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Tercera ley de Newton

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Tercera ley de Newton

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Narrador omnisciente.

Cuando Maxine era niña escuchaba casi a diario que era una copia exacta de su madre. Poseían las mismas facciones físicas: cabello largo y rubio, acompañado de unos ojos oscuros y expresivos. Al principio no le daba importancia porque pensaba que no era cierto. No veía ninguna similitud entre ellas hasta que Maxine empezó a crecer. Cada año que pasaba ella se veía cada vez más parecida a su madre, y eso le gustaba. Veía como la gente volteaba a ver a su madre cuando pasaba por la calle. Cómo las mujeres la halagaban a diario. Y su madre era una mujer tan buena que mostraba su humildad cada vez que esto pasaba. Reaccionaba con gentileza y timidez. No era egocéntrica ni aprovechaba su físico para obtener nada. Pero a Maxine si que le gustaba esa atención que recibía por parte del mundo. La hacía sentir diferente al resto y eso le agradaba lo suficiente como para no mirar mal a nadie cuando admiraban su belleza con descaro.

No recordaba mucho a su madre en este punto de su vida, solo sabía que la admiraba bastante. Había sido una mujer encantadora y elegante y Maxine siempre anheló ser como ella. Por supuesto que lo logró sin intentarlo. Cuando la adultez recibió a Maxine, lo hizo con los brazos abiertos. Ella representaba muy bien a las personas con un aura marcada. Era femenina y elegante. Ella era envidiable. Claro que las demás chicas envidiaban cosas superficiales de ella, no sabían en lo más mínimo si Maxine era igual de glamurosa cuando despertaba por las mañanas. O cuando estaba a solas sin nadie que la observara. Pero no le interesaba. Cuando su madre murió y llegó al primer orfanato comprendió rápidamente que esas cosas envidiables que había en ella no serían de mucha ayuda. Tuvo que asistir a una escuela pública de mala muerte en la que ser bonita y elegante no te daba ni atención, ni una vida que mantener.

Al menos no era solo una cara bonita. Maxine era lista y pronto empezó a resaltar por eso. Un año en la secundaria pública y muchas A en sus boletines de primaria le permitieron obtener una beca en una escuela privada. Tener un pasado trágico que produzca lastima también ayudó. La vida mejoró por un tiempo. La escuela era un lugar seguro para ella aunque no tener un hogar ni dinero le hizo imposible ser la estereotipada chica bonita estadounidense. No importaba. De todas formas tenía una beca que mantener y ser popular no era algo importante para una joven huérfana de doce años que apenas tenía que comer.

Al ver la escasez de adopciones, tuvo que rondar por las calles buscando maneras de conseguir un poco de dinero. Por supuesto que se perdió de las pocas personas que iban a su orfanato a buscar niños, pero de todas formas no la habrían adoptado. Estaba creciendo. La gente busca niños pequeños que criar. No niños grandes a los cuales quitarle sus traumas. ¿Valió la pena? No estaba segura. Era más normal que llamaran a sus cuidadores para reportar una niña del orfanato en la calle sola, que encontrar el dinero que buscaba. Y luego empezó eso de cambiar de orfanatos constantemente.

A Treacherous Game || Fanfic de DuskwoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora