Kudo Akane, un chico con miedo oculto en sus ojos, bueno excepto de aquellos ojos rojos que parecían seguirlo. O tal vez solo le llamaba la atención su cabello morado.
- Me gusta...El brillo con el que me miras
#1 Kaijuno8 - 060824
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-Hola, Aiko-San
"¡Ichikawa! ¿Cómo has estado? ¿Todo bien por haya? ¡¿Por qué no te habías comunicado?!"
Ichikawa tuvo que alejar el teléfono de su oreja al escuchar cómo alzaba la voz -Lo lamento Aiko-San, estaba... estableciendo en este lugar
"Bueno, lo comprendo después de todo a ninguno le quedó elección"
-Algo así - la verdad, el acepto sin objetar.
"Pero no respondiste mis preguntas, ¿Te has comunicado con mi rebelde?"
-Si, de hecho hable con él esta mañana; una vez que todo estuviera calmado
"Que bueno, dejame decirte que ese chico aparte de rebelde es un mentiroso ¿Puedes creerlo?"
-Akane, ¿un mentiroso? - como le explicaba que todos ellos mentían.
"Si, hace un tiempo el me hablo para pedirme una receta que dice que por su compañera resfriada"
-Ah...
"Si, ¿Y sabes quien era el enfermo? ¡Era Soshiro!"
No le dejó contestar - ¿El Vice capitán?
"Si, el fue el que me aviso y corriendo fui a ayudarlo, Tal vez esta sea mi oportunidad Ichikawa pronto tendrán un nuevo abuelo"
Ichikawa ni lo podía pensar ¿Su vice capitán? ¿Como su abuelo?. Para empezar ni eran familia aunque no le molestaba que lo considerara su nieto. Estaba seguro incluso que Kafka era mayor que él y que si Kafka tuviera que llamarlo ¿Abuelo? seguro lo ponía a correr o a entrenar hasta que ya no pudiera más.
-¿Cómo debería tomarme eso? - soltó nervioso.
"Como que pronto tendré pareja claro, eso si; si mi propio nieto no me lo gana antes" Sono feliz y divertida.
-Am, abuela ¿querías preguntarme algo?
"Ah, ¡Si! Bueno, ¿Qué sabes de Kafka?"
Soltó un suspiro - Él está bien
"¿Enserio? Podrías decirle que se comunique conmigo, más vale que no me estes mintiendo"
-No te digo la verdad, Kafka ahora está en la primera división seguro se comunicara contigo pronto.
La razón por la que él podía decir esto tan tranquilo, es por que lo estaba. Ya podía concentrarse en su propio entrenamiento y sin tener que seguir inventando excusas para que la abuela los descubriera; después de todo la muerte de Kafka Hibino fue suspendida.
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