Cuatro hombres en uniforme para cargar hasta casa a mi pequeño soldado.
"¿Qué podía hacer? Él tuvo que haberse declarado." Pero él lo alejó por su sed de venganza.
"¿Qué podía hacer? Ellos debieron ser pareja." Pero él se asustó al descubrir la verd...
Feliz cumpleaños WhiteMothXD. Espero que cumplas muchos más.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Mirándose en el espejo ovalado frente a él, con su mirada fija en ese gato con alas viejo y carente de vida en su mirada, no podía reconocerse. Nunca, ni cuando estaba vivo, pensó que se casaría, menos con un hombre y mucho menos en el Infierno.
Y, a pesar del profundo cariño que le tiene a ese hombre con el que caminará al altar en tan solo un par de horas, el vacío en su pecho es difícil de ignorar. Se siente sucio, incorrecto y hasta triste.
No lograba entenderse. Pensó haber encontrado al adecuado cuando comenzaron su relación. Se sentía como un adolescente experimentando su primer amor.
Tal vez se siente así porque él no experimentó su primer amor en su adolescencia. Él estaba... ocupado.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—¿Cómo dijiste que era tu nombre? —Se acercó su compañero susurrando en su oído.
—Soy Hunter —dijo desganado el adolescente de 15 años para presentarse a los niños que lo observaban.
Cuando era un adolescente, Husker, o el en ese entonces Hunter, era esclavo de los voluntariados a los que sus padres le inscribían. Ese año en específico, tendría que apoyar a menores con sus estudios. Y tras estar más de una hora insistiendo con un niño, por fin logró enseñarle un método para dividir números de dos cifras.
—¡Hunter! —Se dio la vuelta en su silla de madera para ver hacia la entrada de la sala de estudio, encontrándose con la supervisora de ese lugar. Él se levantó de mala gana y se acercó a la vieja mujer. —Hazme un favor, querido. Lleva esto a la sala de radio difusión. Alexander debe de darte unos cafés como vuelto. —Confundido de porque él debía hacerlo, solo tomó la bolsa de basura que la mujer le dio y asintió.
Siguió el pasillo que la supervisora le dijo que tomara. Estaba llegando a lo más profundo del camino y aun así no encontraba la maldita puerta de metal que la señora mencionó. A pesar de que el pasillo estaba conectado a la sala de estudio, seguramente nunca se hubiera enterado de la existencia de los salones escondidos de ahí. No tenía la paciencia suficiente para seguir avanzando sin saber si de verdad estaba más cerca, así que observó una puerta de madera desgastada en su totalidad de la que provenían pasos demasiado sonoros. Tocó, sin embargo, no esperó respuesta y pasó de todos modos, encontrando a una chica con tez negra y la mirada concentrada en un enorme espejo que cubría toda la pared. La chica le dio una sonrisa sin dejar de realizar una compleja coreografía.