La alarma me sacó de mi sueño abruptamente. Miré el reloj y eran las 5:00 a.m. en punto; era hora de prepararme para entrenar. Me estiré y sentí los crujidos de mi cuerpo, como si cada articulación estuviera liberando el aire acumulado. Mis hombros sonaron más fuerte de lo habitual, lo que me sorprendió. Sacudí la cabeza y tomé mi toalla para darme una ducha matutina, algo que realmente necesitaba para despertar.
Después de vestirme y ordenar mi habitación, fui a la cocina para desayunar. Sabía que hoy sería otro día intenso. Un quejido involuntario escapó de mi boca mientras caminaba hacia la cocina.
El sonido de la cafetera me sacó de mis pensamientos. Bebí un café fuerte y comí tostadas con palta, mientras observaba los primeros rayos de sol asomarse sobre la majestuosidad de Milán.
Lavé los trastes, recogí mis implementos de entrenamiento y salí de mi departamento, dirigiéndome a la piscina, que estaba a unos 20 minutos de distancia a pie.
La tranquilidad de las calles de Milán me invitaba a relajarme un momento antes de enfrentar el entrenamiento, donde mi coach me gritaba sin descanso.
Solté un suspiro sonoro al entrar en el gimnasio, sabía lo que se avecinaba, pero luego de esto vería a Ran. Sonreí al recordarlo.
Sacudí el pensamiento y me concentré en lo que debía hacer. Me dirigí al vestuario para cambiarme y luego a la piscina de 50 metros, que me esperaba en calma antes de ser invadida por los gritos de Fran, que hombre tan insoportable, pero así lo quería.
—Radia, qué bien que ya estés aquí. ¿Lista para hoy? —Fran apareció a mi lado con una sonrisa que me hizo sospechar. Su buen humor siempre venía con algún truco.
—Sí, ¿en qué trabajaré hoy? —le miré, ya preparando mi mente para lo peor.
—Hoy te enfocarás en soltura. Nada muy estricto —dijo, alargando la pausa dramáticamente—. Has mejorado considerablemente últimamente, así que hoy solo acumularemos metros y trabajaremos en las salidas. Nada exigente, chiquita —añadió, con una sonrisa burlona que confirmaba mis sospechas.
—Claro, qué amable de tu parte, Fran. Siempre velando por mi bienestar —respondí con una sonrisa irónica mientras me ponía el gorro y las gafas.
—No te me relajes demasiado —me advirtió—, aún quiero ver una técnica impecable y vueltas perfectas. Ya sabes, estaré atento a todo.
—Por supuesto, todo muy relajado —murmuré antes de zambullirme en el agua, dejando que la sensación familiar me envolviera.
Después de un tiempo, sentí que mi cuerpo se relajaba mientras deslizaba el agua con mis brazos. Mis piernas seguían el ritmo de cada brazada, y mi respiración estaba más pausada. Era un momento de paz en medio de la tempestad.
—¡Eso es! ¡Sigue así, tus vueltas están impecables! —la voz de Fran interrumpió mis pensamientos, llenándome de una sensación de satisfacción. Continué nadando, enfocada y concentrada en mantener el ritmo.
El entrenamiento continuó en silencio, solo roto por el sonido de mi respiración y el chapoteo del agua. El tiempo parecía desvanecerse mientras me concentraba en cada movimiento.
Fran, con su mirada atenta desde el borde de la piscina, no perdía detalle. Cada vez que pasaba junto a él, podía sentir su evaluación, su crítica constante pero constructiva. Era como una presencia invisible que me empujaba a dar lo mejor de mí, sin decir una palabra más de la necesaria.
—¡Excelente, Radia! —exclamó Fran de repente —Tus tiempos están mejorando, pero recuerda no relajarte demasiado. El equilibrio entre técnica y velocidad es clave.
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Love Theory | Yuki Ishikawa
FanfictionÉl jugador de volleyball y ella práctica natación ¿A dónde llegará esta historia de amor? Historia 100% de mi propiedad. • Heterosexual. • Lenguaje inapropiado y explícito, a veces. • Escenas de sexo, quizás.