Con el tiempo, y tras vivir un constantemente sube y baja de emociones, decidí olvidarlo. No me hacia bien querer a alguien que me daba atención por momentos y no le interesaba conocerme realmente. ¿Por qué digo esto? Antes de tomar está decisión intenté conocerlo, lo invité a salir, pero esas salidas nunca se hicieron. Siempre era yo quien escribía.
Al día siguiente de tomar esa decisión, le puse freno a todo eso: ya no escribí, tampoco lo invite a ningún otro lugar.
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Días después tuvimos una dilema. Estando yo en su área, dijo:
_Tú ya no me escribes _dijo haciendo puchero.
_¿Que dijiste? _cuestioné retándolo, y continúe antes de que él hablara_ el que no escribe eres tú, siempre soy yo quien lo hace.
_Mentira _negó.
_Revisa tu teléfono y dime cuántas veces iniciaste tú una conversación, ni una.
_Es que yo no escribo si no escriben _dijo al ver que perdería_ así soy yo.
_¿Así eres tú o te gusta tener a la personas tras de ti? _dije un poco molesta.
_No, Pero si quieres pensar eso, bueno.
¿En serio? ¿Por qué tiene que ser así? _pensaba al escucharlo_ justo cuando decidí olvidarlo, ahora quiere atención de mi parte, después que la rechazó todo el tiempo.
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Yo sabía que él no me quería Pero tenía la esperanza de estar equivocada. En una ocasión, después de un comentario que hizo, le pregunté:
_Dijiste que cuando te interesa alguien se lo dices, pero ¿Cuándo no estás interesado lo dices también? _Él quedó en silencio_. Eso quiero saber ¿También lo dices? _aún no respondía y se mantenía ocupado_. ¿Lo que me dijiste esa vez es verdad? Lo quiero saber.
_Ve, la verdad es que no quiero enamorarme ya que me han pagado mal, Pero aún así tomo riesgos _respondió después de tanto_ las mujeres son malas, por eso no quiero enamorarme.
_¿Las mujeres? ¿Todas las mujeres? _cuestioné indignada.
_La mayoría _respondió.
_Hay hombres que también son malos. A mí también me han pagado mal _después de eso me fui.
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Luego de un tiempo, nada cambió. Seguí en el sube y baja, a veces feliz por su atención momentánea y afligida por su evasión. Aún aferrada al cariño que sentía por él, lo buscaba, pero aún queriendo saber la verdad, volví a confrontarlo, está vez por mensaje:
_Necesito que seas claro conmigo, si no te intereso, dímelo. Ya no eres un adolescente y yo tampoco. Yo estoy clara de lo que quiero hacer con mi vida y no estoy para andar dando vueltas con jueguitos de niño. Sé claro.
_Si, tienes razón _fue lo único que respondió, sin darme respuesta alguna.
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Relato de un amor
RomanceEn un mundo donde el amor ha sido siempre una fuente de inseguridades, una joven encuentra su vida transformada por la llegada de un hombre que, inicialmente, parecía ser solo otro rostro en la multitud. A medida que descubre su verdadera naturaleza...