Yuki me condujo fuera del polideportivo y, en cuanto estuvimos al aire libre, lanzó un suspiro como si hubiera estado conteniéndose. Abrió el auto para que yo subiera y luego se dirigió a su lado. Cuando encendió el motor, me miró con una expresión seria, aunque en sus ojos brillaba algo más, algo que lo hacía ver aún más decidido.
—No voy a fingir, Radia —dijo, mientras sus manos se aferraban al volante—. No soporto a Thomas.
Reprimí una sonrisa y crucé los brazos, esperando su inevitable explicación. Sabía perfectamente que esta escena se avecinaba, pero no me dejaba de hacer gracia la manera tan directa en la que Yuki dejaba claro su punto.
—¿De verdad? Porque me parece que no habías mencionado eso en los últimos… cinco minutos —respondí, alzando las cejas.
Él dejó escapar una risa baja, pero no perdió su seriedad. Me miró por un momento y luego extendió su mano para tomar la mía, apretándola con firmeza.
—Me estoy tomando esto en serio, ¿sabes? —dijo, en un tono que mezclaba posesividad y algo más profundo—. No quiero que pienses que esto es solo un juego. No con él rondándote y sin mencionar a Ran.
—¿Yuki? —le respondí, divertida, aunque la sinceridad de su mirada comenzaba a provocar en mí una calidez inesperada—. Thomas es solo un amigo. Ya te lo he dicho.
—No me importa que sea tu amigo —dijo, acercándose ligeramente, con esa sonrisa que solo mostraba cuando se ponía un poco posesivo—. No voy a ceder ni un milímetro.
Puse los ojos en blanco, aunque en realidad su actitud protectora me hacía sentir una mezcla de ternura y emoción. Yuki me observó unos segundos, como esperando alguna reacción, y después me acarició la mano suavemente con el pulgar antes de volver a concentrarse en la carretera.
El trayecto transcurrió en silencio, pero Yuki no me soltó la mano en todo el camino, manteniéndola en la suya como si quisiera recordarme que estaba ahí, que me tenía. Al llegar a su apartamento, me ayudó a bajar del auto, y su mano volvió a encontrarse con la mía de manera natural.
Al abrir la puerta, me miró de nuevo, sus ojos reflejaban una mezcla de cariño y una pizca de terquedad.
—¿Sabes? —murmuró, inclinándose hacia mí con una sonrisa provocadora—. Si alguien más intenta acercarse, le haré entender que, en este momento, solo yo estoy para ti.
Sentí un cosquilleo al escuchar su tono, y, aunque me reí, no pude evitar sentir cómo mi corazón se aceleraba un poco.
—Me queda claro, Yuki. —le respondí, y ambos compartimos una sonrisa, esa sonrisa que parecía estar reservada solo para nosotros.
La luz del sol se filtraba por las ventanas. La calidez de su presencia hizo que me sintiera a gusto, dejamos nuestros bolsos en un costado del sofá, aunque todo se sentía bien en ese momento, un pequeño pensamiento sobre Thomas y Ran pasó por mi mente.
Yuki notó mi expresión, como si adivinara mis pensamientos, y acercó una mano a mi mejilla, acariciándola suavemente. Su toque era cálido y delicado, y su sonrisa se tornó más suave.
—Hey, ya basta de pensar en otras cosas —susurró, como si pudiera leerme—. Ahora estás conmigo, ¿no?
Asentí, y él aprovechó para darme un beso en la frente, uno de esos que siempre me hacían sentir protegida y especial. Luego, su rostro descendió y me dio un pequeño beso en la punta de la nariz, haciéndome reír.
—¿Qué? —pregunté, riendo, mientras él me miraba con un brillo juguetón en los ojos.
—Nada, es que… —me rodeó con los brazos y me apretó suavemente contra su pecho—. Estaba pensando en lo adorable que te ves cuando te ríes. Deberías hacerlo más seguido.
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Love Theory | Yuki Ishikawa
Fiksi PenggemarÉl jugador de volleyball y ella práctica natación ¿A dónde llegará esta historia de amor? Historia 100% de mi propiedad. • Heterosexual. • Lenguaje inapropiado y explícito, a veces. • Escenas de sexo, quizás.