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Habían pasado algunos días desde que se habían visto con Jaehyun. Al final, no pudo quedarse en casa de Taesan ya que sus padres estarían en casa y decían tener temas pendientes que Leehan no debía escuchar.

Aquel día, él compró algunas donas para Taesan, había tenido que salir al dentista esa mañana y fue de paso por una tienda... como no veía a su Hyung hace tres días por el fin de semana y viernes, quiso pasar a su casa.

Tocó la puerta unas veces con una pequeña sonrisa, demoró un poco en ser abierta.

— Oh, Leehan.

La madre de Taesan sonrió un poco, el más bajó alzó sus cejas con sorpresa por ver a la mujer después de tanto tiempo. Seguía tan preciosa y elegante como siempre... Solo sus ojos se veían algo llorosos y su rimel algo corrido.

— Que sorpresa verte, ¿Necesitas algo?

— Tía Han, qué bueno verla —Saludó haciendo una reverencia.

— Oh, no me llames así, solo tía. —Rió un poco.

— Ah... claro —Asintió ciertamente extrañado.

—Venía a ver a Tae Hyung, ¿Él está en casa?—La mujer hizo una mueca de incomodidad y miró a sus espaldas, asintiendo un poco.

— Cariño él... No está de muy buen humor, está algo enojado.

— ¿En... serio? ¿Entonces puedo pasar? A Taesannie le gusta estar conmigo cuando está molesto —dijo sonriente, la mujer le miró algo dudosa y se rindió en intentar rechazar. Le hizo paso a Leehan.

Observó que la casa se veía algo desordenada, el olor a whisky y cigarrillo inundaron sus narices, haciéndole fruncir el ceño con disgusto. La casa era realmente un desastre, diferente a como era usualmente cuando Taesan estaba solo allí.

— Lamento esto cariño, tu tío llegó borracho ayer de beber con amigos y dejó este desastre... Ya lo arreglaré, así que sube.

Leehan asintió e hizo una última reverencia antes de ir al cuarto de su Hyung.

La puerta estaba cerrada con seguro, no pudo abrir así que golpeo.

— Hyung, soy yo, Leehanie

Entonces se abrió. Taesan le miró sin una expresión detallada, pareciendo desganado.

—Mejor ve a casa, Leehan... No estoy de humor. —Susurró arrastrando su mirada por el suelo, cerrando nuevamente la puerta con seguro. Leehan ladeó su cabeza.

— Hyung, ¿Quieres que me vaya? —Preguntó indeciso, Taesan no respondió. — Si no quiere que me vaya no me iré, además siempre te sienes mejor cuando yo estoy... —Susurró mientras se acercaba a él.

Taesan se había sentado sobre la cama con su mirada perdida en el televisor.

— No quieres que me vaya, ¿Verdad? —Insistió, el otro pasó su mirada de forma pesada por sobre su rostro y soltó un pequeño suspiro. — ¿Quieres tocar mis muslos?

— No, Hanie... está bien.

Era la primera vez que le rechazaba eso, así que se quedó estático, pensando en qué hacer... aquello le parecía extraño.

Tal vez ya no le gustaban. Después de todo, el solo le había prohibido tocarlos mientras dormían, no entendía por qué había rechazado esta vez.

— Yo... mm... traje donas.

— No tengo apetito, pero gracias.

No tenía de otra.

Si Taesan en verdad quería estar solo, no tenía de otra más que darle su espacio y esperar que estuviese listo para charlar.

muslos | gongfourzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora