~Misterio y más misterio~
Mika asintió,sintiendo que la presión en su pecho aumentaba. Sabía que no podía seguir ocultando sus sentimientos por mucho tiempo, pero no sabía cómo decirle a Sebastián lo que sentía sin arruinar su amistad. Tenía que concentrarse en la misión, en la verdad,en la masa oscura.
"Debemos encontrar el registro", pensó Mika, "Esa es la clave para detenerla".
Sebastián seguía examinando la cerradura Mika asintió. Sebastián tomó el cuchillo y comenzó a trabajar en la cerradura. Pasaron unos minutos y finalmente, la puerta se abrió con un crujido.
—Lo logramos — dijo Sebastián, con una sonrisa.
Mika y Sebastián entraron en la habitación. Era una pequeña oficina, con un escritorio, una silla y una estantería llena de libros. En la pared, había un cuadro de un hombre de aspecto severo.
—Este debe ser el Director — dijo Mika, señalando el cuadro.
Sebastián asintió.
—Debemos encontrar el registro — dijo Mika, mirando a su alrededor. —Tiene que estar en algún lugar de esta habitación.
Sebastián comenzó a examinar el escritorio, pero no encontró nada. Mika se acercó a la estantería y comenzó a mirar los libros.
—Mira — dijo Mika, señalando un libro que estaba en la parte superior de la estantería. —Este libro parece diferente a los demás.
Sebastián se acercó a Mika y tomó el libro. Era un libro antiguo, con una portada de cuero y un título escrito en tinta dorada: "Registro de Niños Perdidos".
—Este debe ser el registro— dijo Sebastián, con un tono de emoción. —Tal vez por fin podamos descubrir la verdad.
Mika movió su cabeza, sintiendo que la esperanza volvía a encenderse en su interior.
Mientras Sebastián abría el libro, Mika recordó los horrores que había presenciado en la pesadilla. El director del orfanato no era un hombre bondadoso, no quería ayudar a los niños. Él los quería para sus experimentos, experimentos horribles que buscaban manipular la energía vital de los niños, transformándola en una fuerza oscura.
Los niños que no sobrevivían a los experimentos morían, sus cuerpos sin vida se convertían en la fuente de la masa oscura. El director, obsesionado con el poder, no se detenía ante nada.
Mika sintió un escalofrío recorrer su espalda al recordar cómo el director había transformado a los niños en las criaturas sin rostro que los perseguían en la pesadilla pero se vuelven más poderoso porque se alimentan del miedo.
—Tenemos que encontrar una forma de detener la masa oscura y liberar los espíritus — dijo Mika, su voz llena de determinación.
Sebastián asintió, su rostro reflejando la misma determinación.
—Tenemos que leer el registro — dijo Sebastián, abriendo el libro. —Tal vez encontremos la clave para detenerlo.
Mika y Sebastián se pusieron a leer el registro, cada página que leían les llenaba de horror. El libro contenía detalles escalofriantes sobre los experimentos del director y sobre el destino de los niños que habían sido víctimas de su crueldad.
Al final del registro, Mika y Sebastián encontraron un mapa. El mapa mostraba la ubicación de un laboratorio secreto donde el director realizaba sus experimentos.
—Tenemos que ir a ese laboratorio — dijo Mika, señalando el mapa. —Tenemos que detener la masa oscura y liberar los espíritus de los niños.
Sebastián asintió, sintiendo que la responsabilidad pesaba sobre sus hombros.
—Vamos — dijo Sebastián, cerrando el libro. —Tenemos que ir a ese laboratorio.
Justo cuando iban a salir de la oficina, Mika encontró un pequeño álbum de fotos escondido debajo del escritorio. Las fotos mostraban a niños, sonrientes y felices, pero algo no andaba bien. Mika sintió un escalofrío recorrer su espalda. Mika sintió un nudo en la garganta.
Sebastián, al ver la expresión de Mika, se acercó al álbum y lo abrió. Al ver las fotos, sus ojos se abrieron con sorpresa.
—Estos somos nosotros — dijo Sebastián, con un tono de incredulidad. —Pero... ¿cómo es posible?
Mika no pudo responder. Se sentía confundida y asustada. Estaban los 5, Lincon, Sebastián, Sarah, Nicole y yo.
Mika y Sebastián se miraron, sus mentes llenas de preguntas. Sabían que tenían que encontrar las respuestas, pero también sabían que estaban en un peligro inminente.
—Tenemos que ir al laboratorio — dijo Mika, su voz llena de determinación. —Tenemos que descubrir la verdad.
Mika y Sebastián, con el corazón latiéndoles con fuerza, salieron de la oficina del Director. El mapa en sus manos les mostraba el camino hacia el laboratorio secreto, un lugar que les inspiraba miedo y esperanza a la vez.
Siguiendo las indicaciones del mapa, atravesaron pasillos oscuros y polvorientos y finalmente llegaron a una puerta de metal maciza. La puerta estaba cubierta de óxido y tenía una gruesa cadena que la aseguraba.
—Este debe ser el lugar — dijo Sebastián, su voz apenas audible.
Mika sintiendo que la presión en su pecho aumentaba. Sabía que estaban a punto de enfrentarse a algo terrible, pero no podía darse por vencidos. Tenían que liberar los espíritus de los niños.
Sebastián tomó el cuchillo y comenzó a trabajar en la cadena. La cadena era tan vieja que se rompió con facilidad. Finalmente, la puerta se abrió con un golpe seco.
Mika y Sebastián entraron en el laboratorio y la oscuridad los envolvió como una manta. El aire estaba frío y húmedo y un olor extraño y nauseabundo llenaba el ambiente.
—Cuidado — dijo Sebastián, encendiendo su linterna.
La luz de la linterna iluminó un espacio amplio y desolado. Las paredes estaban cubiertas de manchas oscuras, húmedas, el suelo estaba cubierto de polvo y lleno escombros. En el centro de la habitación, había una mesa de metal con varios instrumentos extraños y tubos de ensayo.
—Este es el lugar donde el director hacía sus experimentos — dijo Mika, su voz llena de horror.
Sebastián sintiendo que la piel se le erizaba.
—Es horrible — dijo Sebastián —No puedo creer que hiciera esto.
Mika y Sebastián se adentraron en el laboratorio, explorando cada rincón. Encontraron varios archivos con información sobre los experimentos del director y también encontraron fotos de los niños que habían sido víctimas de su crueldad. Y una cinta de vídeo.
—Tenemos que ver este video — dijo Mika.
Mika y Sebastián salieron del olfanato y fueron a la biblioteca para pedir prestado una computadora vieja y ver la cinta del vídeo.
ESTÁS LEYENDO
¿Es una pesadilla o una realidad?
Horror¿Es una pesadilla o una realidad? De Cinco jóvenes, Mika, Sebastián, Lincon, Sarah y Nicole, se despiertan en un orfanato, un laberinto de pesadilla que se ha filtrado en su mundo. Rodeados de sombras inquietantes y criaturas que se alimentan de su...