•Capítulo 7•

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Con el tiempo, y tras vivir un constantemente sube y baja de emociones, decidí olvidarlo. No me hacia bien querer a alguien que me daba atención por momentos y no le interesaba conocerme realmente. ¿Por qué digo esto? Antes de tomar está decisión intenté conocerlo, lo invité a salir, pero esas salidas nunca se hicieron. Siempre era yo quien escribía.

Al día siguiente de tomar esa decisión, le puse freno a todo eso: ya no escribí, tampoco lo invite a ningún otro lugar.

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Días después tuvimos una dilema. Estando yo en su área, dijo:

_Tú ya no me escribes _dijo haciendo puchero.

_¿Que dijiste? _cuestioné retándolo, y continúe antes de que él hablara_ el que no escribe eres tú, siempre soy yo quien lo hace.

_Mentira _negó.

_Revisa tu teléfono y dime cuántas veces iniciaste tú una conversación, ni una.

_Es que yo no escribo si no escriben _dijo al ver que perdería_ así soy yo.

_¿Así eres tú o te gusta tener a la personas tras de ti? _dije un poco molesta.

_No, Pero si quieres pensar eso, bueno.

¿En serio? ¿Por qué tiene que ser así?  _pensaba al escucharlo_ justo cuando decidí olvidarlo, ahora quiere atención de mi parte, después que la rechazó todo el tiempo.

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Yo sabía que él no me quería Pero tenía la esperanza de estar equivocada. En una ocasión, después de un comentario que hizo, le pregunté:

_Dijiste que cuando te interesa alguien se lo dices, pero ¿Cuándo no estás interesado lo dices también? _Él quedó en silencio_. Eso quiero saber ¿También lo dices? _aún no respondía y se mantenía ocupado_. ¿Lo que me dijiste esa vez es verdad? Lo quiero saber.

_Ve, la verdad es que no quiero enamorarme ya que me han pagado mal, Pero aún así tomo riesgos _respondió después de tanto_ las mujeres son malas, por eso no quiero enamorarme.

_¿Las mujeres? ¿Todas las mujeres? _cuestioné indignada.

_La mayoría _respondió.

_Hay hombres que también son malos. A mí también me han pagado mal _después de eso me fui.

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Luego de un tiempo, nada cambió. Seguí en el sube y baja, a veces feliz por su atención momentánea y afligida por su evasión. Aún aferrada al cariño que sentía por él, lo buscaba, pero aún queriendo saber la verdad, volví a confrontarlo, está vez por mensaje:

_Necesito que seas claro conmigo, si no te intereso, dímelo. Ya no eres un adolescente y yo tampoco. Yo estoy clara de lo que quiero hacer con mi vida y no estoy para andar dando vueltas con jueguitos de niño. Sé claro.

_Si, tienes razón _fue lo único que respondió, sin darme respuesta alguna.

Relato de un amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora