la imagen se desvaneció. El video terminó.

Mika se quedó mirando la pantalla, sintiendo que la cabeza le daba vueltas. Los cinco niños en el video... eran ellos. Era Mika, Sebastián, Sarah, Nicole y Lincoln. Pero ¿cómo era posible? Ellos no recordaban haber escapado del orfanato. 

Sebastián, al ver la expresión de Mika, se acercó a él y le preguntó:  —¿Qué pasa?

Mika, con la voz temblorosa le dijo —Esos niños... somos nosotros. Pero no recuerdo nada de eso.

Sebastián se quedó mirando la pantalla, sintiendo que la verdad se le escapaba. ¿Cómo era posible que ellos no recordaran haber escapado del orfanato? ¿Y qué había pasado con los demás niños? 

De repente, la pantalla se encendió de nuevo. El director estaba allí, con el rostro pálido y sudoroso.  Sus ojos estaban llenos de miedo. 

—¡Esto salió mal!  ¡Este experimento salió mal!—  gritó el director, con la voz temblorosa.  —¡Hay hombres sin rostro!  ¡Son monstruos!  ¡Se alimentan de miedo!  ¡Nos atacan en nuestras pesadillas! No vamos a sobrevivir, nadie lo hará...

La imagen se volvió borrosa y se escuchó un grito de terror. El video terminó.

Mika y Sebastián se quedaron mirando la pantalla, sintiendo que el miedo los paralizaba.

De repente, una sombra se posó sobre ellos. La bibliotecaria, con una expresión de preocupación, les dijo —Es muy tarde, ya vamos a cerrar. Deben irse.

Mika y Sebastián, aturdidos por la aparición repentina de la bibliotecaria, se levantaron rápidamente.  —Lo siento— dijo Mika —no vimos la hora

Sí,  ya es hora de irse—  dijo Sebastián, mirando a la bibliotecaria con una sensación de inquietud.

Al salir de la biblioteca—  Nos vemos en unas horas —dijo Mika, con una sonrisa nerviosa.

Sí, nos vemos en unas horas —  respondió Sebastián, sintiendo que algo no estaba bien.

Mika y Sebastián caminaron por las calles, el silencio de la noche se sentía más pesado que nunca.  Sabían que se iban a ver en aquel sueño. Esta vez estaban preparados. Sabían que la verdad estaba en juego, pero esta vez les tocaba luchar con la masa oscura y liberar los espíritus de los niños.

¿Qué vamos a hacer?— preguntó Sebastián, su voz llena de incertidumbre.

Tenemos que encontrar la masa oscura y liberarla— dijo Mika, su rostro reflejando una determinación inquebrantable. 

Mika y Sebastián se miraron, sus ojos llenos de miedo y esperanza. Sabían que la batalla sería difícil,  pero no se rendirían. Tenían que luchar por su libertad, por la libertad de los niños y por la salvación del mundo.

 Tenían que luchar por su libertad, por la libertad de los niños y por la salvación del mundo

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