Capítulo 17

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Jungkook observó su silueta desaparecer tras la puerta, quedando completamente descolocado. ¿Había dicho algo malo? No, sólo expresó abiertamente los sentimientos que el pintor provocaba en él. El amor que Jeon sentía por Kim era real y visible en todos los aspectos, así que la reacción del opuesto lo dejó terriblemente preocupado.

—¿Acaso él...—bajó la mirada.— ya no me ama?— se preguntó a sí mismo en un susurro.

Con un terrible nudo en la garganta se incorporó sobre sus pies y expulsó un audible suspiro. Recordó entonces una serie de comportamientos anormales que el pintor había estado demostrando. Como cuando, por la noche, ambos estaban acostados juntos a punto de dormir y el pintor se levantó sobresaltado al escuchar la vibración de su móvil. Cuando Jeon le preguntó quién era a esas horas Kim dijo que no era importante y salió directo al baño con su móvil en las manos.

También están las constantes crisis artísticas, le estaba costando trabajo fluir como antes. Se quedaba viendo un punto fijo repentinamente y tardaba en reaccionar. Cuando el pelinegro le llamaba para que reaccionara, Kim intentaba disimular con una sonrisa y volvía a lo que estaba haciendo.

—Algo no está bien.— se dijo Jungkook y sin perder más el tiempo tomó las llaves de su vehículo y, cuando estaba apunto de salir, se dio cuenta de que su novio había dejado olvidado su móvil, por lo que lo tomó y salió a buscar a Kim.

Pensó en ir a sus lugares favoritos, así que se dirigió a la heladería pingüino, pero él no estaba ahí. Después de eso fue a la tienda de animales de peluche, recordando el nuevo hobby del pintor, pues Kim se había obsesionado en comprar animales y volverlos criaturas extrañas, poniéndoles la cabeza de otro o agregando partes extras a sus afelpados cuerpos.

—Tampoco está aquí. — decepcionado. Le echó una mirada a los animales que estaban exhibidos en la entrada y no pudo evitar advertirles. —Si viene un loco llamado Kim Taehyung corran por sus vidas. —recordó como el mes pasado le había regalado un pingüino con un cuerno de rinoceronte en la espalda y cuatro brazos. Una leve sonrisa surgió en su rostro.— Eres un enigma, Kim. —murmuró apenas audible mientras salía de la tienda.

Pasó después entre calles, observando detenidamente aquellas en las que se veían gatos callejeros, pues Kim solía ir alimentando a dichos animales. Una triste sonrisa se formó en sus labios y sus ojos se aguadaron, recordando el buen corazón que poseía su novio.

—¿En donde estás, amor? —miró la hora en el reloj de su auto y se preocupó aún más. Habían pasado ya casi 3 horas, pronto caería la noche.

Como si de una señal del cielo se tratase, su bolsillo derecho vibró. Cuando saco el móvil de su bolsillo notó que era el de Taehyung y tenía varios mensajes de Jimin. Entonces lo desbloqueó deslizando el dedo por la pantalla y abrió sus mensajes.

Tae, Namjoon me dijo que llegaste hecho un desastre a la galería y te encerraste en tu estudio. ¿Estás bien?

—Dice que no quieres hablar con él, pero que tal vez está bien si voy a verte. ¿Puedo?

—Voy para allá, ¿ok?

Por el desconcierto Jeon olvidó por completo la galería, pero gracias a Jimin supo el paradero de su novio. Así que, sin perder el tiempo prendió su auto, escuchando vibrar nuevamente el teléfono de Kim. Lo miró de reojo, viendo que aparecían notificaciones de mensajes de un tal Hoseok, pero no le tomó importancia.
Se dirigió rápidamente hacia la galería y se estacionó en frente. Salió después corriendo a la última opción en la que no había buscado a su amado; directo a su estudio. 

—¡¿Hoseok volvió?! ¿Cómo se atreve ese desgraciado?— al oír estas palabras Jeon se detuvo en seco frente a la puerta del taller de Kim, escuchando atentamente. —¿No le bastó con humillarte frente a toda la escuela? Primero te rechazó y se burló de ti. Después publicó esas horribles fotos, que te obligó a tomarte. Luego de todos estos años eres un artista reconocido y pretende amenazarte sacando tu pasado a la luz. ¡Es un idiota!

Se mi lienzo y yo seré el pincel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora