Con el paso del tiempo, sentí la necesidad de cuidarlo y estar pendiente de él. Si se sentía mal, me preocupaba; si se lastimaba, quería curarlo y protegerlo. Me contó su vida, las cosas que había pasado en su juventud, y no pude evitar empatizar con su historia. Me decía que quería mejorar, ser una mejor persona, y eso aumentó aún más mis deseos de protegerlo.
En algunas ocasiones salimos junto con amigos, y me di cuenta de que, al caminar, era algo descuidado, como si no prestara atención a su entorno. Me ponía los nervios de punta verlo así, casi como si se creyera inmortal. Me mantenía pendiente, tomándolo del brazo y alejándolo de la calle, asegurándome de que no lo atropellara un auto.
Cuando lo miraba caminar, sentía un impulso de tomar su mano, pero me contenía porque no éramos nada. Él era una persona que disfrutaba mucho de las fiestas y del alcohol, lo cual era lo contrario a mí. Esa diferencia me preocupaba, ya que sabía lo dañino que puede ser el alcoholismo. Aun así, no podía evitar querer estar cerca de él, cuidarlo y protegerlo de cualquier peligro.
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Relato de un amor
RomanceEn un mundo donde el amor ha sido siempre una fuente de inseguridades, una joven encuentra su vida transformada por la llegada de un hombre que, inicialmente, parecía ser solo otro rostro en la multitud. A medida que descubre su verdadera naturaleza...