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1 año atrás ꒱ 

Taesan carcajeó viendo la figura pequeña vestida con el uniforme escolar de una forma desordenada y casi espantosa. La camisa blanca tenía distintos botones abiertos y mal acomodados, su corbata era un completo desastre, casi no pareciendo una. Su cabello estaba revuelto, sus zapatos con las agujetas por todos lados y apenas se estaba poniendo el abrigo.

—No conocía esta faceta de Kim Donghyun. Qué divertido.

El menor lo miró y rodó los ojos con una pequeña sonrisa avergonzada. Intentaba arreglar su cabello con las manos.

Como vivían cerca, Taesan pasaba cada día por Leehan para ir a clases. Para su mala suerte, asistían a establecimientos diferentes, pero pasaba a dejarle y luego se iba a el suyo, una cosa simple y poco cansada por lo pequeña que era la ciudad.

—Ven aquí, pareces salido de un tornado.

—Madrugué un poco anoche... es por eso, desperté algo tarde hoy —Susurró puchereando mientras seguía la orden del mayor, quién comenzaba a acomodar su camisa correctamente de forma tranquila. —Hyung, mi mami me dijo ayer si podías quedarte para la cena... Ya que los tíos volveran tarde por el trabajo.

—Mmh. No lo sé, no me dijeron nada sobre llegar tarde — Admitió Taesan.

Leehan le decía a los padres de Taesan "Tíos” en forma de cariño.

— Lo harán, así que podríamos jugar videojuegos juntos luego de cenar... — Siguió hablando, arrastrando las palabras con una mirada poco energética pero feliz. Taesan acomodó su corbata correctamente y lo miró a los ojos— Si no quieres, entonces nop. Puede ser mañana.

—Iré, no tengo problema. ¿Por qué madrugaste?

—Tengo exámen de inglés hoy.

—¿De verdad? Siempre estás estudiando un día antes, eres un desastre, hannie.

El mayor se agachó, comenzando a arreglar sin molestia las agujetas de los zapatos de Kim con algo de rapidez.

—Mmh, lo sé... Dejaré de hacerlo, solo fue porque es inicio de año y aún estoy algo perezoso.

Taesan terminó su trabajo y soltó un pequeño suspiro, tomando la mano fría de Leehan con cuidado mientras continuaba con la caminata.

— Andando.

𓂃

Perdieron la partida de una forma muy humillante, Leehan puchereaba mientras se quejaba de que los otros tenían personajes muy buenos y Taesan solo reía de cada palabra.

Indignado, Leehan tomó la botella de agua a su lado, para así beber un poco.

Taesan lo miró unos momentos y bajó su mirada al mando que Leehan ocupaba, ahora descansando en sus muslos en lo que tomaba agua.

Entonces sus risas aumentaron, llamando la atención del menor quién no entendió la razón.

—Hannie tiene muslos gorditos. —Susurró observando con ternura los dichos. El más bajo miró sus regazo y se cubrió de forma avergonzada.

—N-No mires. Están gordos porque comí demasiado en vacaciones ¡Pero usualmente no son asi! Así que no te burles...

—¿Me estoy burlando?—Preguntó sonriente. — Tus muslos gorditos son tan bonitos, hannie

—¿Eh?

—Bonitos.

Taesan comenzó a pellizcar con cierto cuidado los muslos sobre la tela con diversión mientras Leehan se quejaba entre pequeñas risas.

— Y-Ya basta. ¡Voy a bajar de peso así que ya basta!

— ¿Y por qué vas a bajar de peso? Tus muslos son bonitos así.

— No me gusta.

— Pero a mí sí.

Se quedaron mirando en silencio, como haciendo una batalla de quien lograba ofender más al otro con miradas indignadas y molestas. Claramente falsas, los dos se estaban divirtiendo bastante.

— No bajes de peso, hannie.

Taesan tocó con cariño uno de los muslos rellenitos de Leehan, por un corto tiempo. El más bajo sonrió algo avergonzado

— No lo haré, Hyung.

— Me gustan.

— ¿Estás hablando en serio, no?

— Sí, debería tocarlos más a menudo.

Leehan rodó los ojos y rió un poco mientras tomaba el mando de vuelta.

— No juegues así, Tae.

— No estoy jugando, de verdad me gustan.

Leehan arqueó una ceja y le miró en desaprobación.

— ¿Qué tiene de malo?

— Nada... Creo. Solo es raro, pero, como se trata de mi hyung favorito te doy permiso de tocarlos. A no ser de que sea para burlarte. ¡Y sin abusos!

— ¿Abusos?

— Me refiero a que no puedes tocar demasiado tiempo.

— Te lo tomas demasiado en serio.

— Claro que no, conozco a Han Dongmin a la perfección, así que, se que estarás pidiéndome todo el día permiso para poder tocarlos.

— Claro que no, eso es tonto.

Y sin embargo, no habían pasado ni 15 minutos y ya estaba rogándole a Leehan para que este le dejase seguir tocando sus tiernos muslos.

muslos | gongfourzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora